El teléfono móvil se ha convertido para medio centenar de diabéticos españoles insulinodependientes en un «fiel amigo» para la monitorización frecuente de su glucemia (nivel de glucosa en sangre) y, por tanto, para un control continuo y eficaz de su enfermedad. El objetivo fundamental, además de la detección rápida de posibles emergencias, es vigilar la tendencia evolutiva de la diabetes en cada paciente, con vistas a prevenir sus eventuales complicaciones cardíacas, renales, visuales y neurológicas.
«Cuanto más tiempo se mantenga el nivel de glucosa en valores normales, menor será el riesgo de complicaciones», recalca Alberto Val, director general de Carpe Diem, compañía pionera en el desarrollo de un sistema de telemedicina para diabéticos apoyado en el móvil y respaldado por otras nuevas tecnologías como Internet. La vigilancia continua del azúcar en sangre para controlar la progresión de las posibles complicaciones puede ser, remacha, un auténtico «seguro de vida para una vejez en buenas condiciones».
Ajustar la terapia
Una de las grandes preocupaciones médicas en el abordaje de la diabetes de tipo 1 ó insulinodependiente (la padecen 600.000 españoles) es precisamente la de tener un retrato lo más frecuente posible de la glucosa sanguínea de sus pacientes, al objeto de adecuar cada dosis de insulina y alcanzar la máxima eficacia terapéutica. En ese sentido, y mientras avanzan las investigaciones hacia la soñada meta del «páncreas artificial», se multiplican las iniciativas para conseguir una monitorización continua de la glucemia.
El sistema «Diabecom» va en esa dirección. Entre las 50 personas que ya lo usan, el promedio habitual de mediciones con el glucómetro es de tres al día, aunque hay quien se autocontrola hasta siete de un total de doce opciones posibles.