El sexo es natural y la satisfacción sexual es un elemento muy importante en la salud y la calidad de vida, tanto para hombres como para mujeres. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como aquel conjunto de factores somáticos, emocionales, intelectuales y sociales relativos a la sexualidad que enriquecen la calidad de vida y mejoran la integridad personal, la comunicación y el amor. Sin embargo, hoy sigue siendo un tema tabú en muchas ocasiones, lo que puede alimentar mitos y creencias a su alrededor. En este artículo se desmontan falsas creencias relacionadas con la sexualidad masculina que pueden dificultar la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja.
30 creencias sobre la sexualidad masculina
«El tamaño importa» es tal vez uno de los mitos más extendidos entre la población, pero está lejos de ser el único. Un estudio realizado por científicos de la Universidad Marmara, en Estambul (Turquía), demuestra que, en la actualidad, la sexualidad masculina está muy influenciada por un conjunto de afirmaciones sin ninguna base científica.
Para la investigación, los expertos realizaron un cuestionario a 167 varones de entre 18 y 67 años sobre sus creencias sexuales. En el formulario se les preguntaba acerca de 30 leyendas sobre la sexualidad masculina, además de sobre información relevante como edad, estado civil, nivel de estudios, empleo, lugar de nacimiento y primera relación sexual.
La sexualidad masculina va más allá de una simple erección, y hay multitud de factores como el estrés o la vida sentimental que pueden afectar al deseo sexual
La creencia más extendida entre los participantes del estudio fue que «ellos deben saber cómo satisfacer a una mujer» (77%), seguido de cerca por la que reza que «los hombres siempre quieren sexo» y siempre están dispuestos a tener relaciones (73%). Otros mitos fueron que «el coito es el principal objetivo de un encuentro sexual» (70%) o que «la erección es siempre un signo de excitación sexual» (65%). Más de la mitad de los encuestados afirmó que «la clave de un buen coito es un pene de gran tamaño» y que «cuanto mayor es el tamaño, más excitadas se muestran las mujeres».
También la mayoría consideró que una relación sexual «solo es buena si ambos miembros de la pareja llegan al orgasmo«, y que «cuando los componentes de la pareja se aman, saben cómo proporcionar placer en el otro». Por último, de forma sorprendente, un 55% de los encuestados señaló que «las mujeres son las responsables de la disfunción sexual« en el hombre, de modo que ni el tratamiento ni la ayuda médica son efectivos para combatirla. Por otro lado, los mensajes menos populares fueron que «el hombre o la mujer no pueden negarse a tener relaciones sexuales» y que «el sexo oral es sucio».
Como curiosidad, casi un 70% de los participantes confesó que la información en la que se basaban para responder las preguntas provenía de consejos y conversaciones con amigos, seguida de un 16% de participantes cuya principal fuente de información fue el material erótico pornográfico. Solo un 13% afirmó que se apoyaba en material didáctico de revistas y televisión, y apenas un 2% obtuvo sus conocimientos sexuales a partir de sus padres.
Falsos mitos sexuales en el hombre
Hay numerosas opiniones sin base científica que pueden condicionar la vida sexual. Una de las ideas más difundidas es que el tamaño del pene influye en el placer de la mujer, siendo este mayor cuanto más grande es el miembro masculino. Sin embargo, está demostrado que las partes más sensibles de la mujer son también las más externas, entre las cuales destacan el clítoris y la entrada al conducto vaginal, por lo que un pene más grande no implica una mayor estimulación de esta zona.
Otra afirmación errónea muy extendida es que el hombre siempre está dispuesto al sexo. La sexualidad masculina va más allá de una simple erección, y hay multitud de factores, como el estrés o la vida sentimental, que pueden afectar al deseo sexual.
Otra falsa idea es que el alcohol es un estimulante sexual, y si bien puede provocar una desinhibición y facilitar el encuentro entre dos personas, también es un potente vasodilatador y un inhibidor del sistema nervioso central, por lo que su consumo puede dificultar la erección, la coordinación y los reflejos, además de dificultar la ejecución del coito.
Tradicionalmente ha habido numerosas leyendas alrededor de la masturbación. Se ha dicho que provoca disfunción eréctil, acné, ceguera, sordera, locura… No obstante, hace algunos años que los sexólogos lo han desmentido y han comprobado, además, que es una herramienta útil para la exploración sexual y la satisfacción personal.
También preocupa a muchos varones que la vasectomía les reduzca el apetito sexual; sin embargo, tan solo es una simple intervención quirúrgica que impide la salida de los espermatozoides durante el acto sexual, y no tiene ninguna influencia sobre el deseo.
Por último, el punto G masculino es otro de los temas tabús. En los últimos años se ha descubierto y demostrado que el hombre tiene un punto G, de sensibilidad extrema, y que de ser estimulado, puede desencadenar orgasmos. Se trata, sin ir más lejos, de la próstata, una pequeña glándula del sistema reproductor en forma de nuez que participa en la producción del esperma.