Las directrices del Ministerio de Sanidad no dejan lugar a dudas: emplear mascarilla, cuando no se puede mantener la distancia social de dos metros, es obligatorio, aunque “en ningún caso, su uso sustituya al seguimiento estricto de otras medidas de protección e higiene recomendadas para la prevención de la infección”. De todos los modelos disponibles en el mercado, la mascarilla higiénica o de barrera resulta la opción más adecuada para la población general sana por su buena capacidad de filtración, su comodidad, así como por su posibilidad de reutilización. Eso hace que, poco a poco, las fabricadas con distintos tejidos y formas vayan tomando calles y redes sociales como cualquier otro complemento de moda.
“Los tiempos difíciles despiertan un deseo instintivo de autenticidad”, declaró Coco Chanel, quizá la diseñadora más revolucionaria de la Historia de la Moda. No le faltaba razón porque, en épocas de crisis, algo nos mueve a reivindicar nuestra singularidad, a ser nosotros mismos. En plena era del coronavirus, parece que la afirmación de mademoiselle Chanel cobra más sentido, en especial cuando nos vemos obligados a llevar el rostro medio cubierto por una máscara que, eso sí, nos puede salvar la vida.
Mascarillas personalizadas y reutilizables
“La moda no deja de ser un código: nos vestimos conforme a lo que somos y a lo que queremos proyectar. También a través de las mascarillas, esa protección necesaria que se ha transformado en un complemento que no pasa desapercibido”, manifiesta el estilista Juan Antonio Frías. Según el experto en tendencias, las mascarillas aprobadas por las autoridades sanitarias y que se venden en farmacias nos igualan a todos como si lleváramos un uniforme: “Muchos sentimos que no nos representan, que no reflejan cómo somos. Por eso, triunfan las reciclables de tela con filtro incorporado, que nos permiten seguir manteniendo nuestra personalidad, nuestra individualidad, a la vez que cuidan de nuestra salud”.
A la fuerza son el complemento estrella de la temporada, “porque, ya que hay que llevarlas para evitar contagios, al menos que sean bonitas”, asegura Laura del Pozo, diseñadora y creadora de la firma Peseta, que ya incluye en sus colecciones este tipo de artículo: “Ahora bien, lo más importante es que realmente nos protejan del virus y, de paso, que también sean respetuosas con el medio ambiente”.
Este último aspecto es, sin duda, uno de los que más preocupa a la población después de la crisis de la covid-19: la proliferación de productos sanitarios de un solo uso (como las mascarillas desechables) podrían convertirse en un serio problema medioambiental ya que, como otros sistemas de protección contra el coronavirus (guantes, batas impermeables, gafas o pantallas protectoras faciales), están producidas con derivados plásticos que acaban, mayoritariamente, en mares y océanos. Por suerte, cada vez más consumidores toman conciencia del daño que esto supone, tal como muestran los datos de la comunidad online Toluna aportados por IPG Mediabrands: tras la pandemia, el 39 % de los españoles dice estar más concienciado con el medio ambiente.
Elegir una mascarilla higiénica elaborada en tela que nos permita cuidar mejor el planeta, evitando residuos contaminantes y practicando un modelo de compra más sostenible, se ha convertido en responsabilidad social… y en tendencia. Con una rapidez vertiginosa, desde las firmas de lujo a las cadenas multinacionales de retail, apuestan por ofrecer los más diversos modelos de mascarillas, en tejidos muy distintos, de varias capas textiles, con estampados de plena temporada, patrones más o menos sofisticados y, en algunos casos, con acabados incluso extravagantes. Pero ¿son seguras?
Qué mascarillas de tela protegen del coronavirus
Elegir un material adecuado es parte del éxito de este nuevo objeto de deseo para los cazatendencias de moda. Recordemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha avisado de que no existe evidencia científica que demuestre que las mascarillas realizadas con tejidos sintéticos sean más efectivas que las de tejidos naturales como el algodón. “Hay que tener en cuenta que, tanto las quirúrgicas como las filtrantes, son de materiales sintéticos que, muchas veces, producen alergias. Resulta mucho más agradable llevar una mascarilla reciclable de tejido natural, más suave y que te permite respirar; eso sí, siempre que sea eficaz incorporándole un filtro homologado”, puntualiza la diseñadora Laura del Pozo quien, en sus modelos, prefiere emplear algodón a materiales como el famoso TNT (tejido no tejido de polipropileno) que, al final, también es un derivado del petróleo.
Imagen: Wildreamers
La conservación de estas mascarillas higiénicas de tela es sencilla: se recomienda lavarlas en la lavadora a 60 ºC, con el detergente habitual o en una solución de agua con un poco de lejía. Y siempre se pueden desinfectar entre lavado y lavado aplicándoles vapor con la plancha o con alcohol pulverizado.
¿Cuántas veces podemos reutilizar una mascarilla de tela?
La duración de una mascarilla de tejido natural es similar a la de cualquier prenda que tengamos en el armario aunque, lógicamente, la tela puede ir perdiendo su eficacia con los lavados: tras su desinfección, hay que comprobar que no se ha deformado ni ha perdido fibra que reduzca su capacidad de filtrar. Por eso, los expertos no se cansan de recomendar que se use siempre con ellas un filtro desechable. Para solucionar cualquier duda al adquirir una mascarilla higiénica reutilizable, no está de más echar un vistazo a la guía publicada por el Ministerio de Sanidad antes de comprarla.
Una vez que la seguridad está cubierta, llega el momento de elegir estampado y corte, algo en el que tienen mucho qué decir las tendencias en boga. La pintora Bárbara Pan de Soraluce ha encontrado en este tipo de mascarillas un espléndido soporte para expresarse como artista, tal como demuestran las que ha creado para la firma Kausi y que, de algún modo, siguen The Lipstick Effect (El Efecto del Pintalabios, en español), según el cual, en épocas de crisis económica, a contracorriente de lo que padece el mundo, se incrementa el uso de artículos sencillos que suben nuestra autoestima, como un lápiz labial rojo: “En momentos de horror, hay una necesidad de encontrar belleza en las cosas más cotidianas. En ese sentido, llevar una mascarilla diferente y personal transforma algo triste, como esta pandemia, en algo más ilusionante, que no nos recuerde tanto el horror vivido. ¿Que nos quita expresividad? Quizá, pero no toda. Porque, aunque la llevemos puesta, seguimos siendo los mismos. Por eso, debajo de ella también hay que sonreír”.
Para quienes prefieran utilizar mascarillas higiénicas reutilizables elaboradas por sí mismos, personalizándolas conforme a sus gustos, la Asociación Española de Normalización (UNE), en colaboración con los Ministerios de Sanidad, Industria, Comercio y Turismo, Consumo y Trabajo y Economía Social, además de entidades privadas (fabricantes textiles, laboratorios y centros tecnológicos), ha publicado una normativa para hacerlas homologables, según el modelo 00B65, e incluso aporta sencillos patrones para que su confección sea más fácil (ni siquiera se requiere máquina de coser).
Con todo, no debemos olvidar nunca las especificaciones básicas que este complemento ya imprescindible debe cumplir:
- Estar fabricadas con un material reutilizable filtrante adecuado y que permita la respiración.
- Emplear materiales que, en contacto con la piel, no ocasionen irritación o efectos adversos para la salud.
- La mascarilla debe poder aguantar, al menos, cinco ciclos de lavado a 60 ºC, temperatura suficiente para eliminar el virus.
- Cubrir completamente nariz y boca.
- Garantizar un ajuste adecuado con la cara.