Prisas para llevar a los niños al colegio, carreras para llegar a tiempo al trabajo, comidas rápidas fuera de casa… El acelerado ritmo de vida actual favorece el aumento del número de personas que padece dificultades para evacuar las heces, un trastorno que casi todo el mundo ha experimentado alguna vez y que, aunque molesto y doloroso, habitualmente tiene fácil solución. Los expertos tienen la clave: comer bien, hacer ejercicio y tomarse la vida con tranquilidad.
Un trastorno muy extendido
Si “ir al baño” le supone un esfuerzo excesivo, dolor y, a menudo tiene la sensación de no haber vaciado por completo, lo más probable es que se encuentre entre los más de siete millones de españoles y españolas que padecen estreñimiento. Este trastorno, llamado también constipación, es la evacuación de heces excesivamente duras, escasas, secas o infrecuentes, según la definición del doctor Gregorio Mariscal Bueno, especialista en Endocrinología de la clínica Mariscal de Endocrinología y Nutrición, de Madrid. El proceso comienza en el tubo digestivo, que transforma y absorbe los nutrientes que proporcionan al organismo la energía necesaria. Los alimentos mezclados con diversos líquidos (bolo alimenticio), avanzan después a través de 8 metros de intestino hasta el recto, donde se eliminan. Cuando se retrasa la progresión del bolo, o se retiene en el último tramo del intestino grueso, se produce estreñimiento.
La doctora Sol Illanes, médico del centro médico proctológico Illanes, de Madrid, sostiene que puede considerarse normal un ritmo intestinal que oscile desde tres veces por semana hasta tres veces por día. Por su parte, el doctor Mariscal indica que una persona es estreñida “cuando tiene dificultad en defecar con una frecuencia superior al 25% de las ocasiones, con una frecuencia inferior a tres deposiciones a la semana o cuando las heces diarias no llegan a 250 g de peso”. En opinión del doctor Vicente Pérez Ribelles, especialista en Endocrinología y Nutrición y director médico del centro Nutricare de Madrid, se puede hablar de estreñimiento cuando el tiempo de evacuación es superior a tres días (72 horas) y se eliminan unas heces excesivamente compactas.
Se trata de una dificultad muy extendida ya que cerca del 20% de la población sufre estreñimiento en España, es decir, unos 7 millones de personas, de las que el 35% son estreñidos crónicos. Un porcentaje que el doctor Pérez Ribelles eleva al 30-50% y que se da con mayor frecuencia en el medio urbano que en el rural. Sin embargo, el doctor Juan Manuel Herrerías, Jefe de Servicio de la especialidad de Aparato Digestivo del hospital Virgen Macarena de Sevilla matiza que, aunque el 20% de la población se autodefine como estreñida, un estudio minucioso rebaja este porcentaje al 3%. ¿Cómo estar seguros entonces de padecer este trastorno? Existe cierta confusión, ya que la mayoría de las personas cree que si no se evacua a diario se padece estreñimiento. Pero hay una serie de síntomas que definen este desajuste, aunque en opinión de los especialistas son poco definitorios: flatulencias, pesadez digestiva o sensación de plenitud intestinal, náuseas, hinchazón, calambres abdominales? Además -como añade el doctor Mariscal-, este malestar suele estar acompañado de “dolores de cabeza, decaimiento, inapetencia e irritabilidad”.
Más seguridad existe respecto a que este trastorno afecta más a las mujeres (es tres veces más frecuente que en los hombres), lo que Pérez Ribelles achaca a “los embarazos, la actitud social, el falso pudor o las reticencias sobre el lugar de evacuación”. El especialista de la clínica Mariscal añade que puede deberse a “una alimentación más deficitaria, un menor consumo de agua, menor actividad física, más problemas ano-rectales (hemorroides, fisuras, ?) y estar sometidas a mayor tensión emocional”. A partir de los 60 años, sin embargo, las cifras de personas estreñidas de ambos sexos se igualan, según explica el doctor Herrerías, quien añade que es un trastorno especialmente frecuente en personas de edad avanzada y casi la mitad de los ancianos lo padecen. Sin embargo, el estreñimiento no tiene edad y el 5% de las consultas pediátricas responden también a las dificultades de los más pequeños para evacuar las heces. ¿Pero, por qué se produce?
Origen múltiple
El estreñimiento no es un mal en sí, sino un síntoma de otros trastornos, según expresa el doctor Mariscal. Puede ser un signo de la presencia de enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, esclerosis múltiple, diabetes o hipotiroidismo. Sin embargo, por regla general es un trastorno de carácter funcional y está asociado a factores alimentarios, sociales y psicológicos. Existen numerosas circunstancias que pueden conducir a padecer esta dolencia, desde la predisposición genética hasta ciertos hábitos, o las consecuencias de vivir en una sociedad industrializada. Los expertos señalan entre las más relevantes:
- Escasez de ingestión de alimentos con residuo (fibra alimenticia)
- Ausencia de estímulo anal
- Pereza o demora en atender a la sensación de evacuación
- Pérdida de fuerza en la prensa abdominal por flaccidez de la musculatura (embarazos, que obstruyen el intestino, la diabetes y otras enfermedades endocrinas obesidad, etcétera)
- Presencia de lesiones dolorosas ano-rectales
- Una ingestión deficiente de agua y líquidos
A ellas habría que añadir el consumo de ciertos medicamentos (sedantes, antidepresivos, antiespasmódicos, antihistamínicos, neurolépticos, opiáceos, hierro?), el abuso de laxantes, la existencia de enfermedades, así como enfermedades neurológicas y psiquiátricas, como explica la doctora Illanes.
Pero no todos los estreñimientos responden a estos parámetros. Existe un tipo de esta dolencia que puede considerarse agudo o pasajero, aquél que está asociado a determinadas situaciones, como los cambios de residencia, los viajes o las variaciones en la dieta o en los horarios. Se trata de un tipo de trastorno que suele remitir cuando el afectado vuelve a su rutina habitual. Otro ejemplo de estreñimiento “diferente” es el que padecen las personas mayores, un trastorno que los médicos atribuyen a una alimentación deficiente, problemas de deshidratación, problemas masticatorios y digestivos, así como a un elevado consumo de medicamentos e inmovilidad.
También pueden existir casos graves, aunque infrecuentes, en los que el estreñimiento ocasiona la obstrucción del intestino y provoca fuertes dolores de tipo cólico, distensión abdominal y vómitos. El doctor Herrerías añade un caso más, el impacto fecal, una dolencia que afecta especialmente a los ancianos y las personas que llevan largo tiempo encamadas. En este trastorno las heces se van acumulando y producen una masa que provocan la aparición de una diarrea equivocada.
Luchar contra el estreñimiento
El tratamiento de este trastorno debe ser etiológico, según explica el doctor Mariscal. Es decir, hay que tratar la causa que lo origina. Dado que en la mayoría de los casos el origen del estreñimiento suele ser funcional, la solución más recomendada por todos estos especialistas es tomar una serie de medidas higiénico-dietéticas que ayudan fácilmente a combatirlo:
- Ingerir fibra: Hay que realizar de forma progresiva (nunca bruscamente) una dieta cada vez más rica en agua y fibras, en una cantidad adecuada (20-30 g.). La fibra debe incluirse en los alimentos o ser administrada de manera directa. Para ello es conveniente ingerir zumos, caldos, infusiones, sopas, salvado de trigo, cereales, frutas frescas y pasas, verduras cocinadas enteras y ensaladas.
- Beber: Es muy importante beber una cantidad suficiente de agua y líquidos no gaseosos. Además, beber un poco de agua templada en ayunas puede estimular la defecación.
- Hacer ejercicio: Basta con caminar un par horas diariamente, ejercicio que desarrolla y mantiene la musculatura. Además, la postura erguida contribuye a una mejor preparación del bolo fecal por la simple fuerza de la gravedad.
- Masajear el abdomen
- Defecar al primer estímulo: Siempre hay que atender rápidamente a la sensación/percepción de estímulo y no dejarlo para más tarde.
- Horario fijo: Es necesario establecer un horario para la evacuación. Se debe intentar defecar a la misma hora cada día, preferentemente después del desayuno.
- Comer yogur y otros fermentos lácteos: Son muy convenientes porque equilibran la flora intestinal, mejorando las secreciones y estimulando el peristaltismo.
- Evitar alimentos astringentes: Es aconsejable prescindir en la dieta de alimentos como el azúcar, los caramelos, los quesos curados, las zanahorias, el membrillo, los plátanos, la pulpa de manzana o el arroz.
- Consumo de aceite: Tomar 2-3 cucharadas de aceite de oliva al día puede facilitar la deposición fecal, ya que actúa como lubricante.
- En casos agudos es necesario, en ocasiones, recurrir a los laxantes, sustancias que favorecen la defecación por formar heces blandas y voluminosas. Deben utilizarse con cautela, ya que su abuso puede generar dependencia, estreñimiento crónico y hasta lesiones intestinales.
El jefe de servicio de Aparato Digestivo del Hospital sevillano Virgen Macarena discrepa de la opinión negativa y generalizada acerca del uso del laxante para combatir la dificultad para defecar, y asegura que tanto los laxantes que provocan el aumento de volumen de las heces (fibra comercial) como los osmóticos (a base de lactulosa) son beneficiosos “en multitud de casos y pueden usarse sin problemas”. Pero este experto incide en que un paciente que tenga problemas para realizar la deposición fecal nunca debe automedicarse y tomar un laxante sin que lo haya recomendado un profesional.