Un año después de haber tenido un accidente o caída de la que derivó una lesión traumática grave, la mayoría de los afectados sigue sufriendo dolor, y muchos de ellos lo soportan en varias partes del cuerpo, según indica un estudio realizado en EE.UU. Los autores concluyen, además, que se hace indispensable mejorar la evaluación de estos pacientes y perfeccionar el tratamiento que reciben.
«El dolor es un acompañante natural de la lesión aguda en los tejidos y es de esperar después de un trauma agudo», explican los autores del estudio, realizado en más de 3.000 pacientes. Sin embargo, el equipo liderado por Frederick Rivara se ha visto sorprendido por el gran número de pacientes que se quejan de dolores bastante intensos un año después de sufrir el trauma. La conclusión es que queda mucho por hacer para identificar y tratar el dolor en estas personas.
Al año de la lesión, manifestaron tener dolor de intensidad moderada un 63% de los pacientes encuestados e, incluso, tras cinco o siete años, persistía dolor crónico en la mayoría de los pacientes que han sufrido rotura de pelvis o otra fractura importante en los huesos de las extremidades inferiores, según indican estudios anteriores. Las personas encuestadas habían sufrido accidentes de tráfico, laborales o caídas, con resultado de lesiones traumáticas en cabeza, extremidades, pecho, abdomen o columna (se excluyeron las roturas de cadera).
Dolor crónico
Aquellos que aseguraron seguir teniendo dolores lo manifestaban, sobre todo, en articulaciones o extremidades (un 44%), espalda (un 26%), cabeza (un 11,5%) y cuello (un 7%). La presencia de dolor no era igual en todas las edades y fue más común en las mujeres, así como en los jóvenes y las personas que habían manifestado síntomas depresivos antes del accidente. Asimismo, la tasa fue menor en los titulados universitarios. Uno de los aspectos más interesantes del estudio, que se ha publicado recientemente en ‘Archives of Surgery’, es la relación que se ha establecido entre el estado del paciente a los tres meses y al año de la intervención.
El dolor crónico supone un coste de 34.000 millones de euros para la economía europea
Un paciente con dolor a los tres meses de la intervención quirúrgica o del tratamiento por el trauma sufrido tiene un alto riesgo de sufrir un dolor todavía mayor al año. Por ello, los especialistas que han realizado el estudio se inclinan por un tratamiento más agresivo del dolor agudo durante la hospitalización y un mejor manejo del dolor neuropático después.
Según Rivara, las personas que sufren dolor crónico tienen mayor riesgo de llegar a sufrir depresión que aquéllas que no lo tienen, y también presentan mayores dificultades en el trabajo y en la vida cotidiana. Cree este especialista que hasta ahora el objetivo médico principal ha sido salvar la vida del traumatizado y se han descuidado los esfuerzos para asegurar la calidad de vida a los supervivientes. La lucha contra el dolor, señala, ha quedado en segundo plano.
Un gran gasto
En EE.UU. se calcula que el dolor crónico en general, y no sólo el asociado a traumatismos -para el que no se dispone de datos separados-, provoca un gasto anual de 100.000 millones de dólares. En España, se estima que lo sufren más de cuatro millones de personas (un 11 % de la población) y se venden, cada año, cerca de 130 millones de antiinflamatorios no esteroideos (como el ibuprofeno) y analgésicos no opióides (como el paracetamol).
La encuesta ‘El dolor en Europa’, publicada en 2006 y en la que participaron 46.000 personas, reveló que uno de cada cinco adultos europeos sufre dolor crónico. Curiosamente, España es el país menos afectado, mientras que Noruega, Polonia e Italia presentan las tasas más altas. Los europeos con dolor crónico lo sufren, como media, durante 7 años, y uno de cada cinco, durante 20 años o más. La traducción en pérdidas de días laborables es de 500 millones de días perdidos al año, lo que implica un coste de 34.000 millones de euros para la economía europea.
Más del 40% de los entrevistados señalaron que el dolor que sufren afecta a sus actividades cotidianas, desde coger o transportar pesos a dormir o hacer ejercicio. La conclusión principal es que, a pesar de los avances en el manejo del dolor crónico, muchas personas sufren todavía innecesariamente por defectos en la evaluación y el tratamiento médicos.
Imagen: STI
El estudio estadounidense de dolor crónico tras un traumatismo se realizó en 3.047 pacientes de edades comprendidas entre los 18 y los 84 años, con la excepción de los sujetos que sufrieron quemaduras o rotura de cadera. A los entrevistados se les preguntó por la sensación de dolor durante las cuatro semanas anteriores y por la intensidad de éste, en siete áreas corporales: espalda, cuello, cabeza, abdomen, articulaciones, tórax y cara. La intensidad se valoró en una escala de 1 a 10.
Se tuvieron en cuenta la salud antes de la lesión traumática, la situación de lesión y si se produjo intervención quirúrgica o respiración asistida. Sólo el 37,3% de los participantes en la encuesta manifestaron sentir dolor en sólo un área de su cuerpo, y el 59,3% lo sentía en tres o más partes del cuerpo. La media fue de 2,2 áreas doloridas. Cuantas más partes del cuerpo eran afectadas más alto era el dolor sentido, desde 4,5 de intensidad cuando sólo una parte del cuerpo resultaba afectada por el dolor hasta 8,5 cuando había seis partes afectadas. La media fue de 5,5 sobre 10.