Solamente uno de cada cuatro españoles acude a una revisión ocular anual, según datos extraídos del apartado ‘Salud en la UE’ del informe del Eurobarómetro elaborado por la Comisión Europea. Además, de éstos, únicamente el 8% lo hace de forma voluntaria. Y todo ello a pesar de que España cuenta con 20 millones de personas que utilizan, aunque menos de lo necesario, algún elemento compensador de la visión, sean gafas, lentes de contacto o ambos.
Imagen: Lauren «Lolly» Weinhold
En cuestiones de salud ocular, España se sitúa diez puntos por debajo de la media de la Unión Europea (UE), sólo por debajo de países recién incorporados como Bulgaria y Rumania, donde 22 de cada 100 habitantes acude a realizarse una revisión cada año. Además de la poca preocupación que se desprende de los datos del Eurobarómetro, asombra que, aparte del 8% que lo hace de forma voluntaria, un 10% se someten a una revisión ocular a iniciativa de su médico o especialista.
El restante 10% de los españoles que sí visitan la consulta del oftalmólogo lo hacen mediante programas concertados, «el tercer mayor porcentaje del ámbito comunitario, tan sólo por detrás de lituanos y eslovacos», según los autores del estudio.
Resto de la Unión
Según el informe, opuestos a los españoles se encuentran los habitantes de Luxemburgo y Bélgica, con un 58% y 46% respectivamente, que se hacen como mínimo una revisión anual de la vista. Muy de cerca siguen franceses y letones, con un 45% y un 43%. No obstante, los habitantes de Francia y Luxemburgo están considerados, según el informe en cuestión, los más concienciados de la UE, ya que el 46% y el 33% acuden de manera voluntaria a la consulta de los optometristas.
El estudio analiza el interés de los europeos por su salud visual dependiendo de su edad, sexo y grado de formación. Así, las que más preocupación demuestran por su visión son las mujeres, con un 40% frente al 37% de los hombres. Por grupos de edad, el informe pone de manifiesto que casi la mitad de los europeos que se realizan revisiones cada año son mayores de 55 años (grupo de población de riesgo de determinadas patologías que afectan a la visión). Asimismo, los que están más concienciados en la prevención son aquéllos con mayor grado de formación, con una tasa que alcanza el 43%.
Muchas ópticas
El porcentaje de españoles que, padeciendo algún tipo de problema visual, opta por utilizar elementos compensadores es muy inferior al de otros países europeos
En España, el porcentaje de habitantes que, padeciendo algún tipo de problema visual, opta por utilizar elementos compensadores es muy inferior al de otros países europeos, como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido. Los datos disponibles señalan que en el 2006, de los 20 millones de usuarios de gafas, lentes de contacto, o ambos, unos 12 millones eran miopes; casi 3 millones padecían hipermetropía y el 90% presentaban presbicia (vista cansada). Estas cifras, junto a las extraídas por el Eurobarómetro, no dejan de sorprender más aún cuando España cuenta con casi 13.000 ópticos-optometristas colegiados y unas 9.000 ópticas, con lo que se sitúa como el país europeo con más ópticas por habitante.
Otra de las preocupaciones de los especialistas es que más del 31% de gafas de sol que se venden en España es a través de tiendas no autorizadas y sin normas de calidad, tales como ‘top manta’ o mercadillos. Los expertos alertan de problemas oculares que pueden producir gafas no homologadas como queratitis (inflamación de la córnea), queratoconjuntivitis (inflamación de córnea y conjuntiva) y cataratas prematuras, entre otras. Aconsejan adquirirlas en establecimientos que garanticen el cumplimiento del estándar europeo (EN 1836:1997), algo que sólo hace un 13% de los españoles.
La salud ocular con respecto al sol es tan importante como la de la piel. Pese a que de sobras son conocidas las quemaduras en la retina que se producen por mirar directamente un eclipse, no ocurre lo mismo con otros efectos perniciosos de la luz solar sobre el resto de tejidos oculares, como el cristalino y la córnea. La exposición a la luz solar afecta a los ojos por el reflejo en el agua, la arena y, sobre todo, la nieve. Esta última refleja el 88% de los rayos que inciden sobre ella. De la misma manera, la altitud varía el porcentaje de radiación: se considera que por cada 1.000 metros se absorbe un 10% más de luz ultravioleta (UV). Por este motivo, los expertos insisten en la protección ocular al practicar deportes en la nieve, sobre todo en menores de 16 años porque su cristalino aún no tiene la protección suficiente.
Las gafas de protección solar deben incorporar filtro para rayos UV, tanto para rayos UVB como los UVA, que son los más nocivos, para proteger la piel que rodea a los ojos y prevenir, además, el desarrollo precoz de cataratas. Lo deseable es usar un EPF-10 (Factor de Protección Ocular, en sus siglas inglesas), que tiene una capacidad de absorción total. La oscuridad de las lentes no informa del grado de protección que proporciona. En niños, entre gafas de factor de protección alto, es mejor escoger las menos oscuras para que no limiten excesivamente la visión. De la misma manera, la forma es esencial. Una superficie amplia, con ajuste adecuado y de forma envolvente, es la más adecuada, según explican los expertos.