Actualmente existen más de 100.000 sustancias químicas contaminantes y menos del 10% de ellas han sido valoradas por sus efectos adversos sobre la salud. El asma, los trastornos neurológicos, las malformaciones, las intoxicaciones y el cáncer son sólo algunas de las patologías que la Unión Europea considera atribuibles a factores de riesgo ambiental. En la actualidad se estima que un 20% de los enfermos europeos padecen dolencias relacionadas con factores ambientales.
De sobras es conocido por las autoridades sanitarias que los tumores (benignos o no) se originan por una combinación variable de dos factores: uno genético y el otro ambiental. Asimismo, se estima que determinantes medioambientales, físicos, químicos o biológicos se asocian a un 85% y el 96% de tumores pediátricos. Pese a lo que ocurre en el ámbito terapéutico, donde los avances relacionados con la supervivencia de la población infantil afectada de cáncer han sido evidentes, no sucede lo mismo en el aspecto preventivo. De hecho, muchos factores de riesgo medioambiental siguen siendo desconocidos.
Prevención, poca
Enfermedades respiratorias, como asma y alergias, por contaminación del aire; trastornos neurológicos de desarrollo por contacto con metales pesados como dioxinas y plaguicidas; cáncer infantil por exposición al humo del tabaco en el núcleo familiar o exposición de los progenitores a disolventes y efectos del sistema endocrino son algunos de los ejemplos de enfermedades ligadas íntimamente al medio ambiente.
Centrada en la interacción del medio ambiente en estas patologías, la UE ha puesto en marcha la iniciativa ‘Science, Children, Awareness, Legal instrument, Evalualion’ (SCALE), de aplicación progresiva y cuyo primer ciclo, centrado en la población infantil y juvenil, va del año 2004 al 2010. Los expertos prevén profundizar en el conocimiento y buscar medidas adecuadas que reduzcan la incidencia de estos factores así como disponer de los datos necesarios que permitan establecer políticas sanitarias comunitarias. Además, en el Plan de Acción Comunitario sobre Medio Ambiente y Salud el Consejo Europeo se reconoce la necesidad de crear Unidades Clínicas de Salud Medioambiental Pediátrica.
Muchos contaminantes
Los hospitales destacan como la cuarta fuente emisora de mercurio al medioambiente
Datos de la UE señalan que el 40% de estas patologías recaen en la población infantil, aún teniendo en cuenta que solamente constituyen el 10% de la población general. El motivo, dan cuenta los expertos, es la gran vulnerabilidad por la ingesta de más alimentos y líquidos y por respirar más cantidad de aire contaminado por kilogramo de peso que los adultos. Eso quiere decir que incorporan más sustancias tóxicas con el agravante que no disponen de mecanismos aún desarrollados para neutralizarlas o eliminarlas.
También respiran compuestos orgánicos volátiles más densos y pesados que el aire, por estar más cerca del suelo, además de los contaminantes que persisten en la tierra o el suelo. Actualmente, y según datos de las Agencias Internacionales de Protección Ambiental, existen más de 100.000 sustancias químicas contaminantes y cerca del 10% pueden tener efectos adversos sobre la salud infantil y juvenil.
Sostenibilidad hospitalaria
Cada vez más los centros sanitarios, a resultas de la especialización, ven ampliados sus parques tecnológicos y, a la vez, sus niveles de contaminación. Un ejemplo son las ondas electromagnéticas que emiten algunos aparatos y algunos materiales utilizados para la realización de pruebas diagnósticas, entre los que se encuentran el plomo y el mercurio, y que podrían ser perjudiciales para la salud.
De hecho, los últimos estudios efectuados señalan los hospitales como la cuarta fuente emisora de mercurio al medioambiente. Todo ello origina la aparición de nuevos reglamentos para establecer la forma de eliminar totalmente el mercurio de la actividad sanitaria por ser una sustancia altamente tóxica, sobre todo para el cerebro en desarrollo. No obstante, la mayoría de las estrategias vienen auspiciadas desde la UE.
Por la gran avalancha de recomendaciones, expertos de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica, SEEIC, se han reunido recientemente en Córdoba para dar a conocer los últimos avances científicos y de la sostenibilidad en hospitales. Además, los especialistas han aunado fuerzas para conseguir un nexo de unión, y de lenguaje, entre todos los sectores implicados, como empresas proveedoras, técnicos de electromedicina y profesionales asistenciales, entre otros.
Imagen: Matthew Oliphant
Las Unidades de Salud Medioambiental Pediátricas (UPA), situadas dentro de los servicios de pediatría de los hospitales, están especializadas en el riesgo medioambiental asociado a la infancia. Formados por equipos multidisciplinares, son unidades clínicas donde pediatras especializados, junto con otros expertos, sanitarios o no, buscan la mejor manera de abordar las patologías asociadas. España, pionero en su implantación en Europa, ya cuenta con dos de estas unidades en los hospitales públicos de Valencia y Murcia.
Los expertos ponen de manifiesto que la creación de las UPA es una respuesta del mundo sanitario a la progresiva inquietud de los ciudadanos ante las posibles implicaciones sanitarias derivadas de problemas o catástrofes medioambientales. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estimula el desarrollo de estrategias relacionadas con la salud medioambiental pediátrica, donde facultativos especializados recomienden acciones preventivas a progenitores y, asimismo, para apoyar cambios en las políticas sanitarias.