Cáncer y pobreza
Hoy en día, cáncer sigue significando pobreza para muchas personas. Las desigualdades y la inequidad de oportunidades pueden suponer una mayor gravedad de la enfermedad para quienes la padecen. Y es que, el lugar de residencia, el nivel socioeconómico y el acceso a los resultados de investigación son factores que condicionan la prevención frente al cáncer, su diagnóstico, el acceso a los tratamientos y la realidad de la persona y su entorno en el proceso de enfermedad y de final de vida.
El diagnóstico del cáncer tiene un impacto directo en la economía de la persona enferma y de su familia. Disminución de ingresos, aumento de los gastos… son algunas de las consecuencias que provocan pobreza y desigualdad.
El cáncer disminuye los ingresos porque afecta a la capacidad laboral de la persona y aumenta los gastos no previstos (adquisición de medicamentos, desplazamientos a consultas médicas y tratamientos, etc.). Durante la enfermedad, el 41 % de las familias tiene que asumir un coste que, entre gastos directos e indirectos, es superior a 10.000 euros.
Cáncer y vulnerabilidad laboral
En 2021, cerca de 30.000 personas diagnosticadas de cáncer se encontraban en situación de vulnerabilidad laboral (estaban desempleadas, eran autónomas o percibían un sueldo inferior al Salario Mínimo Interprofesional). Según datos de la Asociación Contra el Cáncer, del total de las personas con cáncer en situación de vulnerabilidad:
- El 32 % se encuentra en situación de incapacidad temporal o baja médica con una disminución del 25 % del salario mensual.
- Un 12 % son personas autónomas, quienes al cotizar el 80 % por la base mínima tan solo perciben alrededor de 400 euros.
- Un 11 % son personas paradas o están en situación de ERTE.
- Para el 28 % restante, su actividad se encuentra vinculada a la economía sumergida o fuera del mercado de trabajo regular.
Cabe destacar que la vulnerabilidad laboral es más acusada entre la población femenina. De hecho, el 68 % de las personas que reciben un salario inferior al Salario Mínimo Interprofesional son mujeres.
Además, hay que tener en cuenta que los costes derivados de la enfermedad pueden no ser asumibles para las personas con cáncer en situación de vulnerabilidad laboral. En muchos casos se ven obligadas a tomar la decisión de pagar los gastos corrientes o hacer frente a los gastos que conlleva la enfermedad.
Por otro lado, la pandemia ha agravado la situación. Desde diciembre de 2020, un 37 % de las personas con cáncer han visto empeorada su situación económica y de ellas, un 16 % se han visto obligadas a realizar recortes severos, contraer deudas o solicitar ayudas económicas.
Dando pasos hacia la equidad en cáncer
Por todo ello, en la Asociación Contra el Cáncer seguimos luchando para eliminar estas inequidades. Para ello, destinamos nuestros recursos propios a paliar las desigualdades agravadas por el cáncer en prevención, atención e investigación. Además, trabajamos junto a entidades públicas y privadas para lograr que todas las personas seamos iguales frente a la enfermedad. Reconocer las inequidades es el primer paso para eliminarlas.