¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por una pérdida de masa y resistencia ósea, lo que hace que los huesos sean más porosos, delgados y frágiles. Así que son más propensos a fracturarse por traumatismos o carga. Las fracturas osteoporóticas más comunes afectan al antebrazo, la cadera y las vértebras, y, en conjunto, suponen el 50 % del total.
Desde la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) advierten que la carga de las fracturas por fragilidad ósea en Europa supera a muchas otras enfermedades crónicas, por detrás de la cardiopatía isquémica, la demencia y el cáncer de pulmón. En la Unión Europea (UE) se registran cada año 1.194.000 fracturas osteoporóticas en hombres y 2.298.000 en mujeres. En España, cada año se producen más de 285.000 nuevas fracturas por fragilidad, lo que equivale a aproximadamente 33 fracturas por hora.
Síntomas de la osteoporosis
Normalmente, la osteoporosis no causa síntomas en sus primeras etapas. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza y debilita los huesos, puede manifestarse con un dolor intenso en la espalda, lo que lleva a tener una postura encorvada y puede provocar deformidades, especialmente por el aplastamiento de las vértebras lumbares. Con el tiempo el dolor tiene a agudizarse y volverse persistente debido a microfracturas vertebrales.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Cualquier persona puede desarrollar osteoporosis, pero es una patología más común en mujeres adultas mayores. Está ligada a la fragilidad y al proceso de envejecimiento. Tiene una tasa de prevalencia en la población general en España del 22,5 % en las mujeres y del 6,8 % en los hombres mayores de 50 años, tal y como afirman desde la SEMI.
“Una de las formas en las que afecta a la mujer después de la menopausia es la conocida como postmenopáusica. En el varón suele ser idiopática o secundaria a un amplio número de enfermedades, producidas por fármacos o secundarias a enfermedades como los accidentes cerebrovasculares o las paraplejias o tetraplejias”, indica Rosa Arboiro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la SEMI.
Algunos factores pueden aumentar la probabilidad de osteoporosis son:
- Sexo: las mujeres tienen un riesgo mucho mayor que los hombres.
- Edad: a medida que envejecemos aumenta el riesgo.
- Tamaño corporal: las personas con estructuras corporales más pequeñas pueden tener menos masa ósea a medida que envejecen.
- Raza: el riesgo es mayor en personas de ascendencia blanca o asiática.
- Antecedentes de fracturas: haber sufrido fracturas previas por fragilidad.
- Antecedentes familiares: especialmente, si los progenitores han sufrido fractura de cadera por osteoporosis.
- Estilo de vida: fumar, consumir alcohol y llevar una vida sedentaria.
- Enfermedades previas: endocrinológicas —como hipertiroidismo, hipogonadismo o diabetes mellitus—, enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y deficiencia de vitamina D o calcio.
- Tratamientos médicos, como los glucocorticoides.
¿Cómo se diagnostica la osteoporosis?
La densitometría ósea (DXA) es la prueba estándar para diagnosticar la osteoporosis y evaluar la densidad mineral ósea (DMO). Esta prueba indolora y no invasiva mide la cantidad de calcio y otros minerales en los huesos. Sin embargo, la DXA no ofrece información sobre la microarquitectura del hueso.
Para abordar esta limitación, se han desarrollado técnicas más avanzadas como el Trabecular Bone Score (TBS) y la 3D-DXA. Ambas aplican programas informáticos a los resultados de la densitometría ósea con el fin de obtener datos sobre la calidad y microestructura ósea. El TBS analiza la microestructura del hueso trabecular, la red esponjosa interna del hueso, mientras que la 3D-DXA genera una imagen tridimensional del hueso, lo que permite evaluar su geometría y arquitectura.
Consecuencias de la osteoporosis
La consecuencia directa de la osteoporosis, según explica la doctora Arboiro, “es el aumento del riesgo de fracturas y el incremento de la incidencia de las fracturas por fragilidad”. Estas patologías son la cuarta enfermedad crónica con mayor impacto: tras una fractura por fragilidad en pacientes con osteoporosis, la mortalidad es casi del 15 % al año; si se suman otras complicaciones a raíz de esa fractura, como tromboembolismos, el porcentaje se sitúa en alrededor del 20 %.
En España, el 22 % de las fracturas causadas por osteoporosis son de cadera, según informa la SEMI. La mayoría de estas fracturas (70 %) ocurren en mujeres y más del 40 % afecta a personas de 85 años o más. A pesar de los avances en cirugía y cuidados postoperatorios, la mortalidad en el primer año después de una fractura de cadera sigue siendo alta: alcanza el 20 %. Además, al cabo de este tiempo, el 4 % de los pacientes aún no pueden caminar por sí mismos y el 80 % experimenta limitaciones funcionales que afectan sus actividades diarias básicas.
¿Qué tratamientos hay para la osteoporosis?
El mejor tratamiento para la osteoporosis es la prevención. Para ello, es importante tomar medidas para fortalecer los huesos y reducir el riesgo de fracturas. Las rutinas que se deben seguir incluyen:
- Ejercicios para fortalecer los huesos y mejorar la flexibilidad.
- Cambios en el estilo de vida: evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol.
- Seguir una dieta saludable, rica en calcio y vitamina D.
- Mantener un peso adecuado, ya que los kilos de más pueden aumentar el riesgo de fracturas.
➡️ Medicamentos
En ciertos casos puede ser necesario recurrir a medicamentos específicos para fortalecer los huesos, como la teriparatida y la abaloparatida, siempre bajo supervisión médica. La teriparatida es una hormona sintética que estimula la formación de nuevo tejido óseo, mientras que la abaloparatida es un análogo del receptor de la hormona paratiroidea (PTH) que ayuda a prevenir la pérdida ósea y promueve la formación de hueso nuevo.
Según indican desde la SEMI, la abaloparatida, disponible en EE. UU. y otros países desde hace algunos años, llegará dentro de poco a España. La doctora María Jesús Moro, secretaria del Grupo de Trabajo de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (GTOMM) de la SEMI, señala que este tratamiento podría ser especialmente beneficioso “para mujeres postmenopáusicas con muy alto riesgo de fractura especialmente vertebral, pero posiblemente, dado su efecto sobre hueso cortical, también en pacientes con fractura de cadera”.