Nunca mezcles productos de limpieza
Mezclar puede ser peligroso. ¿Un ejemplo clásico de mezcla casera nociva? Limpiar utilizando lejía junto con amoniaco. Son solo dos de los productos que nunca debes mezclar. Entre ellos destacan:
✅ Amoniaco
¿Con qué no se puede mezclar el amoniaco? En especial, con lejía. El amoniaco reacciona con hipoclorito sódico (lejía) y produce cloramina. «Y la cloramina, que es altamente tóxica, puede causar irritación, quemaduras e incluso neumonitis y muerte«, explica el doctor Sergio Fernández Martínez, coordinador de la Unidad de Gestión Ambiental y experto en Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital La Fe (Valencia).
Ambos son productos muy fuertes, y empresas especializadas en limpieza (tanto doméstica como de espacios públicos) declaran la conveniencia de «ir eliminando la lejía y el amoniaco de la limpieza doméstica».
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✅ Lejía, vinagre y otros productos
Hay otros dos productos que, al mezclarse con otros, pueden provocar reacciones y causar intoxicaciones: uno, la lejía, y el otro, el vinagre. «No se trata solo de la mezcla entre ellos —que es peligrosa por liberar gases tóxicos—, sino de unir vinagre a bicarbonato, o a agua oxigenada, o de mezclar lejía con alcohol. Son mezclas muy peligrosas», puntualizan.
Según el experto de La Fe, «resulta complicado valorar la compatibilidad entre distintos desinfectantes», pero, como norma general, no deben mezclarse productos de distinto espectro químico, «ya que la capacidad de potenciar sus efectos secundarios se multiplica».
El médico prefiere no valorar qué productos son más peligrosos que otros para mezclar, porque todos lo son, «y no debería plantearse su mezcla en ningún contexto, a no ser que un experto valore dicha mezcla por algún motivo concreto».
¿Por qué no somos conscientes de que estas mezclas resultan peligrosas? La formación en el empleo adecuado y seguro de los desinfectantes es a veces insuficiente, incluso entre los propios profesionales, «por lo que formación en el usuario habitual es aún menor», reconoce el doctor Fernández.
Además, aunque todos los desinfectantes tienen (o deberían tener) en su etiqueta la forma adecuada de uso y las precauciones básicas para su manipulación, «desgraciadamente pocas son las personas que hacen uso de esta información».
¿Qué puede pasar si mezclo productos de limpieza?
Si quieres mantener limpia y desinfectada tu casa, utiliza los productos diseñados a tal fin, sin mezclar varios.
- La adición simultánea de productos de limpieza «puede provocar que se inactiven unos a otros y no conseguir el efecto desinfectante deseado», indica Sergio Fernández. También puede suceder que se potencie su efecto, es cierto, pero para ello «ya existen preparados de desinfectantes diseñados a tal fin por profesionales».
- Mezclar productos de limpieza puede originar quemaduras en la piel, irritación en los ojos, la inhalación de gases tóxicos que deriven en problemas respiratorios, diarreas y dolor abdominal, dolores de cabeza…
Consecuencias del mal uso de los desinfectantes
Además de las mezclas, un mal uso de los productos es también peligroso. Por eso, hay que tener en cuenta una serie de pautas:
🔹 Se deben seguir las instrucciones del fabricante o distribuidor para una correcta dilución del producto.
🔹 Algunos desinfectantes deben ser diluidos en distintas concentraciones, en virtud de la capacidad desinfectante que quieras otorgarle. Hay que tener en cuenta que:
- concentraciones más bajas garantizan un mayor grado de seguridad en su manejo pero una capacidad desinfectante menor.
- concentración más alta mejora la efectividad, pero también la capacidad para desarrollar efectos perjudiciales para la salud.
🔹 Cada desinfectante tiene una serie de riesgos inherentes a su empleo.
- Por ejemplo, el contacto de la piel o las mucosas con lejía provoca lesiones cuya gravedad varía según la duración de la exposición y de la concentración». Puede producir irritación conjuntival, de la piel y del tracto respiratorio y gastrointestinal por contacto con la piel o mucosas, por ingestión o por inhalación de gas cloro.
- Otro desinfectante de uso habitual es el ácido peracético, que mal utilizado puede ulcerar tejidos e irritar piel, mucosas, ojos, tracto respiratorio y tracto gastrointestinal, «pero presenta casi nula toxicidad una vez preparada la disolución de forma precisa», asegura el experto.
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Cómo puedes reconocer que estás intoxicado
Los síntomas que puedes presentar cuando te has intoxicado pueden ser «muchos y muy variados», pero entre los más frecuentes están los siguientes:
- Dolor abdominal.
- Labios morados.
- Dolor torácico.
- Confusión.
- Tos.
- Diarrea.
- Dificultad para respirar o falta de aliento.
- Náuseas y vómitos.
- Visión doble.
- Somnolencia.
- Dolor de cabeza.
- Palpitaciones cardíacas.
- Irritabilidad.
Como señala el especialista, «la aparición de cualquier síntoma o actitud no habitual durante la manipulación y uso de un desinfectante debería hacernos sospechar una posible intoxicación». Pero también es importante saber que el 80 % de estas intoxicaciones son de carácter leve y con una simple retirada del producto se solucionan.
Cómo actuar frente a una intoxicación
¿Te has intoxicado al mezclar diferentes productos o al utilizar mal un desinfectante? Date prisa en pedir ayuda, pues uno de los factores clave en el pronóstico de las intoxicaciones es el tiempo transcurrido entre el accidente y la actuación médica. Así, como sostiene el experto, «cuanto más precoz sea nuestra intervención, mejor pronóstico tendrá el paciente».
👉 Lo primero que debemos hacer es pedir ayuda a alguien cercano y localizar el producto con el que podríamos habernos intoxicado.
👉 El siguiente paso sería contactar con un servicio médico y el Instituto Nacional de Toxicología (teléfono 91 562 04 20, disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana).
👉 Además, de forma general y para una posible intoxicación por ingestión y algunas inhalaciones, se podrían plantear las siguientes actuaciones urgentes:
- Examinar y vigilar las vías respiratorias, la respiración y el pulso de la persona. Iniciar respiración artificial y RCP, de ser necesario.
- Tratar de constatar que la persona se haya intoxicado. Puede ser difícil determinarlo. Algunas señales son aliento con olor a químicos, quemaduras alrededor de la boca, dificultad para respirar, vómitos u olores inusuales en la persona. Si es posible, identificar el tóxico.
- No provocar el vómito en la persona, a menos que así lo indique el centro de toxicología o un profesional de la salud.
- Si la persona vomita, despejar las vías respiratorias. Pero antes de limpiar la boca y la garganta, hay que envolver con un pedazo de tela los dedos de la mano.
- Mantener a la persona cómoda. Girarla sobre su lado izquierdo y permanecer allí mientras llega la ayuda médica.
- Si el tóxico ha salpicado la ropa, quitársela y lavar la piel con agua.