No todas las personas responden igual ante un mismo medicamento. Lo vemos con las vacunas. Pero hay un 25 % de los fármacos que tomamos habitualmente que pueden afectar a la conducción de distintas maneras. Desde hace 10 años estas medicinas consideradas peligrosas al volante llevan en el envase un triángulo de advertencia para que el paciente conozca los riesgos que implica su consumo. Pero muchos conductores desconocen este pictograma, no leen el prospecto, no reciben la información adecuada o hacen caso omiso de estos avisos. Y esto tiene sus consecuencias, en ocasiones fatídicas. En las siguientes líneas explicamos cuáles son los efectos en la conducción que tiene tomar medicamentos y en concreto los psicofármacos, cuyo consumo ha aumentado en la pandemia. También recordamos algunos consejos relativos al consumo de medicamentos y la conducción.
Efectos de los medicamentos al conducir
En nuestros desplazamientos por carretera los medicamentos son un compañero más de viaje, como apuntan los datos recogidos por la Dirección General de Tráfico. El 30 % de los conductores españoles se encuentra en tratamiento farmacológico y, de ellos, más del 60 % toma dos o más de forma simultánea. Además, la automedicación es practicada por el 30 % de la población. Y esto tiene su peligro. De hecho, el 5 % de los accidentes de tráfico está generado por el consumo de medicamentos, es decir casi 50.000 siniestros con víctimas.
Y es que si bien los fármacos controlan las patologías y mejoran la aptitud ante la conducción (evitan vómitos, por ejemplo), tal y como explican en el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, pueden perjudicar a la conducción porque:
- su efecto terapéutico esté contraindicado (por ejemplo, los antidiabéticos pueden producir hipoglucemia).
- produzcan un efecto adverso que afecte a la capacidad de conducir (por ejemplo, los antidepresivos suelen provocar somnolencia).
➡️ Los medicamentos que tienen un mayor efecto en la conducción son los siguientes:
- Los que actúan sobre el sistema nervioso central, como los antidepresivos, los ansiolíticos o los hipnóticos.
- Antihistamínicos de primera generación para tratar las alergias.
- Relajantes musculares.
- Algunos colirios.
- Numerosos antineoplásicos e inmunomoduladores.
➡️ ¿Y cuáles son esos efectos? Pueden repercutir en la conducción de diversas maneras:
- Somnolencia: el 20 % de los accidentes de circulación ocurren porque los conductores se duermen al volante.
- Reducción de los reflejos y aumento del tiempo de reacción.
- Alteración de la percepción de las distancias.
- Alteraciones oftalmológicas (visión borrosa) o de la audición.
- Estados de confusión y aturdimiento.
- Hiperactividad e hiperreactividad.
- Alteraciones musculares de carácter agudo (espasmos, calambres, etc.)
Un pictograma para identificar estos medicamentos
Imagen: AEMPS
Muchos de los medicamentos más vendidos interfieren en la seguridad vial. En el 25 % de los fármacos, un pictograma lo alerta en su etiquetado. Consiste en un triángulo equilátero rojo con el vértice hacia arriba y un coche negro en el interior sobre fondo blanco, muy similar a una señal de tráfico, con la leyenda ‘Conducción: ver prospecto’. ¿Su función? Llamar la atención del usuario para que lea en el prospecto del medicamento el apartado ‘Conducción y uso de máquinas’, donde se indican las precauciones que deben tener quienes conducen o manejan maquinaria peligrosa. Aun así, casi la mitad de los automovilistas españoles (46 %) ignora el significado de este pictograma, según se destaca en el estudio ‘Medicación y conducción: un cocktail mortal. Consumo de medicamentos entre los conductores españoles (2010-2019)’, realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con FESVIAL (Fundación Española para la Seguridad Vial).
Sin embargo, otros fármacos no llevan esta señal y hasta los hay que no lo mencionan con claridad en su prospecto (a veces advierten que producen mareos, parestesia, insomnio, etc.), como se detalla en el documento de consenso ‘Fármacos y Conducción’ (elaborado por Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, la Sociedad Española de Medicina de Tráfico y la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria). En estos casos pueden tener poca influencia, pero, en combinación con otros fármacos, puede llegar a ser moderada.
Por eso, conviene tener en cuenta qué producen estos otros medicamentos muy comunes:
- Antigripales y anticatarrales: somnolencia.
- Analgésicos: somnolencia, disminución de la capacidad de concentración, mareo, euforia o vértigo.
Psicofármacos: los medicamentos más peligrosos para la conducción
Pero los medicamentos que de manera especial afectan a la conducción, y sobre los que crece la preocupación, son los psicofármacos. De hecho, están detrás del 13,4 % de las muertes en accidentes de tráfico de 2020, cuando un año antes lo era en un 12 %, según el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF). Y este año podrían ser más, pues el 11 % de los españoles reconoce tomar más de estas medicinas a raíz de la pandemia. Y no sería de extrañar. En los últimos tres años, el número de conductores fallecidos que dieron positivo en estas sustancias aumentó un 40 %. “Hay que estar alerta, porque la presencia de psicofármacos en los accidentes mortales es un fenómeno al alza”, destacó Mar Garre, directora general de la Fundación Línea Directa, en la presentación del estudio.
Imagen: Danilo Alvesd
¿Y qué medicamentos son esos? Los psicofármacos más consumidos por los conductores fallecidos el año pasado fueron antidepresivos y benzodiacepinas (ansiolíticos). Pero hay más medicamentos peligrosos para la conducción. Estos son sus efectos:
- Ansiolíticos: somnolencia, disminución de la atención y disminución de la capacidad de reacción.
- Antidepresivos: nerviosismo, ansiedad, somnolencia, alteración de la coordinación, visión borrosa, fatiga, hipotensión.
- Hipnóticos, como los que tratan la ansiedad: somnolencia, disminución de la atención y disminución de la capacidad de reacción.
- Antiepilépticos: somnolencia, mareos, visión borrosa, fatiga, sensación de debilidad.
- Relajantes musculares: fatiga, mareos, somnolencia y disminución del tono muscular.
- Antipsicóticos: somnolencia, mareo, agitación, calambres, cansancio, hipotensión.
- Antiparkinsonianos: somnolencia, episodios repentinos de sueño, espasmos, visión borrosa, confusión.
- Antimigrañosos: somnolencia, mareos,
- Anestésicos: alteraciones de la visión, disminución de reflejos, automatismo muscular y somnolencia.
Consejos si tomas medicación y debes conducir
“No debemos alarmarnos: los medicamentos por sí mismos no son los culpables de los accidentes, sino el comportamiento de los conductores, por lo que debemos ser responsables en su consumo”, comenta Mar Agarre. ¿Cómo? Debemos:
- Consumir fármacos solo con prescripción médica. No hay que automedicarse.
- Respetar las dosis, el horario indicado por el profesional sanitario y las contraindicaciones. Precaución con la administración conjunta de varios medicamentos.
- Leer en el prospecto los efectos secundarios y adversos del medicamento y el apartado correspondiente a conducción y uso de máquinas. ¡Cuidado! Algunos medicamentos incluyen alcohol en su composición.
- Consultar cualquier duda con el médico o el farmacéutico si vamos a conducir. Y es que, como explican los expertos en farmacia, “cada situación debe ser valorada individualmente, ya que un mismo medicamento podría no afectar a una persona y sí hacerlo de forma significativa a otra, o un mismo medicamento podría influir de forma diversa a la misma persona, en momentos diferentes”.
Estos dos últimos puntos son importantes. Según estudios recientes, recibir información sobre los efectos de un determinado medicamento en la conducción reduce un 45 % la tasa anual de accidentes por cada 1.000 pacientes.
Y, al parecer, como se recoge en el informe citado, tres de cada cuatro conductores desconocen las consecuencias que pueden producir los medicamentos que consumen. ¿Sus excusas? No me lo ha dicho el médico (a dos de cada tres), ni el farmacéutico (tres de cada cuatro). Pero también ocurre que más del 40 % de los automovilistas confiesan que tampoco preguntan a su médico sobre los efectos de su tratamiento farmacológico y más del 50 % no siempre lee el prospecto para informarse de esta cuestión. Esta realidad “explica” conductas tan irresponsables como conducir tras mezclar alcohol y medicamentos (4,5 millones de automovilistas comentan haberlo hecho), tras combinar fármacos con drogas (2 millones) o seguir conduciendo cuando sienten los efectos de la medicación que consumen (1,1 millón).
Para evitar todas estas situaciones tan peligrosas, no solo hay que informarse bien antes de conducir. También si te notas somnoliento, mareado, lento reflejos y/o detectas anomalías en la visión o el oído, no dejes de tomarlo, y no conductas hasta consultar con tu farmacéutico. Y como detalla el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra en su campaña ‘No dejes que los medicamentos lleven el volante’, no conduzcas si:
- Tienes dificultad para concentrarte o permanecer alerta. Sientes extrañeza o te sobresaltas ante acontecimientos.
- Te es difícil recordar cómo has alcanzado tu destino.
- Tienes problemas para mantener una trayectoria recta.
- Invades con frecuencia el lado contrario de la calzada o tiendes a conducir por el centro de la carretera.
La normativa no impide conducir después de haberse medicado, pero un automovilista puede ser sancionado por culpa de un fármaco si, en caso de accidente o conducción temeraria, se le detecta presencia de medicamentos. No hay test reactivos a los fármacos, pero se suele detectar con un análisis de sangre; en ese caso, el conductor deberá justificar la prescripción médica. Si no lo hace, la sanción administrativa puede llegar a los 1.000 euros, además de la pérdida de 6 puntos del carnet. Solo en los casos extremos, hay una sanción penal.