Los hijos cuyos progenitores padecen una enfermedad mental pueden sufrir una infancia marcada por problemas emocionales. Por este motivo, es muy importante que la familia del afectado reciba la atención sanitaria necesaria, sobre todo cuando hay niños, ya que tienen mayor riesgo de desarrollar algún tipo de problema psicológico en su vida adulta. En este artículo se describe cuál es la situación de las enfermedades mentales y cómo algunas investigaciones señalan el embarazo como un periodo de riesgo de sufrir algún problema psicológico. Además, se explica qué factores ayudan a mitigar los posibles efectos negativos de crecer con padres y madres que sufren una enfermedad mental.
Situación de las enfermedades mentales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define enfermedad mental como conjunto de síntomas y conductas clínicamente reconocibles, asociado en la mayoría de los casos con el malestar y con la interferencia en el funcionamiento personal. Hay distintas patologías psiquiátricas, así como distintos niveles de gravedad. La depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el obsesivo-compulsivo, los trastornos de la personalidad… son diferentes dolencias que tienen en común que dificultan en mayor o menor medida la vida de las personas que las sufren y también las de sus descendientes.
Los datos que barajan las distintas sociedades científicas en nuestro país apuntan que la esquizofrenia afecta a unas 400.000 personas y que el trastorno bipolar podría alcanzar el millón de afectados. La investigación «La depresión en atención primaria: prevalencia, diagnóstico y tratamiento», liderada por el Dr. Antonio Cano Vindel, revela que, en la población general, la depresión registra una prevalencia general del 4,4% (más de dos millones de personas). Sin embargo, entre las personas que acuden a su centro de salud de Atención Primaria, la prevalencia de los trastornos depresivos es del 13,4%. Según la OMS, la depresión será en 2020 la principal causa de falta de asistencia al trabajo en las naciones desarrolladas y la segunda enfermedad más frecuente en todo el mundo.
Enfermedad mental en embarazadas
El 20% de las embarazadas sufre algún problema psicológico que puede perjudicar el vínculo entre madre e hijo
Debido al elevado número de personas que sufren una enfermedad mental a lo largo de su vida y que, además, tienen hijos, muchos centros de salud cuentan con programas de psiquiatría perinatal. Estos servicios están especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos asociados a la maternidad. Una persona que padece una depresión grave o esquizofrenia, por ejemplo, puede tener serias dificultades para proporcionar el marco necesario de seguridad, atención y afectividad para que un niño se desarrolle psicológicamente de forma adecuada.
Durante mucho tiempo, se ha creído que el embarazo garantizaba una época de bienestar para las futuras madres. Pero numerosas investigaciones muestran que no ejerce un factor protector en la salud psíquica de las mujeres, ya que el 20% de las gestantes sufre algún problema psicológico. Los más frecuentes son los trastornos depresivos o de ansiedad, que pueden perjudicar el vínculo materno-filial, fundamental durante los primeros meses de vida para el futuro de su hijo, como señalan la mayoría de los expertos.
Cómo ayudar a los hijos de afectados por una enfermedad mental
Según el Real Colegio de Psiquiatras (Reino Unido), los siguientes factores pueden ayudar a mitigar los posibles efectos negativos de crecer con unos progenitores que sufren una enfermedad mental:
- Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
- Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad.
- Que el otro progenitor y los maestros sean conscientes del estrés que puede padecer un niño con un padre enfermo.
- Reconocer que una conducta difícil de un menor puede ser una petición de ayuda.
- Ofrecer apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del pequeño.
- Tener apoyo de los servicios sociales ante problemas que pueden dañar la salud del niño o su desarrollo.
- Cuando un crío o un adolescente tiene problemas de conducta que interfieren en su vida diaria, puede que necesite la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si precisa, al centro de salud mental infanto-juvenil de la zona.
- Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional especializado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.
Según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con Fundación Manantial, y llevado a cabo con 206 menores de 60 personas atendidas en la Red de Atención Social a Personas con Enfermedad Mental de la Comunidad de Madrid, el 65% de las que padecen un trastorno mental tuvo hijos después de que comenzaran sus problemas psicológicos. Los resultados señalan que el perfil de quien sufre una patología mental y tiene niños es una mujer entre 41 y 50 años, con dos hijos cuya edad media es de diez años, ingresos que provienen de una pensión no contributiva y una minusvalía del 65% debida a una esquizofrenia o un trastorno de la personalidad.
Algunos de los datos que más llaman la atención del estudio es que el 43% de los pequeños no sabe que sus padres sufren una enfermedad mental y casi un 70% de los adultos no habla con ellos de sus problemas psicológicos. Además, la mitad de los niños no vive con sus padres y, cuando es la madre la afectada, solo uno de cada diez hijos vive con ellas.
Para intentar prevenir que los niños sufran déficits psicológicos que puedan comprometer su desarrollo, la Fundación Manantial y Obra Social Caja Madrid han puesto en marcha el proyecto “La Casa Verde”, un programa de apoyo, prevención y seguimiento para niños entre cero y cinco años hijos de personas que sufren una dolencia psiquiátrica.