La natación es un deporte indicado para combatir el dolor de espalda. En general, el ejercicio en el agua, siempre que no sea demasiado brusco, contribuye a aliviar la lumbalgia. Sin embargo hay que saber nadar bien, de lo contrario puede llegar a ser contraproducente.
Los especialistas han comenzado a matizar la recomendación de piscina para las personas que sufren de dolor de espalda, según afirma el responsable de la Unidad de Espalda del Hospital Quirón de Madrid, Ignacio Álvarez García de Quesada. «Natación, sí. No podemos decir que la natación perjudica la espalda, pero si nunca has nadado, el ejercicio mal hecho puede generarte un mayor dolor», explica este experto.
El estilo crol, el más común, es junto con el de espalda los que mayores beneficios reportan. Sin embargo, hay que saber practicarlos correctamente. «Si no se sabe nadar bien -explicó el experto-, lo mejor sería acudir a un monitor para que nos enseñara la técnica o, en caso contrario, dedicarnos a hacer ejercicios suaves dentro del agua. Si se nada mal, la natación puede ser perjudicial, pero nunca es tarde para iniciar una actividad deportiva», apunta el doctor Álvarez García de Quesada.
Huir del sedentarismo
Para evitar el dolor de espalda o mitigar sus efectos, el ejercicio ha de ser de intensidad moderada y mantenido en el tiempo. Hay que huir del sedentarismo. Precisamente, uno de los factores que aumentan el riesgo de que aparezca o crezca el dolor es la inactividad física. «Hoy en día nos duele la espalda porque nos pasamos el día sentados, frente al ordenador, en el coche. Cada vez hacemos menos deporte y actividad física», destaca el médico.
Junto al ejercicio, los otros dos pilares de la prevención del dolor de espalda son el abandono del tabaco y evitar la obesidad. «También hay que tener cuidado a la hora de realizar esfuerzos. Si se va a levantar determinados pesos, no está mal utilizar algún tipo de faja para protegernos».
El dolor de espalda constituye una de las dolencias más comunes de la sociedad occidental, hasta el punto de que provoca prácticamente la mitad de las bajas laborales y afecta a cuatro de cada cinco personas a lo largo de su vida.