Fumar es un vicio que mata. De hecho, ya existen países como Irlanda que han prohibido hacerlo en todos los lugares públicos, permitiendo su uso exclusivamente en habitaciones de hoteles y pensiones, prisiones, psiquiátricos y conventos. Entienden que es la forma más eficaz de proteger a los no fumadores del humo nocivo, ya que éste afecta a la salud de todos. Esta práctica irlandesa ya se ha extendido a otros países europeos, entre ellos España y Noruega, adoptando medidas más restrictivas.
Mueren 10.000 personas al año en España
Fumar mata, y no sólo a los que encienden, degustan e inhalan el humo de sus cigarrillos. Esta afirmación es una evidencia constatada. De hecho, en los últimos quince años se han realizado un centenar largo de estudios en Estados Unidos que así lo atestiguan. Éstos explican que en el 65% de los casos analizados se detectaron efectos nocivos del tabaco sobre los fumadores pasivos. Otros datos, aportados por el Ministerio de Sanidad de Irlanda, certifican que el tabaquismo ambiental aumenta entre un 20% y un 30% el riesgo de padecer cáncer de pulmón y un 30% el de sufrir una enfermedad cardiaca. Por dichas circunstancias, el mencionado país se convirtió el pasado 29 de marzo en el primer Estado de la UE en prohibir totalmente el consumo de tabaco en cualquier lugar público, sean bares, restaurantes o lugares de trabajo. Lo hizo, en parte, para evitar que las personas que no fuman estén expuestas al humo nocivo de otras.
La medida, pese a parecer drástica, tiene justificación argumental. Este tipo de legislación restrictiva ha dado sus frutos, por lo que el Gobierno irlandés extrapoló leyes similares vigentes en California, Nueva York y en el Estado australiano de Nueva Gales del Sur y en la capital de éste, Sydney. De hecho, los beneficios de la prohibición absoluta de fumar en espacios públicos se pueden contabilizar. Así lo explica un estudio realizado en una pequeña ciudad norteamericana en la que se denegó cualquier posibilidad de encender cigarros en zonas comunes. Los datos del análisis reflejaron una disminución de hasta un 40% en el número de ataques al corazón en el periodo del ‘veto’ al humo. Asimismo, se comprobó que los fumadores disminuían el número de cigarrillos que consumían, al no poder encenderlos ni en bares ni restaurantes.
Este tipo de leyes tratan de remediar un problema de importantes consecuencias entre las personas que no fuman. Según dictan las investigaciones vigentes, en Europa existe un 80% de personas mayores de quince años que están expuestas al humo de los cigarrillos. También indican que en los Estados Unidos el 88% de los no fumadores lo son de forma pasiva.
Estos porcentajes devienen en números alarmantes. En California explican que las muertes anuales de los no fumadores relacionadas con dolencias típicas del tabaco son de hasta 250 por cada millón de habitantes. Bajo estos parámetros, en la Unión Europea podrían fallecer hasta 95.000 fumadores ambientales anualmente y en España, cerca de los 10.000.
Irlanda: un camino a seguir
En su momento Irlanda marcó el camino a seguir para el resto de sus socios ‘comunitarios’. El siguiente en tomar una medida similar será Noruega, que lo hará el próximo 1 de junio. Sea como fuere, el gobierno irlandés basó su decisión en la necesidad de acotar la cifra de 7.000 muertes anuales que se dan en dicho país vinculadas al tabaquismo activo y al ambiental. Según sus datos, alrededor del 70% de los irlandeses no fuman, aunque “se ven expuestos contra su voluntad” a los efectos nocivos del humo.
La legislación puesta en marcha en Irlanda no deja resquicios para los fumadores en espacios públicos. Con anterioridad a la adopción de esta medida, y como sucede en la mayoría de los miembros de la UE, existían prohibiciones de fumar en cualquier punto de las administraciones, centros educativos y culturales, transportes públicos, centros médicos o cines, entre otros. Ahora, las restricciones serán totales. Sólo se salvarán de las mismas las habitaciones de hoteles y pensiones, prisiones, psiquiátricos o conventos. Sin embargo, desaparecen incluso los espacios reservados para los fumadores en bares y restaurantes, ya que desde el Gobierno irlandés se considera que el humo no es estático.
Los responsables de que se cumpla esta Ley son los dueños y gestores de los lugares en los que se debe aplicar. La experiencia en este sentido indica que, por ejemplo, el 97% de los bares y restaurantes de Nueva York, ciudad en la que existe una medida similar desde hace un año, han cumplido con las restricciones dictaminadas por las autoridades en el interior de sus locales. Y lo han hecho pese a vaticinar que las restricciones les afectaría sustancialmente en el desarrollo de sus negocios. Sin embargo, tal circunstancia no se dio finalmente. Incluso, parece ser que han incrementado la cuantía de sus beneficios económicos.
No obstante, hay quien no cumple la legislación aprobada. En estos casos el Ejecutivo irlandés contempla sanciones de hasta 3.000 euros para los infractores y la creación de un cuerpo con 450 inspectores ‘anti humo’ y 350 oficiales de Sanidad.
Aspiran el humo equivalente a dos cigarros diarios
El humo del tabaco está compuesto por una mezcla de componentes de los que, al menos 40, han sido identificados como cancerígenos. Contiene, además, monóxido de carbono, un gas que evita que llegue oxígeno a los principales órganos del ser humano. También tiene nicotina, óxido nítrico y alquitrán. Los fumadores pasivos absorben todas esas sustancias. Evidentemente, en menor medida que los activos, aunque al estar en contacto con ellos podrían inhalar diariamente el equivalente a fumar dos cigarros.
La cantidad absorbida por un fumador ambiental dependerá de la concentración del humo, de la exposición al mismo y de la ventilación del lugar. El humo es molesto e irrita a muchas personas que se encuentran en ambientes ‘cargados’ por la presencia de fumadores. Estas son las molestias más habituales:
- Irritación en ojos, nariz y garganta.
- Dolores de cabeza.
- Mareos y vómitos.
- Problemas respiratorios.
- Flemas.
- Dolor de pecho.
El contacto con el humo de los cigarrillos puede agravar episodios de asma, bronquitis, neumonía, alergias y enfermedades de oído que, finalmente, pueden degenerar en sordera, entre los no fumadores. Además, está demostrado que en éstos se reduce la velocidad a la que se cierran las heridas que se producen en la piel, impidiendo así una cicatrización más rápida. Evidentemente, el tabaco es especialmente nocivo en los casos de fumadores pasivos que son niños o mujeres embarazadas, según confirman desde Osakidetza, Servicio Vasco de Salud.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que existen unos 700 millones de niños afectados por el tabaquismo ambiental en el mundo. Es un colectivo muy susceptible ante el humo de los cigarrillos y ante el que no se debería fumar jamás. Y lo son porque sus defensas no tienen la fortaleza de las de un adulto y porque su sistema respiratorio está aún en desarrollo. Todas las patologías antes reseñadas pueden reproducirse con mayor virulencia en estos fumadores ambientales.
Respecto a las mujeres embarazadas, el humo de los cigarros ‘ajenos’ puede tener incidencia sobre el bebé, en forma de un menor peso de éste. La exposición al humo, también aumenta la posibilidad de sufrir el denominado Síndrome de la muerte súbita del lactante, conocida como SIDS.
El tabaco es el producto que más muerte genera en las sociedades civilizadas. Es obvio que deriva en un problema sanitario fundamental. Desde la OMS se explica que los cigarros podrían estar detrás de una de cada cinco defunciones que ocurren en los países occidentales.
¿Cómo se protege en España a los no fumadores?
En nuestro país hay más fumadores que en el resto de países desarrollados. Son aproximadamente el 34% de la población, cuatro puntos más que en el resto del Occidente, según dictan desde el Ministerio de Sanidad. Esto se debe, según confirman desde la Asociación Española contra el Cáncer, a la ausencia de medidas “más contundentes en el control” de este ‘vicio’. Además, mientras que en la UE el número de éstos descendió un 1% anual entre 1997 y 2001, en España sólo lo hizo en poco más de un 0,3%. Por todo ello, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la lucha contra el tabaquismo -31 de mayo-, el Gobierno central puso en marcha el pasado año el denominado Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo. Éste persigue reducir el número de fumadores al 27% de la población de aquí a tres años. En él, se establecen una serie de actuaciones para acotar esta plaga. Entre ellas, destacan el estudio de las siguientes:
Áreas reservadas para los no fumadores. La normativa española impide fumar en ciertos lugares públicos, aunque no al extremo de lo que impone la legislación irlandesa. Las restricciones se dan en los transportes públicos, en las administraciones y en los centros docentes y de salud, entre otros. La legislación no hace referencia a lugares de trabajo, bares y restaurantes. Queda a la voluntad de las organizaciones privadas el preservar a los no fumadores del humo de los cigarrillos. En principio, para 2005 el objetivo pasa porque al menos un 70% de las organizaciones empresariales estén libres de humos. Para ello, ya existe un plan piloto del Ministerio de Sanidad, basado en la concienciación.
Incidencia sobre el precio. Atacar al bolsillo parece la mejor forma de reducir el consumo de tabaco.
Publicidad. Sólo está prohibida la publicidad de tabaco en televisión y en aquellos lugares en los que no se puede vender. En la pasada legislatura, el Gobierno estudió la posibilidad de asumir totalmente la directiva de la UE que restringe toda publicidad y promoción de marcas de tabaco para 2005, hecho que ya ocurre en Francia, por ejemplo. El Plan Nacional regulará la limitación en radio, Internet y Prensa.