Los jóvenes españoles se inician en el hábito de fumar a los 13,9 años, antes de lo que creen sus progenitores. Uno de cada tres padres desconoce que su hijo fuma. En la mayoría de los casos (ocho de cada diez), lo hacen porque tienen amigos fumadores y, aunque transcurrido cierto tiempo intentan abandonar el hábito tabáquico, muchos recaen antes de tres meses. Son algunos de los datos preocupantes recopilados a partir del estudio sociológico “Juventud y Tabaquismo”. Para este trabajo, llevado a cabo por la Fundación Pfizer, se han realizado 1.600 entrevistas a jóvenes entre 12 y 20 años y a sus progenitores. Francisco Rodríguez Lozano, médico estomatólogo, experto en cáncer y presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), comenta sus resultados y apunta algunas líneas de acción para combatir este inicio precoz en el tabaquismo.
En España, se empieza a fumar entre los 13 y los 14 años.
Muchas. El precio es una de ellas, ya que España es uno de los países más baratos de la Unión Europea y esto se relaciona de manera directa con el consumo y, en especial, el de los jóvenes. También hay una influencia importante de las campañas de publicidad de tabaco, que se dirigen a este grupo de población en concreto. El objetivo de la industria es captar a las personas jóvenes para tenerlas enganchadas de por vida. Ahora, salvo en Canarias, donde aún se puede hacer publicidad, en el resto de España y de la Unión Europea no está prohibida.
“Los jóvenes españoles se inician en el hábito de fumar a los 13,9 años y el 80% lo hacen porque tienen amigos fumadores”
Es cierto que la pertenencia al grupo de amigos, en ocasiones, influye más que tener unos padres fumadores. No obstante, hay que recalcar que el estudio realizado es una encuesta donde se reflejan opiniones. Si un joven fuma, para él fuman todos los de su edad. Y aunque las cifras son altas, esta es una percepción de los jóvenes. Hay que decirles que ¡la mayoría no fuma!
Depende de cada comunidad autónoma, aunque los datos del último estudio epidemiológico del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad sobre este asunto ya han quedado un poco retrasados. No obstante, según distintas investigaciones, a edades tempranas, de los 13 a los 14 años, fuman entre el 30% y el 40%; y un 27,5% de los jóvenes, entre los 16 y los 20 años.
“Las mujeres sufren un doble impacto del tabaquismo: por ser jóvenes y ser mujeres”
Se inician más o menos a la vez, pero hay un problema con las chicas -y no se sabe por qué-, con su incorporación al consumo de tabaco. Es algo que se repite en otros países. En España, han empezado a fumar más mujeres por factores culturales y porque las campañas publicitarias no solo están dirigidas a fomentar el tabaquismo entre los jóvenes, sino sobre todo entre ellas, así que sufren un doble impacto del tabaquismo: por ser jóvenes y de sexo femenino. Ahora que empieza a disminuir el número de fumadores en el primer mundo, ellas están empezando a fumar más que los varones. Creemos que también hay factores de género implícitos, aunque no hay estudios que lo hayan demostrado. También es importante que, cuando se inician, es más difícil para las mujeres dejar de fumar que para los hombres. Eso también se refleja en la encuesta.
De género. Pero no sabemos por qué exactamente. El caso es que a las mujeres les cuesta más dejarlo. Cuando deciden fumar, ese hábito se instaura, fuman convencidas y, quizá por eso, les resulta más difícil abandonarlo.
“Para las mujeres es más difícil dejar de fumar que para los hombres”
No creo que tenga mucho que ver, porque el inicio precoz del tabaquismo no es un problema de España, sino en toda Europa. Aunque cada vez fuma menos gente, el de los jóvenes es un sector de población complicado, ya que las campañas realizadas en los colegios para evitarlo no han funcionado. Sí hay evidencias de que es un sector en el que subir el precio funcionaría. Así lo expone el Banco Mundial. Un aumento del 10% en el precio del tabaco puede implicar que deje de fumar un 4% de la población, sobre todo en una época de crisis. Entre los jóvenes, este porcentaje se podría duplicar y ser del 7% u 8%. A ellos les afecta mucho el precio, aunque también surgen otras formas de tabaquismo.
Al consumo de tabaco en cigarrillos liados, que es tan peligroso como el otro y que a los jóvenes se les presenta como más sano, a pesar de no ser cierto. Los productos para liar cigarrillos llevan componentes ignífugos para quienes se inician, pero que también son cancerígenos. No es cierto que no dañen la salud.
“Un aumento del 10% en el precio del tabaco puede implicar que deje de fumar un 4% de la población y el 8% de los jóvenes”
Hay muchos mitos. Pero ese, en concreto, aún tiene algo de verdad. Al dejar de fumar, es normal que se engorde algo y que eso le preocupe a una chica; se modifica un poco el metabolismo y, con frecuencia, se ganan unos kilos. Pero se puede combatir con ejercicio y si se evitan ciertas comidas y alimentos. Por eso, sería bueno que el intento de dejar fumar se hiciese bajo el control de un profesional sanitario que individualizara lo que necesita cada uno. Los fracasos a medio y largo plazo son comunes en quienes lo intentan por su cuenta. Sin embargo, el problema que tenemos es que los jóvenes no están muy próximos a los profesionales sanitarios. Los centros de atención primaria están llenos de personas ancianas, pero los jóvenes no acuden, es un sector que se nos escapa.
La información sobre la deshabituación tabáquica cada vez es mayor, pero los jóvenes prefieren que se les informe a través de la televisión y las nuevas tecnologías. Debemos cambiar la forma de llegar a ellos y difundir más información sobre cómo dejar de fumar a través de series de televisión, Twitter o Facebook. Cuando se empieza a fumar desde muy joven, después es más difícil dejarlo. Si una adicción se instaura muy pronto, es muy difícil dejarla. Comenzar a los 13 años y luego intentar abandonar el tabaco a los 18 años es muy difícil.
Primero, es muy importante hacer una reforma de la fiscalidad en España. El precio del tabaco está incluido en el Índice de Precios al Consumo (IPC) y, por eso, las autoridades son reticentes a cambiarlo, porque aumenta el IPC. A diferencia del resto de Europa, en Francia, se ha establecido otro índice que excluye el tabaco y se ha aplicado una subida fiscal. Preocupa también la situación en Canarias, donde el Régimen Económico y Fiscal permite que se venda en cualquier establecimiento, a diferencia del resto de la península y la Unión Europea, donde solo está permitido en estancos y bares sin que se pueda hacer publicidad. Además, en Canarias, hay anuncios de tabaco con fotografías de jóvenes. A pesar de que la tasa de fumadores no es más alta, se pretende que se igualen las condiciones al resto del territorio.
La última Ley antitabaco ha supuesto un paso al frente a favor de los fumadores pasivos, en especial, de la hostelería, que estaban en una situación discriminatoria, afirma Francisco Rodríguez Lozano. En breve, comenzarán a surgir diversos estudios sobre el impacto beneficioso que esta ley ha tenido para la salud de estos afectados. En Madrid disminuyeron las urgencias por asma infantil en el primer trimestre del año, tras entrar en vigor la ley, avanza este experto.
Pero además, se espera que, en consonancia con lo ocurrido en otros países como Irlanda o Italia, con leyes antitabaco muy restrictivas, mejoren los indicadores de salud de los fumadores pasivos. Otro impacto favorable es que ha contribuido a “desnormalizar” la conducta de fumar y a que cale en la población que “fumar es malo”. En el estudio de la Fundación Pfizer, el 61% de los jóvenes afirma que, gracias a esta Ley antitabaco, los fumadores fuman menos e, incluso, el 30% piensa que la propia juventud ha reducido su consumo.