La microbiota y su relación con la salud pulmonar

La alteración de la microbiota o su empobrecimiento dan lugar a una mala respuesta del sistema inmune, lo que aumenta el riesgo de infección pulmonar, patologías respiratorias y exacerbaciones
Por Eva Maroto López, Fundación Lovexair 22 de diciembre de 2023
microbiota intestinal respiratoria
Imagen: julien Tromeur
Si te preguntaran qué crees que es lo más tiene el hombre en su cuerpo, casi seguro que tu respuesta sería: células. Pero no es así. En nuestro organismo, por cada 10 células humanas hay 13 bacterias. Sí, has leído bien: tenemos más bacterias que células. Y lo más curioso es que casi todas ellas son “buenas”. Solo unas 150 familias de bacterias son dañinas, frente a más de un millar que son beneficiosas para nosotros. Necesitamos que, junto a otros microorganismos, nos ayuden para mantenernos saludables. Por ello, este artículo se lo dedicamos a ellas, la microbiota y más en concreto la microbiota respiratoria.

¿Qué es la microbiota?

Cuando hablamos de microbiota nos referimos al conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, protozoos, arqueas y virus) que habitan en nuestro cuerpo estableciendo una relación de simbiosis, es decir, de beneficio mutuo.

Se trata de un microcosmos, invisible al ojo humano, al que tenemos que cuidar y cuyo principal componente son las bacterias. Estos pequeños inquilinos se encargan de:

  • Suministrar nutrientes esenciales que nuestro organismo no es capaz de producir, como los ácidos grasos de cadena corta y algunas vitaminas.
  • Fabricar componentes con acción antimicrobiana para ayudarnos a eliminar o desactivar microbios.
  • Modular la respuesta de nuestro sistema inmunológico.
  • Regular y estabilizar la integridad de la barrera intestinal.

Aunque la gran mayoría de estos microorganismos se encuentran en el intestino grueso, también están presentes en los pulmones, la piel y el aparato reproductor, entre otros. Cuando estos “bichillos” se hallan fuera de su sitio o en una cantidad mayor a lo normal, el equilibrio necesario para su buen funcionamiento (eubiosis) se rompe y aparece la disbiosis, que está presente en múltiples patologías.

La disbiosis, un problema de equilibrio

Tener una microbiota en equilibrio o eubiosis es lo recomendable para mantenernos saludables, pero con el estilo de vida que llevamos no es nada sencillo. Las comidas procesadas, el estrés, el uso de antibióticos, el sedentarismo, la falta de sueño y el no estar en contacto con la naturaleza son solo algunos de los factores que alteran su composición, dando lugar a problemas de salud.

El intestino es la región de nuestro cuerpo con mayor superficie de contacto con el exterior, por lo que necesitamos de un gran muro para protegerlo. Este muro o barrera está formado por:

  • Unos ladrillos: las células epiteliales.
  • Un cemento que las une: uniones estrechas. Estas uniones mantienen a las células unidas y  proporcionan al intestino la capacidad de dejar pasar sustancias beneficiosas, como el agua o sales minerales, de manera selectiva. A esta característica se le conoce con el nombre de permeabilidad intestinal.
  • Una capa de pintura aislante: el moco.
  • Otra capa de pintura protectora: la microbiota.
  • Un sistema eléctrico que transmita la información desde el tubo digestivo al resto de órganos: el sistema nervioso entérico.
  • Un sistema de alarma que detecta y actúa frente a intrusos: el sistema inmune (GALT).

Cuando se daña o altera el funcionamiento de cualquiera de las partes de este muro, se produce un aumento de la permeabilidad favoreciendo el paso de toxinas, microorganismos o partes de alimentos sin digerir a la sangre. Esta hiperpermeabilidad tiene como consecuencia el desarrollo de ciertas enfermedades e inflamación.

➡️ Los síntomas de la disbiosis intestinal

Los síntomas más frecuentes de este desequilibrio a nivel intestinal son:

  • Gases
  • Estreñimiento o diarrea
  • Alergias o intolerancias alimentarias
  • Infecciones vaginales y de orina de repetición
  • Alteración del humor
  • Dificultad para bajar de peso

La forma de nuestras heces nos da una pista del estado de nuestra microbiota intestinal. Cambios significativos en las mismas pueden ser un indicador de disbiosis. Lo idóneo son las heces tipo 4 de la escala de Bristol.

¿Qué ocurre a nivel pulmonar?

El sistema respiratorio cuenta con una superficie de 75 m2 expuestos directamente al ambiente. Cada vez que respiramos, y lo hacemos unas 17.000 veces al día, además del oxígeno y otros gases, ingresan en nuestro aparato respiratorio infinidad de sustancias (pólenes, caspa de animales, humo, esporas de plantas, ácaros del polvo y, como no, diferentes microorganismos como los virus y bacterias) que pueden ser potencialmente dañinas.

microbiota respiratoria polución
Imagen: Ivan Aleksic

Pero no solo estamos expuestos a la contaminación exterior, si no que en los interiores, incluyendo nuestros hogares, también hay aire contaminado debido a los productos químicos que utilizamos, el humo de las chimeneas, etc. Se calcula que al año enferman entre 7 y 10 millones de personas por el aire contaminado.

Nuestro sistema respiratorio está preparado para defendernos de estas sustancias gracias a:

  • un primer filtro, la nariz.
  • el moco que se produce en las vías respiratorias y que atrapa estas partículas.
  • las células ciliadas que se encargan de movilizar las secreciones para que no se queden retenidas.
  • las células específicas de nuestro sistema inmune.

➡️ Microbiota respiratoria

Pero muchas veces no es suficiente. Para ayudarnos en este proceso contamos con la presencia de unas 200 bacterias por centímetro cuadrado dentro del aparato respiratorio, las cuales, junto con otros microorganismos específicos, forman la microbiota respiratoria.

Su composición puede verse alterada por la toma de fármacos antiinflamatorios y de antibióticos y la exposición al humo de tabaco, alérgenos y/o contaminantes ambientales, dando lugar a un estado de disbiosis respiratoria.

Qué tiene que ver el intestino con el pulmón

El cuerpo humano es un superorganismo en el que todo está conectado. Cuando una de sus piezas se daña o deja de funcionar correctamente, el resto también se ve afectado. Y es que existen importantes vías de comunicación en nuestro cuerpo en las que el intestino se encuentra implicado, como es el caso de los ejes intestino-cerebro, intestino-piel o intestino-pulmón. Por esta razón, si hay una alteración a nivel pulmonar o cerebral, el intestino también lo sufrirá, y al contrario. La disbiosis a nivel pulmonar suele ir acompañada de disbiosis intestinal.

La alteración de la biodiversidad bacteriana a nivel intestinal o su empobrecimiento dan lugar a una mala respuesta por parte del sistema inmune, lo que aumenta el riesgo de infección pulmonar, patologías respiratorias y exacerbaciones. En ocasiones, la causa de estas exacerbaciones se debe a un aumento excesivo de bacterias en el intestino.

  • La toma de antibióticos reduce el número de especies de la microbiota intestinal, dando lugar a la aparición de enfermedades pulmonares y alergias.
  • En la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), la alteración de la microbiota se relaciona con un proceso inflamatorio, un aumento del riesgo de reagudización y de la gravedad.
  • La aparición del asma está muy relacionada con la composición de la microbiota intestinal en los primeros meses de vida de la persona.
  • En la fibrosis quística, el aumento de producción de moco típico de esta enfermedad da lugar el crecimiento de algunas especies de bacterias en relación a otras. La toma de antibióticos para combatir estas infecciones hace que se pierda biodiversidad tanto a nivel pulmonar como intestinal.

Por estos canales de comunicación, además de pasar microorganismos de unos órganos a otros, pasan ácidos grasos de cadena corta capaces de influir en la biodiversidad bacteriana, en el volumen, espesor e inflamación de la mucosa respiratoria.

Cómo cuidar nuestra microbiota

Para cuidar la microbiota es necesario:

  • disminuir el nivel de estrés.
  • mantenernos activos.
  • evitar la exposición a contaminantes y el humo del tabaco.
  • no tomar antibióticos, si no es estrictamente necesario.
  • llevar una dieta sana, evitando los alimentos ultraprocesados.

Además, se podría nutrir a la microbiota con fibras prebióticas y corregir la disbiosis con la utilización de probióticos específicos de origen humano.

Si tienes cualquier duda o consulta sobre este tema o cualquier otro relacionado con la salud pulmonar, te invitamos a que contactes con los coaches de la Fundación Lovexair escribiéndonos a cuentanos@lovexair.com

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