Más de 80.000 estadounidenses optaron el año pasado por la cirugía bariátrica para acabar con la obesidad, una plaga creciente en el país con más obesos del mundo. En Estados Unidos, el 32% de la población padece sobrepeso, causando más de 300.000 muertes anuales, y el problema tiene todos los números para ir en aumento cuando se analizan cifras como las que señalan que entre un 16% y un 33% de los niños y adolescentes norteamericanos son obesos, en una tendencia que ha crecido más de un 40% en los últimos 16 años.
Por eso, los norteamericanos se han lanzado en masa a buscar la solución a las mesas de los quirófanos renunciando, tras fracasar en varias ocasiones, a cualquier plan relacionado con el ejercicio físico o las dietas, no sin enfrentarse antes a las compañías aseguradoras. Este año, los gestores sanitarios esperan sobre las mesas de operaciones a 120.000 ciudadanos, según datos de la consultora Frost and Sullivan. Cifras que todavía se quedan pequeñas, ya que el 4,7% de la población, es decir, 10 millones de personas, serían perfectamente candidatas a estas operaciones quirúrgicas que en España sólo se emplean para casos de obesidad mórbida y están cubiertas por entero por la Seguridad Social.
Según recogía el viernes «The New York Times», docenas de hospitales de todo el país han preparado habitaciones «extra» para acoger la demanda de una cirugía que encoge los estómagos por diversas técnicas o emplea operaciones más saludables y sin necesidad de bisturí, introduciendo balones intragástricos.
Las listas de espera en los quirófanos llegan ya a más de un año a pesar de que cada vez más cirujanos se prestan a realizar estas intervenciones, mientras que en la escasa red pública el retraso en realizar las operaciones alcanza hasta los doce años, como ocurre en California. Y con la aplicación de la cirugía, los recelos de las compañías privadas de seguros siguen aumentando ante operaciones que tienen un coste medio de 25.000 dólares y un máximo de 100.000, cifras a las que habría que sumar el coste que tiene para el paciente el mantenimiento de su peso ideal durante toda su vida.
La situación ha llegado a tal punto que los médicos critican y hablan de que las aseguradoras ponen todas las trabas del mundo para denegar la operación a sus asegurados. Además, los facultativos están haciendo presión sobre estos grandes consorcios para rebajar el índice de masa corporal sobre la que sería recomendable la cirugía, siempre que se hayan detectado enfermedades vinculadas a la obesidad tales como la diabetes, asma o hipertensión, y siempre que los pacientes hayan fracasado con otras terapias. Este hecho podría llegar a triplicar el número de candidatos a las intervenciones; ya no sólo serían diez millones, sino que llegarían a treinta millones de norteamericanos, según han puesto de relieve asociaciones de médicos.
Pero no sólo obesos, médicos y aseguradoras están preocupados. La lucha contra la obesidad es también una prioridad de la medicina del trabajo. Empresas como el gigante automovilístico Ford han cuantificado, según reconoce su director de Asistencia Médica, Vincent Kerr, que el sobrepeso de sus empleados supone, anualmente, la astronómica cifra de 12.000 millones de dólares. Pólizas de seguros más altas, una productividad más reducida derivada de diversos problemas de movilidad y absentismo laboral cada vez más acusado son los valores analizados para llegar a esa cantidad.