Pérdida de peso involuntaria en personas mayores, niños y niñas: qué hacer

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A partir de los 70 años, la pérdida de peso puede atribuirse a un proceso natural de envejecimiento, ya que se calcula que en torno a esa edad comienza a perderse entre 0,1 kg a 0,2 kg de peso por año. Normalmente ocurre porque:

• se reduce el apetito.
• el cuerpo necesita más energía para realizar sus funciones básicas, como conservar la temperatura corporal.
• se reduce la masa muscular.
• hay ciertos medicamentos que hacen que se pierda el gusto.
• la pérdida de cognitividad, sin necesidad de ser demencia, hace que disminuya el interés por la cocina o los nutrientes que son necesarios.

Estas circunstancias normales, y que llevan a adelgazar de forma lenta a lo largo de la tercera edad, no tienen nada que ver otras que sí que pueden repercutir gravemente en la salud, como es la pérdida rápida e inexplicable de peso. Si esto ocurre, hay que sospechar de una infección prolongada, el uso de ciertos medicamentos u otras enfermedades graves.

“Las causas de esta pérdida de kilos involuntaria en la tercera edad pueden ser muy variadas, por ello es necesario hacerles un seguimiento e ir documentando el peso y cómo va variando. Realizar un historial sobre cambios en el apetito, la dificultad en la masticación o deglución que puedan tener, sus hábitos alimentarios e ingestas diarias”, explica Luisa Adán, especialista en aparato digestivo del Hospital Infanta Leonor de Madrid.

Además, hay ciertas rutinas y hábitos que pueden ayudar, sobre todo a las personas mayores, a recuperar o prevenir la pérdida de peso involuntaria:

• Intentar que no coma solo, que disfrute la comida y sin prisas. El aislamiento de los mayores está también entre las causas de la pérdida de peso en esas edades.
• Realizar pequeñas comidas, pero muy nutritivas, a lo largo del día e intentar tomar los alimentos preferidos y con más calorías y nutrientes en las horas en las que hay más apetito.
• Si se toman suplementos nutricionales, tomarlos lejos del horario de las comidas, como una ingesta extra.

“Con respecto a los menores, más que hablar de pérdida de peso, habría que referirse a un incremento insuficiente del peso que correspondería por edad. En la mayoría de los niños y niñas en edad preescolar o escolar, es consecuencia de una ingesta dietética inadecuada de nutrientes en relación con las necesidades de metabolismo y crecimiento”, aclara Luisa Adán.

En un número reducido de casos, esta deficiencia en el peso puede ser un síntoma de una enfermedad subyacente, tanto física como psicológica o una combinación de ambas. “Cuando esto ocurre debemos tener en cuenta que una pérdida de un kilo en un niño de 10 kilos sería el equivalente a ocho kilos en un adulto de 80 kilos. Tanto los ancianos como los niños pesan menos y, por tanto, menores pérdidas de peso en ellos pueden ser igual de importantes”, explica Ángel Nieto, médico internista del Hospital Clínico San Carlos (Madrid).

La pérdida de peso es un síntoma bastante común de la diabetes tipo 1 que está causado por la incapacidad que tiene el organismo para utilizar o crear insulina. Este compuesto ayuda al organismo a convertir los alimentos en energía, pero cuando una persona con diabetes es incapaz de producir insulina suficiente, sus células no obtienen la glucosa que necesitan y, por lo tanto, pasan a quemar la grasa almacenada como combustible.

Esto provoca una pérdida de peso inexplicable para todas aquellas personas que no han nacido con la enfermedad o que todavía no han sido diagnosticadas. Hasta que no llega el diagnóstico, este síntoma es algo ajeno a ellas y no pueden controlar, de ahí que se asusten al comprobar su involuntaria pérdida de kilos.