Ómicron se detectó por primera vez en Sudáfrica el 24 de noviembre. Esta variante del coronavirus SARS-CoV-2 presenta más de 50 mutaciones, de las cuales 36 están en la proteína Spike (S) de la superficie, que es la parte del virus que se une a los receptores en las células humanas para entrar en ellas y producir la infección. Estas mutaciones le dan al virus de la covid-19 mayor eficiencia a la hora de entrar en nuestras células, lo que ha provocado un incremento sustancial en el número de casos mundiales en el último mes. Ómicron presenta unos niveles de contagiosidad parecidos al sarampión, incluso entre personas vacunadas. Una persona puede contagiar a 10. Pero hay otros aspectos interesantes. Te los contamos.
¿Cómo afecta la variante ómicron?
Esta variante se replica más en las vías respiratorias altas, es decir, en las fosas nasales y en la faringe, lo que hace que aumente la capacidad de infectar de las personas contagiadas. La concentración de ómicron en las vías aéreas inferiores es mucho menor comparada con la variante original o la Delta, por lo que la afectación del coronavirus a nivel pulmonar es también menor y, por lo tanto, es una enfermedad menos grave.
Se trata de una cepa con un periodo de incubación más corto, entre 2-3 días, comparado con los 4-6 que tardaban las otras variantes, pero los síntomas son parecidos:
- Picor y molestias de garganta.
- Dolor muscular.
- Fatiga.
- Dolor de cabeza.
- Fiebre.
- Tos, siendo más predominante la tos seca, es decir, la que no produce expectoración.
En este caso prácticamente no se han observado casos de pérdida de olfato ni de gusto.
¿Cómo se protege nuestro cuerpo frente a una infección?
Nuestro sistema inmunitario es el encargado de defender nuestro organismo de diferentes patógenos, entre ellos los virus como el del coronavirus. Por nuestra sangre circulan dos tipos de células, los linfocitos T y los B, que permiten adaptarnos al patógeno que nos invade.
Gracias a estos linfocitos tenemos inmunidad humoral (con la que podemos atacar al patógeno cuando se encuentra fuera de nuestras células) y celular (nos permite defendernos de los patógenos cuando están dentro nuestras células), ambas necesarias para protegernos de una infección.
¿Qué se consigue con las vacunas?
Con las vacunas se induce esta respuesta frente a un agente infeccioso. ¿Cómo? Administrando artificialmente dicho agente modificado o una de sus partes. Así, si en algún momento la persona vacunada se infecta, gracias a la memoria inmunológica, su sistema inmunitario repele la agresión sin enfermedad o con una sintomatología más leve.
Al tener la pauta completa de la covid-19, si nos infectamos, los linfocitos B producirán anticuerpos para bloquear el virus y los T atacarán las células infectadas.
A los seis meses disminuye notablemente la efectividad de vacunación completa (dos dosis) frente a la covid-19. Debido a ello es fundamental que las personas mayores y con comorbilidades, como ocurre con los pacientes respiratorios, se pongan una tercera dosis.
¿Cómo protegernos frente a esta nueva variante?
Como hemos visto, las vacunas son parte esencial de la lucha contra el coronavirus, pero no la única solución. Ninguna medida es perfecta para prevenir la propagación del virus, pero la superposición de medidas termina compensando los defectos individuales y reduciendo el riesgo de manera significativa.
Las pautas que hay que seguir son las siguientes:
- Utilizar la mascarilla siempre que no pueda mantenerse la distancia de seguridad, especialmente en lugares cerrados.
- Ventilar con frecuencia los espacios cerrados.
- Cuando tosemos o estornudamos, no quitarnos la mascarilla. Y si estamos sin ella, tendríamos que cubrirnos con el pliegue interior del codo.
- Lavado frecuente de manos.
- Si tienes síntomas, puedes realizarte una prueba de antígenos, que nos permite detectar a las personas infectadas en su fase más contagiosa. Si da negativo, no quiere decir que no estés contagiado, sino que no hay la suficiente carga viral como para contagiar. En el caso de que el resultado sea positivo, se recomienda aislarse y quedarse en casa, además de avisar a las entidades sanitarias.
Los pacientes respiratorios crónicos y ómicron
No parece que haya indicios de que la variante ómicron afecte más a los pacientes respiratorios crónicos que a la población general. El riesgo de infección es similar, pero debido a su alta capacidad de transmisión, es necesario seguir estando alerta y continuar realizando las mismas medidas de prevención que se estaban llevando a cabo hasta ahora. Sí es fundamental vacunarse con la tercera dosis para reforzar las defensas de nuestro organismo. Para ampliar información sobre este tema, puedes consultar en la web de Fundación Lovexair.