Las mascarillas son uno de los elementos de prevención más importantes y útiles frente a la pandemia de covid-19. Junto con la higiene de manos, la adecuada ventilación y las distancias de seguridad, reducen notablemente las probabilidades de contagio. Sin embargo, su uso conlleva algunos inconvenientes, como la irritación de la piel y la aparición de acné o la incomodidad de que se empañen las gafas. Y, además, ha puesto en evidencia la pérdida auditiva, como explicamos a continuación.
«¿Eh?», «¿Cómo ha dicho?», «¿Me repite, por favor?». Estas frases se enuncian a menudo cuando hablamos con otras personas y llevamos mascarilla. Más todavía si estamos en un establecimiento y nos atienden a través de un cristal o una pantalla protectora.
La situación, por un lado, es normal. Las mascarillas reducen la claridad y proyección de la voz, y disminuyen su volumen. Pero, en ocasiones, estas escenas pueden ser indicativo de algo más. Y es que el uso frecuente de las mascarillas ha puesto en evidencia los problemas auditivos de una parte de la población.
Un estudio reciente publicado en Journal for Otorhinolaringology and its related specialities en septiembre de 2021 concluye que las mascarillas disminuyen de forma significativa el reconocimiento de las palabras, sobre todo, en pacientes con pérdida auditiva y más aún con las mascarillas N95 o FFP2.
El impacto social de perder audición
Se estima que, a nivel mundial, hay unos 500 millones de personas que sufren pérdida auditiva. La mayoría son adultos de más de 50 años, aunque también es un problema que afecta los jóvenes, ya que alrededor del 8 % es menor de 18 años.
En la actualidad, más del 5 % de la población mundial tiene una pérdida auditiva discapacitante, y «se prevé que este porcentaje sea mayor en los próximos años», avisa José Luis Blanco, experto en audiología de Oticon.
En el caso de los jóvenes, el ruido y el uso de cascos a un volumen superior al recomendado tienen una enorme influencia. Tanta que, según los expertos, si no se toman las medidas adecuadas, en 2050 más de mil millones de personas que hoy alardean de un oído perfecto podrían padecer problemas serios de audición, mucho antes de que los que suelen acuciar en la vejez.
En el caso de los adultos mayores, este problema de salud es más habitual, pero puede afectar también a su estado de ánimo. «Es probable que ahora pensemos que si un mayor no quiere reunirse con su familia puede deberse a la pandemia o al miedo al contagio; sin embargo, pueden esconderse detrás problemas auditivos», dice Blanco. Pero ¿cómo podemos saber si este es el caso?
Signos y síntomas de la pérdida de audición
Identificar la pérdida auditiva es crucial para acudir al especialista, frenar el avance del problema y ponerle remedio cuanto antes. ¿Cuáles son las señales que pueden indicar que estamos perdiendo oído? ¿Cómo podemos saber que un familiar mayor tiene dificultades para escuchar? Las siguientes son algunas señales:
- Sentir que se amortiguan el habla y otros sonidos.
- Pedir con frecuencia a los demás que hablen más alto o más despacio.
- Subir mucho el volumen del televisor o la radio o hablar muy fuerte por teléfono.
- Tener dificultad para comprender determinadas palabras y sonidos agudos de alta frecuencia, en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud.
- Hablar elevando la voz o mostrarse más irritable. En el caso de las personas mayores, al no oír bien, tienden a elevar la voz para escucharse bien a sí mismas. Y, como no oyen bien las respuestas, hay más malentendidos y se muestran más irritables y de mal humor.
- No entender lo que se nos dice a distancia. Una señal para tener en cuenta en los demás es cuando no responden si se les habla desde lejos, desde otra habitación o por la espalda.
- Dificultad para entender las conversaciones: sobre todo si son en ambientes de ruido, lo que lleva a no participar en ellas y asilarse.
- Sentir pitidos o zumbidos en los oídos. Las personas con pérdida auditiva suelen experimentar molestos ruidos en el oído que les dificultan aún más su capacidad para escuchar.
- Pérdida de seguridad y falta de interés. Esto, sobre todo, se ve en las personas mayores, que se sienten inseguras y acaban perdiendo interés por llevar a cabo ciertas actividades cotidianas, como realizar trámites administrativos o asistir a alguna reunión familiar.
Qué hacer si tengo pérdida auditiva
Aunque la pérdida de audición suele ser progresiva, siempre es importante consultar al médico especialista en cuanto se detecta. Esto permitirá ralentizar su avance, buscar soluciones para mejorar la calidad auditiva y evitar situaciones de aislamiento y tristeza, sobre todo en los adultos mayores.
Además, es fundamental explicárselo a los demás. Así será más fácil pedir que nos repitan una frase y solicitar ayuda.
Otras estrategias muy útiles son:
- alejarse de las fuentes de ruido.
- quitar los obstáculos visuales siempre que sea posible (en el caso de las mascarillas, no siempre se puede).
- bajar el volumen de los dispositivos que hay alrededor (como la televisión o la radio).
- evitar reuniones en sitios muy bulliciosos.