Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha aportado nuevos datos para impulsar el uso de enzibióticos en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Estos agentes podrían constituir una alternativa a los antibióticos al eliminar los problemas de resistencia habituales en estos fármacos. Los enzibióticos están formados por proteínas de los bacteriófagos, una familia de virus muy presente en la naturaleza y que sólo infecta a las bacterias.
«Constituyen un prometedor campo de investigación con un amplio rango de aplicaciones que irían desde el tratamiento de la neumonía -la enfermedad infecciosa con mayor índice de mortalidad en el mundo-, hasta la lucha contra el bioterrorismo, dado que podría eliminar el microbio causante del ántrax», explica Juan Antonio Hermoso, responsable de la investigación.
El estudio del CSIC sigue trabajos anteriores sobre las propiedades como enzibióticos de las endosilinas, las proteínas de los bacteriófagos encargadas de romper la pared de las bacterias para, así, iniciar su degradación.
«Los resultados del estudio ofrecen una imagen que explica cómo la endosilina Cpl-1 se une y elimina en pocos segundos al neumococo. Este resultado puede ser clave para el futuro desarrollo de enzibióticos», afirma Hermoso, que trabaja en el Instituto de Química y Física Rocasolano, en Madrid.
El investigador destaca que los bacteriófagos son las entidades más abundantes de la Tierra y constituyen, por tanto, una amplia fuente natural de endosilinas. «La combinación de esta enorme diversidad natural con investigaciones como ésta, que amplían la información estructural de estas proteínas, perfilan un escenario muy prometedor para el diseño de enzibióticos a la carta, a medio plazo».
Resistencia a los antibióticos
Expertos internacionales en enfermedades infecciosas han alertado reiteradamente sobre la necesidad de desarrollar alternativas a los antibióticos, dado que la resistencia de las bacterias a estos tratamientos comienza a extenderse. «El problema de la resistencia afecta de forma particular a niños, ancianos y grupos con problemas de inmunodeficiencia», apunta Hermoso.
De ahí la importancia de su investigación. Y es que los enzibióticos podrían dar lugar a agentes microbianos más potentes y específicos que los antibióticos, «con la ventaja añadida de dejar intactas al resto de las bacterias del organismo, en su mayor parte beneficiosas o inocuas, y que son eliminadas indiscriminadamente por los antibióticos convencionales».