Los niños que sufren alergias alimentarias tienen un «alto riesgo» de desarrollar rinitis o asma en el futuro. Un alergólogo infantil del Hospital Casa de Salud de Valencia, el doctor Casas, invita a los padres a que detecten indicios de que su hijo es alérgico a que acudan a un especialista para que realice un diagnóstico preciso y adopte las medidas terapéuticas correspondientes según el tipo de patología concreta.
El asma es una enfermedad que se caracteriza por tos y pitos de forma continuada. Puede desarrollarse en diferentes edades. Durante los tres primeros años de vida, a menudo se debe a un virus, mientras que a partir de los cuatro años, el origen está en la presencia de alérgenos ambientales, como ácaros, polen, hongos y epitelios de animales, sobre todo, de perros y gatos.
Según el doctor Sanz, los niños que desarrollan trastornos alérgicos durante la infancia tienen rasgos genéticos que los sensibilizan frente a alérgenos alimentarios o ambientales. En palabras del especialista en neumología infantil, mientras que los hijos de padres no alérgicos alcanzan un 30% de probabilidades de sufrir alergia, esta cifra aumenta hasta el 40% cuando uno de los progenitores sí lo es y hasta el 60%, cuando lo son ambos padres.
Los niños con predisposición genética a convertirse en personas alérgicas, en general, la manifiestan al principio en su vertiente alimentaria, con alergias al huevo, la leche o el pescado. Con posterioridad, se pueden transformar en enfermedades respiratorias de origen ambiental, explica el doctor Sanz. Sin embargo, el especialista subraya que también existen factores ambientales que incrementan el riesgo de alergias en niños, como determinados estilos de vida, algunos factores climáticos y la contaminación.