Consecuencias de la obesidad
El sobrepeso y la obesidad tienen consecuencias graves para la salud: se relacionan directamente con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes, además de aumentar el riesgo de sufrir cáncer. Además, el sobrepeso en la infancia también tiene otras consecuencias reseñables, ya que dificulta un correcto desarrollo psicológico y social: niños y niñas que lo padecen presentan una menor autoestima, más estados depresivos asociados y peores resultados académicos.
Según el estudio Aladino (estudio sobre alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España), de entre todos los factores asociados a la obesidad, destacan los relacionados con los hábitos de alimentación y con la falta de actividad física, un bajo consumo de frutas y hortalizas o el uso excesivo de pantallas.
También se indica en este informe la brecha que sigue existiendo, dependiendo del nivel de ingresos económicos de la familia y del nivel educativo de los padres. La pandemia de la obesidad es un problema complejo que afecta en mayor medida a aquellas familias con una menor renta y en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
Poca actividad física en la infancia
Según el estudio PASOS de la Fundación Gasol (estudio representativo de la población española de entre 8 y 16 años de edad), uno de cada tres niños y niñas sufre exceso de peso en nuestro país. Además, aunque muchos menores están inscritos a actividades extraescolares deportivas, el porcentaje de niñas respecto a los niños es menor y lo mismo sucede con la población escolar que presenta obesidad respecto al resto de escolares.
El estudio también muestra un mayor porcentaje de población infantil y adolescente que no alcanza a desarrollar los 60 minutos al día de actividad física moderada o vigorosa diaria recomendada, y que ese porcentaje es mayor en lo que respecta al género femenino y en la adolescencia.
Por otro lado, aunque en línea con lo anterior, el incumplimiento de la recomendación de uso de pantallas es superior a lo que sería deseable para los días entre semana y aún mayor para el fin de semana. La utilización excesiva de pantallas puede tener un efecto sobre el resto de los factores del estilo de vida que son relevantes para el desarrollo saludable.
¿Cómo fomentar la actividad física en niños y niñas?
Para conseguir revertir esta dinámica negativa y favorecer el crecimiento saludable de la población infantil, es importante desarrollar acciones que impliquen directamente al conjunto de la población. Este aspecto es estratégico para cualquier sociedad que quiera desarrollarse de una forma sostenible.
La evidencia científica indica que la práctica regular de actividad física está asociada con múltiples beneficios para la salud en la población infantil y adolescente a todos los niveles (físico, psicológico y social) y que es fundamental para un adecuado crecimiento y desarrollo en la infancia.
Desde las familias se pueden seguir unas pautas que ayuden a fomentar la actividad física en niños y niñas, y prevenir la obesidad, ya que es en la infancia cuando se adquieren con más facilidad los hábitos de vida.
En este sentido, algunos consejos para fomentar la actividad física en niños y niñas son los siguientes:
- Es importante que realicen actividad física desde pequeños para que lo normalicen. Por ejemplo, caminar en el barrio, el juego espontáneo al aire libre y andar/jugar por el parque.
- También es importante que la actividad que desarrollen sea variada en posibilidad de movimientos. Por ejemplo, el baile o jugar con una pelota (fútbol, baloncesto, tenis de mesa, voleibol…).
- Cualquier ejercicio que se desarrolle debe ser siempre motivador, es decir, que persiga una meta definida.
- Y es muy importante evitar los periodos sedentarios prolongados, limitando el tiempo que pasan delante de las pantallas. Una forma de hacerlo es poniendo horarios.
Cómo debería ser esta actividad
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños y niñas y la población adolescente de entre 15 a 17 años deberían dedicar al menos 60 minutos al día a actividades físicas moderadas a intensas, principalmente aeróbicas. Además, deberían incorporar actividades aeróbicas intensas, junto con otras que fortalecen los músculos y los huesos, al menos tres días a la semana.
Es importante que la actividad física incluya ejercicios de psicomotricidad, coordinación, equilibrio y sentido del ritmo y del espacio, especialmente hasta los 8 años. A partir de esa edad y hasta los 12 años, el ejercicio debe ayudar a su crecimiento fomentando la resistencia, la fuerza y la flexibilidad, por lo que puede ser un buen momento para jugar en deportes de equipo.
En definitiva, lo importante es que niños y niñas realicen ejercicio, es decir, que jueguen y estén físicamente activos, lo que contribuirá a mejorar su salud.
Más actividad física en familia
Cabe destacar la importancia que tiene desarrollar actividad física en familia, así como los beneficios que ello reporta: no solo une a los miembros de la unidad familiar, sino que sirve de ejemplo para que los más pequeños lo incorporen en su vida de forma natural. Además, a través de esta práctica, se fomentan hábitos que formarán su personalidad y protegerán su salud, estrechando los lazos afectivos y de comunicación familiar.
La evidencia científica señala que los hábitos adquiridos en la infancia suelen convertirse en un rasgo de la personalidad y tienden a perdurar toda la vida. Por ese motivo, recomendamos que la actividad física forme parte de las actividades cotidianas de las familias:
- Realizar ejercicio físico en familia. Por ejemplo, se puede salir a correr, y que niños y niñas nos acompañen con sus bicicletas.
- Participar en el juego activo en el parque. Podemos involucrarnos en sus juegos, especialmente si nos lo piden, ya que supone una manera de poner en valor la actividad física.
- Ser ejemplo. Es mucho más fácil transmitir la importancia de un hábito cuando se practica en familia y por parte de todas las personas que la conforman.