La diabetes es una patología crónica que, si no está bien controlada, puede provocar numerosas complicaciones en la salud y mermar de manera significativa la calidad de vida del paciente. Con frecuencia se piensa que tener este diagnóstico implica tan solo controlar la glucosa en sangre o medir las raciones de hidratos de carbono que se consumen. Pero nada más lejos de la realidad. La diabetes va mucho más allá. Por eso el siguiente artículo se centra en un órgano al que deben prestar especial atención las personas con diabetes: el corazón.
Diversas investigaciones demuestran que las personas con diabetes tienen un riesgo mayor de padecer alguna enfermedad cardiovascular; de hecho, el incremento de esta dolencia puede llegar a ser hasta cuatro veces superior en el caso de estos pacientes. Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) señalan, además, que la diabetes está considerada como el séptimo factor de riesgo cardiovascular, por lo que es importante llevar una vida saludable que lo prevenga y evite. En este sentido la World Heart Federation ha asegurado, recientemente, que tener la diabetes bajo control puede reducir hasta en un 42% la probabilidad de padecer una dolencia cardiovascular y en un 57% el riesgo de infarto, ictus o muerte por causa cardiovascular.
Prevenir es curar
En lo que a la salud se refiere no hay mejor defensa que un buen ataque. Por eso se deben tener en cuenta una serie de recomendaciones que ayuden a prevenir posibles consecuencias cardiovasculares relacionadas con la diabetes.
En primer lugar, seguir una alimentación saludable es fundamental. Una persona con diabetes, en principio y si no tiene ninguna otra contraindicación médica, podrá comer de todo siempre con moderación y ajustando el tratamiento y los hidratos de carbono. Existe una relación directa entre alimentación sana y reducción del riesgo de complicaciones cardiacas. Es importante saber que una dieta saludable incluye variedad de alimentos: es imprescindible contar con vegetales, granos integrales, fruta, productos lácteos sin grasa, carnes magras o pescado. A esta variedad, hay que sumarle lo necesario que es, para una persona con diabetes, fijarse en las cantidades y en las raciones de los productos que se consumen; estos deben aportar nutrientes, por lo que se deberían priorizar los alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibra.
En cierto sentido, luchar contra el colesterol «malo» implica asumir un tipo de vida saludable: alimentación sana, reducir la ingesta de alcohol, dejar de fumar, evitar el exceso de peso, realizar ejercicio físico y, en algunos casos si fuera necesario, incluir algún tipo de medicación adicional.
En relación a la alimentación es recomendable evitar ciertos alimentos o sustituirlos por otros; los lácteos que sean desnatados; aceite de oliva, en lugar de mantequilla; o las carnes grasas, por carnes magras con poca grasa como el conejo o el pollo sin piel. En cuanto a embutidos, yemas de huevo, fritos y bollería industrial, se deben evitar. Y para cocinar, apostar más por preparar los alimentos al horno, a la plancha, a la parrilla, al microondas, asado o cocinado al vapor.
Practicar actividad física es también muy importante para tener un corazón sano. Y en este punto es necesario poner el énfasis en la palabra regular, es decir, realizar algún deporte a diario. En ocasiones existe inconstancia con respecto a este aspecto, lo cual no debería ser así en el caso de las personas con diabetes, porque, además de prevenir enfermedades cardiovasculares, ayuda a un mejor control de la propia patología.
Vigila el colesterol
Al hacer referencia a problemas cardiovasculares, el colesterol es un aspecto que hay que observar muy de cerca. Cuando los niveles de colesterol LDL (el conocido como colesterol «malo») aumentan, también lo hace el riesgo de enfermedad cardiovascular. Está relacionado con un proceso llamado aterosclerosis. Esta afección peligrosa se presenta cuando el colesterol malo se combina con otras sustancias en la sangre y se convierte en placas que se acumulan en las arterias y dificultan la circulación de la sangre. Esta situación puede provocar dolencias graves como angina de pecho, enfermedad cardiaca coronaria (ECC), infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, entre otras.
El riesgo de sufrir estas afecciones también puede estar causado o verse aumentado por otros problemas de salud crónicos como la diabetes y la hipertensión. Los expertos aseguran que tener diabetes puede estar muy relacionado con los niveles altos de LDL; además, el riesgo de enfermedad cardiovascular se incrementa cuando ambos están presentes.
Realizarse análisis de forma periódica es algo imprescindible para conocer los niveles de colesterol, aunque los datos demuestran que más del 80% de los adultos españoles desconocen su nivel de colesterol o nunca se lo han medido. Cifras como esta reflejan que deben ser las personas quienes tomen las riendas de su salud y vigilen aspectos como estos; es decir, tener un papel activo en relación a su propia patología para evitar complicaciones posteriores y, sobre todo, si se tiene en cuenta un estudio de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en el que se apunta que el 20% de la población española mayor de 18 años presenta un nivel de colesterol superior a 250 mg/dl, dato que los expertos consideran excesivo.
En resumen, para poder tener una buena salud cardiaca es imprescindible tener la diabetes bajo control, además de seguir el tratamiento y los consejos de los profesionales sanitarios.