Sólo un 20% de las mujeres occidentales se libran de los síntomas de la menopausia. La terapia hormonal sustitutiva (THS) ha permitido a miles de mujeres atravesar el climaterio sin mucho sofoco, pero los estudios que probaron el incremento del riesgo de cáncer de mama hicieron decaer el tratamiento de un 9% de pacientes en 1999-2000 a un 4% en 2003. Ante esta situación, las miradas se volvieron hacia el herbolario, en concreto a la soja.
El Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito) y la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia acaban de publicar la guía «Plantas medicinales para la menopausia». Dirigido a farmacéuticos y ginecólogos, el manual pretende servir de ayuda a los profesionales sanitarios, «ya que hasta ahora no se prescribía por desconocimiento. A los médicos les daba miedo la fitoterapia», dice la farmacóloga Teresa Ortega.
La distribución a granel y fuera de la farmacia impedía el control de dosis y fabricantes. Ahora los boticarios tienen a su disposición cápsulas y pastillas de soja y onagra, las dos principales hierbas para los síntomas de la menopausia, con un detallado prospecto de dosis, indicaciones y contraindicaciones. Su prescripción ha aumentado un 29% en el último año (se vendieron 1,7 millones de unidades en 2003 de soja y 229.000 de onagra), según datos de Infito.
Calidad de vida
Estudios recientes han avalado a la soja como sustancia indicada para tratar los síntomas leves de la menopausia. La disminución de los sofocos y la sequedad vaginal está ya probada, y los científicos estudian ahora la reducción del riesgo de accidentes cardiovasculares, el nivel de colesterol y la osteoporosis. La nueva guía reconoce que los efectos no son tan eficaces como la THS pero subrayan la ausencia de efectos secundarios, lo que posibilita su uso durante más tiempo. Este trabajo subraya la idoneidad del tratamiento natural en casos de síntomas leves.
José Luis Dueñas, jefe de Ginecología del Hospital Virgen de la Macarena, en Sevilla, considera que «la situación de la mujer de hoy es distinta. Si te llega una paciente con un cargo de responsabilidad que no puede desempeñar por culpa de sofocos muy frecuentes, pues habrá que intentar paliarlos. Para eso está la THS. Hay que tener en cuenta la calidad de vida de las personas».
Admite, no obstante, la validez de la soja para síntomas leves, pero recuerda que «así como se han hecho todo tipo de estudios y comprobaciones sobre la THS y sus riesgos, no se sabe la relación de la soja con el cáncer. No está avalado científicamente».
El argumento cultural en la defensa de la soja es la baja tasa de mujeres asiáticas, consumidoras de esta hierba durante toda su vida y en gran cantidad, que padecen los síntomas de la menopausia (del 14% al 18%). Ahora bien, su alimentación es distinta. «Y no hay que olvidar el factor genético. Por ejemplo, Japón, que consume mucha soja, tiene el índice de cáncer de ovario más alto del mundo», señala Dueñas.
Los profesionales subrayan que es una etapa fisiológica más, no una enfermedad. Socialmente ha pasado de ser un lastre a vivirse de forma natural. Sin embargo, los efectos del climaterio pueden llegar a durar diez años. Así que además de plantearse el tratamiento una vez llegado el momento, una dieta adecuada, rica en calcio, y un poco de ejercicio físico, ayudarán a sobrellevar mejor la menopausia.