Codo del tenista: los ejercicios más apropiados

Un estudio revela que los ejercicios de entrenamiento con fuerza podrían aliviar el dolor y mejorar el movimiento del codo
Por Núria Llavina Rubio 20 de julio de 2009

El codo del tenista se origina por una sobrecarga muscular debida a la repetición de movimientos de la mano y del brazo en una posición lateral. Causa dolor intenso en el antebrazo y los codos y los diversos tratamientos que se aplican en la actualidad evitan el paso por el quirófano en la mayor parte de casos. Ahora, un nuevo estudio revela una nueva alternativa terapéutica a las ya existentes: los ejercicios con la muñeca.

ImgImagen: Lenore Edman

El codo del tenista o epicondilitis es una lesión que afecta a codos y antebrazos. Se trata de una distensión muscular en la zona de inserción de los músculos extensores del brazo y de la mano. El primer síntoma es dolor en la zona externa del codo y del antebrazo. Este dolor puede progresar hasta la muñeca, incluso en reposo, si se sigue practicando la actividad que produce la lesión. El dolor también puede persistir cuando el brazo y la mano se colocan con la palma hacia abajo sobre una mesa y ésta se intenta levantar venciendo cierta resistencia.

Afecta tanto a mujeres como a hombres y aunque es habitual en tenistas, también la pueden padecer todas las personas de entre 40 y 50 años que someten los antebrazos a posturas repetidas o a esfuerzos prolongados (mecánicos, carniceros, amas de casa o jardineros, entre otros). Se trata de una sobrecarga muscular producida, sobre todo, cuando se empuña de manera repetida un objeto (cuchillo, destornillador, plancha u otras herramientas) que ofrece cierta resistencia. Otros factores de riesgo son el levantamiento de cajas durante un tiempo prolongado o los movimientos generados por el uso del teclado.

Ejercicios de muñeca

Hasta la fecha se han descrito numerosas técnicas para el tratamiento de la epicondilitis, que evitan el paso por el quirófano de los pacientes, siendo ésta la última alternativa. Un estudio reciente, presentado en la reunión anual de la American Orthopaedic Society for Sports Medicine en Keystone (Colorado, EE.UU.), añade un nuevo tipo de terapia, esta vez sencilla y que puede practicar el propio paciente. Los investigadores remarcan como ventaja (en comparación con otros tratamientos, como las inyecciones de cortisona o el óxido nítrico tópico, que exigen supervisión médica directa y con frecuencia tienen efectos secundarios) que no es sólo rentable, sino que la dosis no exige que el paciente deba acudir a una clínica.

El codo del tenista es una sobrecarga muscular que se origina cuando se empuña un objeto que ofrece cierta resistencia de forma repetida
La investigación sugiere que el ejercicio simple para fortalecer la muñeca podría aliviar el dolor de la epicondilitis. Para el estudio, los investigadores trabajaron con dos grupos. El primero realizó, con una barra de caucho, ejercicios aislados de fortalecimiento excéntrico del extensor de la muñeca (tres series de 15 repeticiones diarias); cuando se levanta una pesa, los músculos se contraen de manera concéntrica y, cuando se baja, se alarga las fibras musculares y la acción es excéntrica.

El otro grupo desarrolló ejercicios de fortalecimiento de la muñeca centrados en la resistencia. Los investigadores comprobaron que el primer grupo mejoró de forma significativa el dolor, el movimiento y la fuerza, en comparación con el segundo.

Tratamientos

Hay pocos estudios sobre los resultados de los tratamientos para el codo del tenista a largo plazo. Tan sólo un trabajo de 2007, elaborado en la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) y presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Ortopedia, demostró la eficacia a largo plazo de la artroscopia para tratar la dolencia. Ésta se practica por medio de mínimas incisiones y es poco agresiva, lo que permite que el paciente se recupere de forma precoz con un bajo índice de complicaciones. Según el trabajo, los pacientes con epicondilitis sometidos a este método no necesitan ser intervenidos ni sufren infecciones de ningún tipo, con un grado de satisfacción del 93%.

Pero son muchos los estudios que avalan o desmienten las bondades de otro tipo de terapias, lo que constata que hasta el momento no hay un tratamiento único que sea más apropiado que otro para este tipo de lesión. La fisioterapia con ejercicios para movilizar el brazo, por ejemplo, mostró ser eficaz en un estudio australiano realizado en 2006. Este mismo trabajo, llevado a cabo en la Universidad de Leeds (EE.UU.) descartaba otra de las terapias empleadas de forma habitual: las inyecciones de corticoides. El estudio se publicó en la revista «British Medical Journal».

El uso de hielo para reducir la inflamación y el dolor fue rechazado por un estudio también de 2006 publicado en «British Journal of Sports Medicine». El mismo año se desaconsejó el uso de ondas de choque (ondas de ultrasonidos emitidas por una máquina y dirigidas a un punto determinado del organismo) con un trabajo realizado en el Cabrini Medical Center de Australia. En este caso se trataba de una revisión de 10 estudios con más de 1.000 participantes.

Sin embargo, la mayoría de los pacientes mejora con el tratamiento no quirúrgico. De hecho, hay una alta tasa de curación. Pero cuando no funciona ninguno de estos tratamientos, debe optarse por la intervención quirúrgica, la artroscopia, que consiste en la liberación de una parte de la inserción ósea del tendón. Esta liberación disminuye la tensión del tendón y permite que mejore la vascularización de los tejidos, necesaria para el proceso de cicatrización. Tras la cirugía, es conveniente continuar con los ejercicios de estiramiento y potenciación para prevenir recidivas.

EL CODO DEL CELULAR

Las nuevas tecnologías han dado con otro síndrome que afecta también al codo. El “codo del celular” es definido como el “síndrome del túnel cubital”. Provoca entumecimiento, hormigueo y dolor del antebrazo y de la mano causado por la compresión del nervio cubital, que pasa a lo largo de la protuberancia ósea en la parte interior del codo. La causa, según los expertos de la Universidad de Cleveland (EE.UU.) que han puesto nombre a esta dolencia, es el excesivo uso de los móviles y las charlas inacabables producto de las tarifas planas tan habituales en la actualidad.

En algunas personas, mantener la posición del codo flexionado por períodos prolongados puede reducir el flujo sanguíneo, causar inflamación y comprimir el nervio. A medida que avanzan los síntomas (entumecimiento, hormigueo y dolor), se puede originar pérdida de fuerza muscular, de coordinación y de movilidad, que pueden dificultar escribir y teclear.

Entre las causas que provocan este síndrome destaca dormir con los codos debajo del pecho, sentarse en un escritorio con los codos a un ángulo superior a noventa grados y conducir durante un tiempo prolongado con el codo sobre la ventana.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube