¿Qué diferencias existen entre un estado vegetal o vegetativo y el de conciencia mínima? ¿Dónde sitúan las neurociencias la frontera entre la muerte cerebral y la parca de las parcas? Datos científicos recientes alimentan un debate centenario sobre la eutanasia y la dignidad del morir. El eje de las discusiones se centra en la reversibilidad.
Al profesor James Bernat, catedrático de neurología en la Universidad Darmouth de Hanover, Nueva Hampshire, le repele oir hablar de los individuos con estado vegetativo persistente (EVP) como ‘vegetales’. «Se trata de un término que inventamos nosotros los neurólogos, pero que hemos acabado desterrando del glosario de la especialidad. El enfermo es aún un ser humano, tributario de la mayor dignidad, y no merece un trato tan peyorativo como el que la palabra vegetal le atribuye».
Hablamos de enfermos con una alteración de conciencia que les permite abrir los ojos, mirar, sin ser capaces de reconocer nada ni reaccionar ante muy diversos estímulos. «Mantienen los actos reflejos primordiales, pero viven asentados en una situación que, vista desde fuera, puede parecer muy angustiante: no experimentar nada». Técnicamente el cerebro vive; la mente, es otra cosa.
Bernat lleva años investigando el EVP y reclama a los neurólogos que hagan siempre exámenes concienzudos y reiterados de sensibilidad a los estímulos. «Sólo podemos diagnosticar un EVP ante la evidencia irrefutable de que el cerebro es incapaz de responder a los estímulos». No obstante, el especialista advierte que muchos estados mínimos de conciencia pasan inadvertidos y se confunden fácilmente con EVP. «La concreción diagnóstica debe ir avalada, además de con un estudio exhaustivo de las reacciones, por la causa que ha motivado el trastorno y el tiempo transcurrido desde la pérdida de conciencia».
Crónico irreversible
Tanto el EVP como estado mínimamente consciente pueden ser agudos o crónicos, reversibles e irreversibles. Una serie de lesiones difusas en tálamo, neuronas corticales y sustancia blanca son las responsables de tales estados. Por medio de tomografías y pruebas de resonancia magnética, los neurólogos pueden ahora distinguir si las áreas de la corteza cerebral secundaria responden a los estímulos, o si lo hacen sólo las de la corteza cerebral primaria.
«Hay enfermos con EVP que tienen intactas algunas funciones corticales de procesamiento de la información, aun sin mostrar la mínima conciencia»
La duración del estado es decisiva para certificar una reversibilidad o irreversibilidad. Por lo general, estados vegetativos de más de un año y que han tenido por origen de la lesión un traumatismo se consideran irreversibles; al igual que los de 3 meses que hayan tenido por origen un infarto cerebral. Para complicar más las cosas, hay pacientes con EVP que experimentan respuestas a determinados estímulos de forma intermitente.En los casos de estado mínimamente consciente se recomienda un tratamiento a base de estímulos que puedan desencadenar. «Ambos pacientes son seres muy frágiles», describe el profesor Bernat, «son capaces de mirarnos a los ojos y hacernos creer que van a decir algo; pero nunca ocurre nada».
El caso Schiavo
Fue un caso que conmocionó a la opinión pública estadounidense: Terri Schiavo, la mujer de Florida con un estado cerebral vegetativo que se debatió durante meses entre la vida y la muerte, con unos padres partidarios de mantenerla con vida, una ex pareja favorable a la eutanasia, una corte suprema proclive a no alargar su vida por medios artificiales y un presidente contrario a dicha idea. «Fue un caso paradigmático de EVP con áreas del cerebro dañadas o destruidas, pero con capacidad de abrir y cerrar los ojos, mirar y generar cierto tipo de expresiones […] Una trágica ironía de máxima expresividad con mínima (o nula) conciencia».
Bernat admite la dificultad de discernir entre vida y muerte ante semejante estado, asegura que tanto las neurociencias como la medicina legal abordan un debate muy abierto en esta cuestión, pero como investigador se siente atraído ante la posibilidad de identificar indicadores electrofisiológicos de funciones corticales conservadas en este tipo de pacientes. «Sabemos que hay enfermos con EVP que tienen intactas algunas funciones corticales de procesamiento de la información, aun sin mostrar la mínima conciencia» Terri Schiavo falleció en marzo del 2005, a la edad de 41 y tras permanecer 15 años en estado vegetativo.
El debate de la muerte digna no es ajeno a la opinión pública española. La palabra eutanasia provenie del griego, donde el prefijo euque significa bueno y el sustantivo thánatos que equivale a muerte, sugiere el concepto de una ‘buena muerte’. Hace escasas semanas, tras conocerse el fallecimiento de Jorge León, un pentapléjico que había manifestado en reiteradas ocasiones su deseo de morir y cuyas circunstancias de muerte se están investigando aún para determinar si se le ayudó o no a morir, la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, afirmó que «en estos momentos el Gobierno no tiene ninguna intención de realizar ningún tipo de actuación en relación con la eutanasia».
Salgado insistió en que, desde el inicio de la legislatura, la postura de la Administración al respecto «no ha cambiado en absoluto», pero que se abordará la cuestión de una muerte digna desde la modificación de la reglamentación actual de los cuidados paliativos. En este sentido, recordó que el Ministerio de Sanidad y Consumo pretende aprobar a final de año una serie de estrategias nuevas para intensificar la posibilidad de que haya cuidados paliativos para todas las personas que lo necesiten, «lo que implica que los pacientes puedan ver aliviada la recta final de sus vidas sin dolor».
Subrayó la ministra que tanto la Administración como el Sistema Nacional de Salud «deben ofrecer toda la ayuda posible a las personas que sufren». Con respecto a la eutanasia, Salgado manifestó que «trata de un debate que no corresponde al Gobierno». Frente a la postura de algunas organizaciones a favor de la eutanasia que defienden que desconectar a un paciente de un sistema respiratorio es hoy día un acto legítimo, Salgado obstó que «no está dentro de la legalidad» y emplazó a que todos los españoles tienen derecho a una muerte digna «dentro de los supuestos contemplados en el apartado de los cuidados paliativos».