Los mensajes de los expertos en medicina preventiva para viajeros internacionales son claros, pero muchos parecen no tomar nota. Al incumplimiento de las pautas de vacunación cabe añadir una baja percepción del riesgo , que en sí misma entraña un auténtico peligro para la salud. Así, los niños menores de dos años, las embarazadas y los enfermos inmunodeprimidos no deberían viajar a destinos
de riesgo de paludismo y fiebre amarilla . No obstante, no se puede generalizar, explica en esta entrevista Pilar Arrazola, de la Unidad de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre, de Madrid.
Según el destino. El viajero debe tener bien cubierta la asistencia sanitaria. Si el primer eslabón es su médico de atención primaria, puede consultarle a él. Si precisa una vacunación más específica o viaja a zonas complicadas, podría acudir a una unidad de medicina preventiva como la nuestra o a un centro de vacunación internacional. Pero, en cualquier caso, ante un destino a un país en vías de desarrollo debe hacer una consulta.
No todos los servicios de medicina preventiva de los hospitales tienen unidades de vacunación y de atención al viajero, y dependen de distintas instituciones. En Madrid, por ejemplo, hay uno dependiente del Ministerio de Administraciones Públicas, otro del Instituto de Salud Carlos III y, el tercero, del Ayuntamiento. Esta situación varía en cada comunidad pero, en cualquier caso, creo que no hay suficientes.
En realidad no varían, las recomendaciones dependen exclusivamente del destino.
“El cumplimiento de las pautas de vacunación y de las dosis después de los viajes es deficiente”
Sí, pero lo más importante es darle al viajero un consejo individualizado en función de su destino. Aunque sí que es cierto que existe un sistema internacional de alertas, bien a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o bien a través del Centro de Control de Enfermedades (CDC), de EE.UU., que informa de los brotes que se registran y alerta ante determinadas situaciones.
Este año se ha dado un brote de cólera en Vietnam, pero no en zonas visitadas habitualmente por los turistas. A pesar de que no hay que variar las recomendaciones para el turista convencional, es posible que quien visite el país por su cuenta, “quien se lance a la aventura”, debería vacunarse del cólera.
Precisamente ahora estamos analizando los datos disponibles para averiguar cuántos cumplidores de los consejos tenemos, y hacer una valoración. Pero, en general, sabemos que el cumplimiento no es muy bueno, sobre todo en lo referente a las pautas de vacunación y a las dosis que les quedan pendientes después de los viajes.
Sí, de la hepatitis A y B, y del tétanos cuando se tiene que realizar la pauta completa de vacunación, ya que después del viaje no todos los turistas se acuerdan de las dosis de recuerdo. En el caso de la profilaxis antipalúdica, que se debe tomar antes, durante y después del viaje, el cumplimiento tampoco es demasiado bueno. Muchas veces, el viajero no tiene suficiente percepción del riesgo.
Con un mínimo de 4 a 6 semanas antes, ya que hay vacunas que se administran en una sola dosis, pero otras necesitan varias dosis para garantizar protección. Las personas que van a emprender viajes más prolongados o a destinos de mayor riesgo deberían acudir entre dos y tres meses antes. De todas formas, si una persona decide un viaje de última hora nunca está de más acudir a recibir consejo, ya que probablemente no se la podrá vacunar, pero sí se informará de determinadas precauciones para el viaje, como protegerse contra mosquitos o evitar agua sin embotellar y ciertos alimentos.
Depende de los destinos: niños menores de dos años, embarazadas e inmunodeprimidos no deberían acudir a lugares donde hay riesgo de paludismo (o malaria) y fiebre amarilla, y cuya vacuna se exige para entrar en alguno de los países afectados. La vacuna, de virus atenuados, no se puede administrar a mujeres embarazadas, personas inmunodeprimidas y niños menores de nueve meses, por lo que supone exponerse a un riesgo sin la protección debida. La profilaxis antipalúdica también tiene sus limitaciones en mujeres embarazadas y niños pequeños, por lo que desaconsejamos asimismo estos destinos. Por otro lado, personas de edad avanzada con cardiopatía o broncopatía deberían evitar los destinos de altura. Además, los controles previos deberían ser más exhaustivos, ya que necesitan un doble consejo: el de la unidad especializada en viajes y el del médico que controla su patología basal.
El problema con los inmigrantes es que muchos desconocen que pueden pedir consejo e, incluso, si lo saben, les resulta complicado acudir a la consulta o encuentran dificultades económicas para poder seguir las recomendaciones. De la misma manera, es errónea su percepción del riesgo: al visitar sus países de origen no piensan en el riesgo y no se dan cuenta de que su perfil de inmunidad es distinto a los originarios de allí. Pero no podemos atribuirle toda la responsabilidad al inmigrante. Los viajes de última hora -que con Internet se pueden contratar con sólo 24 horas de antelación- también son a destinos de riesgo y quienes los realizan no lo perciben ni tienen tiempo para hacer una consulta. Estos también son factores que condicionan el riego de infecciones o patologías importadas.
El botiquín indispensable que todo viajero internacional debe llevarse consigo, así como las vacunas que va a precisar, también varía en función del destino. Depende de si el viaje se realiza a un país donde se puede recibir asistencia sanitaria o si es uno en vías de desarrollo, donde la asistencia sanitaria necesaria puede tardar en llegar. Y también depende de las características y la salud del viajero.
Pero, en general, debería incluir artículos de primeros auxilios: tiritas o vendas, analgésicos (el que se utilice de manera habitual para el dolor de cabeza, por ejemplo), antiinflamatorios, medicación para la diarrea del viajero -que sigue siendo la enfermedad más frecuente-, productos para la higiene general y las manos en particular -se aconsejan llevar toallitas húmedas como las que se utilizan para los niños- y soluciones hidroalcohólicas que puedan sustituir al lavado de manos si en algún momento del viaje no puede realizarse, y repelente para insectos y cremas solares, reseña Pilar Arrazola.