La endometriosis se caracteriza por la detección de tejido endometrial, la mucosa que recubre el interior del útero, fuera de su localización habitual. La causa de su desarrollo, la relación entre la extensión de la enfermedad y la gravedad de los síntomas y sus efectos sobre la fertilidad son todavía desconocidos en su totalidad. Y, por el momento, no tiene cura. Los tratamientos disponibles se dirigen a aliviar sobre todo el dolor, intentar retrasar las lesiones y preservar o reestablecer la función reproductiva. A pesar de que se estima que afecta a unos 14 millones de mujeres y niñas en la Unión Europea, y a 176 millones en todo el mundo, son pocos los estudios al respecto y escasa la evidencia científica que los sustente.
Aunque la endometriosis es más frecuente en mujeres de 25 a 44 años, también se ha detectado en adolescentes. Los datos apuntan que entre el 25% y el 50% de las pacientes con problemas de esterilidad la sufren y entre el 15% y el 87% de las consultas por dolor pélvico crónico la tienen como causa desencadenante, aunque las referencias son muy variables según los autores y las poblaciones estudiadas. Informes procedentes de EE.UU. la señalan como la segunda causa de histerectomía en ese país.
Este baile de cifras se debe a dos razones fundamentales: la dificultad que reviste hacer un diagnóstico certero y las diferenciaciones de la población que se estudie. Se conoce que la edad de mayor prevalencia oscila entre la tercera y cuarta década. Algunos autores afirman que es más frecuente en mujeres asiáticas. El diagnóstico se realiza mediante laparoscopia (y biopsia) que, a menudo, coincide con una exploración para determinar el motivo por el cual una mujer no se queda embarazada.
Con todo, esta enfermedad crónica -que no reviste peligro para la afectada, pero altera mucho su calidad de vida- carece aún de un tratamiento curativo. Puede ser asintomática o desarrollar un abanico de indicios. El más habitual es el dolor pélvico, seguido de menstruación dolorosa o difícil (dismenorrea), relaciones sexuales dolorosas (dispareunia), el dolor pélvico no asociado al ciclo menstrual, micción difícil, dolorosa e incompleta (disuria) y estreñimiento.
Se han apuntado algunos factores de riesgo que pueden favorecer su desarrollo. Entre ellos figuran una menarquia prematura, antes de los 11 años, y ciclos de menos de 27 días o superiores a 32. Por el contrario, parece que un gran número de partos y un periodo largo de lactancia son factores que disminuyen el riesgo en mujeres multíparas, igual que sucede con la práctica de ejercicio regular.
Tratamiento de los síntomas
Las mujeres que realizan ejercicio de dos a cuatro horas semanales tienen un riesgo disminuido de desarrollar la enfermedad
El tratamiento de la endometriosis está dirigido a paliar los síntomas, intentar retrasar la expansión y preservar o reestablecer la función reproductiva. La guía publicada por el American College of Obstetricians and Gynecologists para su manejo establece que el tratamiento durante un mínimo de tres meses con un agonista de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) es efectivo para aliviar el dolor, pero cuando este síntoma requiere continuidad, hay que asociar otros medicamentos, ya que el uso de este fármaco provoca pérdida de la densidad mineral ósea y adelanta la menopausia.
Otros fármacos utilizados son los derivados de testosterona y las píldoras anticonceptivas. Los métodos quirúrgicos menos invasivos y que no requieren hospitalización son la ablación por láser y la eliminación de tejido mediante vaporización con láser de CO2. La extracción de tejido endometrial de las áreas más extensas se realiza, con frecuencia, con cirugía por laparoscopia o con histerectomía en los casos más graves.
Poca investigación
Además de los tratamientos para controlar el avance de la endometriosis y aliviar los síntomas, algunas investigaciones señalan que seguir un estilo de vida saludable contribuiría a mejorar el día a día de las pacientes. Estudios preliminares sugieren que las mujeres que realizan ejercicio de dos a cuatro horas semanales tienen un riesgo disminuido de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, este beneficio está limitado en quienes realizan ejercicio vigoroso, como jogging o cualquier otra práctica deportiva que implique un incremento de la frecuencia cardiaca (ejercicio aeróbico).
Seguir una dieta adecuada y equilibrada es la clave para la gestión de muchas enfermedades y para mejorar, en general, la calidad de vida. Por este motivo, la investigación científica ha encontrado beneficio en una serie de consejos de alimentación saludable: las mujeres que beben más de 1,5 tazas de café al día tienen más probabilidades de sufrirla, aunque ningún estudio ha evidenciado que si se evita la cafeína mejoren los síntomas. Una investigación llevada a cabo hace unos años y publicada en «American Journal of Obstetrics and Gynecology» insinúa que la ingesta de aceite de pescado puede reducir su severidad y que mejora los síntomas de la dismenorrea (menstruación dolorosa), que puede ser causa de la endometriosis. Otra, publicada en «Family Practice News» (2004), proponía una combinación de vitamina C y E, con el objetivo de ayudar a disminuir el dolor en adolescentes.
En un pequeño trabajo preliminar se detectó que la acupuntura auricular (realizada en el pabellón auricular) fue tan eficaz como la terapia hormonal en el tratamiento de la infertilidad asociada. Sin embargo, a pesar de que se dispone de algún informe que señala que la acupuntura puede ayudar a aliviar el dolor, no hay estudios controlados que así lo confirmen. Por este motivo, los especialistas insisten en que, aunque aportan beneficios a algunas afectadas, se necesita más investigación al respecto para establecer evidencia científica de peso.
La voz y el apoyo de las afectadas
Como sucede con otras enfermedades crónicas, los grupos y las asociaciones de ayuda y las asociaciones de pacientes expertos, que brindan a las afectadas la posibilidad de intercambiar sus vivencias y preocupaciones, contribuye a sobrellevarla mejor. Es el caso de la Asociación de Afectadas de Endometriosis Cibernautas, ADAEC, una agrupación estatal con sede en Valencia, que trabaja desde distintos puntos de España gracias a las nuevas tecnologías y que lucha por informar, sensibilizar y concienciar a los ciudadanos y al personal sociosanitario sobre la enfermedad.
María Antonia Pacheco Cumbre, presidenta de la ADAEC, explica que el tiempo medio para la emisión de un diagnóstico ronda nueve años. Se calcula que en ese tiempo una paciente visita a cinco médicos distintos -médicos de familia, ginecólogos y otros especialistas-. Durante este período las pacientes sufren, además de los problemas derivados de la enfermedad, «una considerable disminución de su calidad de vida debido al estrés, el desconocimiento y la incomprensión social, familiar y, en muchos casos, médica», añade.
Este grupo, según informa Pacheco, demanda a las autoridades sanitarias una serie de peticiones:
- La redacción de una guía nacional.
- La formación de equipos multidisciplinares de trabajo para minimizar los posibles errores de diagnóstico y calidad en el servicio prestado.
- La creación de unidades de referencia para los casos graves.
- La detección precoz de la enfermedad.
- La agilización en las listas de espera para tratamientos de fertilidad.
- La vigilancia sobre los medicamentos indicados para la endometriosis.
- La modificación de los criterios de determinación de incapacidades laborales a causa de la endometriosis.
- La promoción de la investigación en el tratamiento, un aspecto clave para afrontarla y garantizar el derecho a la salud de las mujeres. Las afectadas tienen mayores probabilidades de sufrir síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, asma, alergias, eczemas, hipotiroidismo y artritis, entre otras.
Imagen: richie graham
Una de las primeras cuestiones que se plantean las mujeres tras el diagnóstico es si éste afectará a su capacidad de tener hijos. Los datos señalan que entre un 30% y un 40% de las afectadas no son fértiles, es decir, que la endometriosis es una de las tres causas de infertilidad femenina. Muchas mujeres descubren que sufren la enfermedad cuando se realizan pruebas que les expliquen la razón por la cual no se quedan embarazadas. No obstante, no sucede en todas las pacientes, sobre todo, si la patología es leve.
Ante la infertilidad por endometriosis, procedimientos como la fertilización “in vitro” (FIV) son efectivos. A pesar de que el uso de hormonas junto con la FIV es beneficioso, no dan el mismo resultado otras terapias hormonales. Así lo señala una reciente revisión realizada por la Biblioteca Cochrane, con la inclusión de 24 ensayos, que apunta que no hay pruebas del beneficio de la supresión de la ovulación para estas pacientes, a pesar de que durante años se han utilizado esteroides sintéticos. El danazol es uno de ellos, usado para el abordaje del dolor y la infertilidad asociada. Según concluye la revisión, mejoraría el primer síntoma pero no la fertilidad, más bien al contrario, ya que la ovulación y los períodos se detienen durante el tratamiento.
La laparoscopia para extraer el tejido endometrial cuando la afección es leve o mínima también es eficaz para mejorar la fertilidad. Algunos estudios demuestran que la cirugía puede doblar la tasa de embarazo. Sin embargo, la probabilidad de éxito siempre va ligada al grado de la enfermedad.