La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que nuestros adolescentes dediquen por lo menos una hora diaria a practicar actividad física de intensidad moderada a intensa, en su mayor parte aeróbica, y considera que convendría que hicieran como poco tres veces a la semana actividades vigorosas que fortalezcan músculos y huesos. Todo ello, con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, el 76 % de chicos y chicas de entre 11 y 17 años no cumplen con estos mínimos. En el lado opuesto están los jóvenes que realizan un ejercicio físico compulsivo. En las siguientes líneas explicamos en qué consiste esta adicción, las señales que pueden alertarnos de estar sufriéndola y qué hacer para tratarla y prevenirla.
Practicar ejercicio físico nos reporta beneficios físicos y psicológicos a cualquier edad. En el caso de los adolescentes, tal y como explica Víctor Arufe, director de la Unidad de Investigación del Deporte Escolar, Educación Física y Psicomotricidad (UNIDEF) de la Universidad de A Coruña, es recomendable por lo siguiente:
- Mejora la condición física y aumenta capacidades físicas, como la fuerza o la resistencia.
- Fortalece las relaciones sociales, el cumplimiento de normas, aporta valores, ética, etc.
- Contribuye a generar sensación de bienestar, calma y felicidad y mejorar la atención y el rendimiento académico.
- Previene y rehabilita de diversas patologías, en especial las asociadas al sedentarismo, como el sobrepeso o la obesidad. Y mejora la capacidad cardiorrespiratoria y muscular, la salud ósea y cardiometabólica.
- Influye de forma positiva en variables psicológicas como la autoestima, el autoconcepto o la autoconfianza.
Sin embargo, también puede perjudicar a la salud física y mental. Así ocurre en el caso de que la persona, en este caso el joven, haga ejercicio físico de forma repetitiva y frecuente, sin ser capaz de controlarlo o reducirlo, a pesar de los daños que le provoca. Estaríamos entonces ante un ejercicio físico compulsivo (excesivo, abusivo…) también conocido como adicción al ejercicio físico o dependencia del ejercicio.
¿Qué es el ejercicio físico compulsivo?
David González-Cutre, profesor de Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Miguel Hernández de Elche, ha investigado sobre esta adicción que se describe como “un fuerte deseo de realizar actividad física, hasta tal punto que puede suponer una falta de control expresada en la forma de síntomas fisiológicos (tolerancia, abstinencia) o síntomas psicológicos (ansiedad, depresión)”.
La adicción al ejercicio no está reconocida oficialmente como un trastorno mental. Pero muchas investigaciones ya apuntan a que en futuras ediciones del ‘Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales’ (DSM), de la Asociación Americana de Psiquiatría, podría estar definida como una adicción conductual, algo que ya sucede con el juego.
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Según un trabajo de González-Cutre y su colega Álvaro Sicilia, de la Universidad de Almería, sobre la dependencia del ejercicio físico en usuarios españoles de centros de acondicionamiento físico (fitness), el riesgo de caer en esta adicción es mayor entre los jóvenes, las mujeres y los que practican actividades de musculación (en el caso de los hombres) y actividades aeróbicas y de quema de grasas (en mujeres). Otros estudios afirman que la prevalencia en estudiantes universitarios de Ciencias del Deporte es más elevada, sí como en los ultramaratonianos. Personas con autoestima baja o con un elevado narcisismo son factores de riesgo. También el perfeccionismo constituye otro adicional para este comportamiento adictivo.
¿Por qué los adolescentes hacen ejercicio físico en exceso?
Lo que en un principio puede ser un hábito saludable, hacer deporte, se puede convertir en un problema en la adolescencia. La presión por conseguir mejores resultados por parte del entrenador, compañeros de equipo, padres y uno mismo puede hacer que el joven caiga en un ejercicio físico compulsivo.
Pero para el experto, sobre todo a estas edades, incide la estética, el culto al cuerpo y la comparación social: “Con las redes sociales se manifiesta más el hecho de aparentar, de tener un cuerpo bonito… La publicidad y los mensajes para el consumo de productos van enfocados a ello. Y no solo para mujeres, también para hombres; a ellos les incitan a querer incrementar el volumen muscular”.
El ejercicio físico compulsivo también está muy relacionado con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). “Las personas que se obsesionan por el ejercicio también lo pueden hacer por la alimentación. Hacer ejercicio de forma compulsiva puede ser un trastorno en sí mismo, pero también un derivado de los TCA. Quien tiene anorexia o bulimia también puede utilizar el ejercicio físico como medio para perder peso”, señala González-Cutre.
A finales de 2020, expertos de la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital Provincial de Castellón apuntaban que el ejercicio físico compulsivo aparece como “denominador común” en los casos de trastornos de conducta alimentaria detectados durante la pandemia. “La mayoría de casos parecen haberse desencadenado por el intento de introducir hábitos saludables durante el confinamiento, al iniciar el ejercicio físico en casa o por la influencia incisiva de las redes sociales”, comentaban. Y es que también en el confinamiento se utilizó el deporte para combatir la ansiedad y llenar tiempos muertos. “El ejercicio físico servía para marcar una rutina y mantenerte sano. Pero cuando sobrepasas ese límite, ya no es saludable”, asegura González-Cutre.
¿Qué síntomas alertan de una adicción al ejercicio físico?
Los criterios que se consideran para determinar que una persona es adicta al ejercicio son similares a los establecidos para la adicción a sustancias como las drogas. El experto los resume en cuatro:
- Abstinencia. “Provoca síndrome de abstinencia, como con el consumo de drogas o alcohol: necesitas hacer ejercicio, porque cuando no lo haces, te encuentras mal”, comenta. Ansiedad, irritabilidad o problemas del sueño son muy característicos.
- Tolerancia. Se necesita incrementar continuamente la cantidad de ejercicio para lograr el efecto deseado.
- Continuación. Se sigue haciendo ejercicio, a pesar de los problemas reiterados que puedan aparecer.
- Tiempo. Se ocupa mucho tiempo libre a la realización de ejercicio, por lo que puede afectar a otros aspectos de la vida, como estudios, familia o pareja.
¿Y en el caso de los adolescentes? Estas señales se traducen, por ejemplo: en que no puede en ningún caso perder un entrenamiento, nunca está satisfecho con sus logros físicos o deja a sus amigos para hacer más ejercicio.
Consecuencias de hacer ejercicio físico compulsivo
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El ejercicio en exceso, por supuesto, provoca dolores y lesiones, sobre todo propias de la sobrecarga del cuerpo y de la repetición de ciertos movimientos o por la falta de descanso. También hay mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. “Si te machacas demasiado y, a pesar de que puedas tener algún tipo de dolor o lesiones provocadas por el ejercicio, sigues haciendo, al final el cuerpo lo sufre”, sostiene el especialista. La pérdida excesiva de peso que podría suponer, en el caso de las chicas, también podría acarrear desarreglos hormonales.
Pero también se dan alteraciones importantes en la conducta. La baja autoestima o la presión por el rendimiento pueden llevar trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión. González-Cutre incide en otro aspecto: “Si la pasión por el ejercicio, no es harmónica (equilibrada) sino obsesiva, le pones demasiada pasión y te obsesionas con ello, te afecta a otros aspectos de tu vida”. El aislamiento social es el más claro.
Diagnóstico y tratamiento de esta dependencia
Para evaluar la adicción al ejercicio, existen diversos cuestionarios, como por ejemplo la Escala de Dependencia del Ejercicio (EDS) o el Inventario de Adicción al Ejercicio (EAI). Como exponen en este trabajo, estos cuestionarios en concreto no identifican cuando un sujeto padece adicción, sino el riesgo de desarrollarla. El EDS, por ejemplo, permite categorizar los sujetos en tres grupos: en riesgo, sintomáticos no dependientes y asintomáticos no dependientes.
Pero, además, por supuesto hace falta también que un psicólogo clínico mediante una entrevista en profundidad, su experiencia y juicio clínico reconozca a los chicos y chicas que se sienten obligados a hacer ejercicio hasta el punto o más allá de lesionarse.
El tratamiento se basa en intervenciones de tipo cognitivo-conductual psicológico que ayuden al joven a cambiar su actitud sobre el ejercicio y a aprender a alcanzar un equilibrio entre la práctica moderada de deporte y su vida social. Para ello, es importante que reconozca su problema y las consecuencias negativas que tiene sobre su salud y que se aborden las creencias y comportamientos que han llevado a esa dependencia, así como su situación emocional y las posibles alteraciones en la autoestima. Tatar otras afecciones, como trastornos alimentarios, depresivos u obsesivos (TOC), también deben incluirse.
¿Cómo prevenir la adicción al ejercicio?
Para el profesor de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte es primordial cambiar el mensaje que se da en la sociedad sobre el ejercicio. “Muchas veces se dice que es bueno para perder peso, tener menos barriga o caderas. Y hay que tratar de luchar contra ese mensaje que hace mucho daño. Debemos enfocar el ejercicio físico como bueno para la salud”, manifiesta.
A los padres les recomienda hacer ejercicio físico con sus hijos y disfrutar de ello. Y los chavales, no dar tanta importancia al aspecto estético. “En esto el grupo de iguales tiene más efecto. Los mensajes que se lanzan unos a otros tienden a fomentar las adicciones”, reconoce.
Practicar ejercicio guiado por un licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte es otro de sus consejos. “Este profesional ha estudiado qué cargas son las mejores para soportar y cómo podemos hacer una progresión de entrenamiento guiada y lógica. La probabilidad de tener una adicción es menor”, comenta el especialista sobre esta figura que ve necesaria no solo en gimnasios y salas de musculación, sino también en parques biosaludables, de workout o calistenia al aire libre.