La aparición en Vietnam de nuevos casos de humanos infectados por la gripe aviar (o gripe del pollo) ha vuelto a disparar las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante una amenaza cada vez más real: el estallido de una pandemia de gripe similar a la de 1918, como consecuencia de la irrupción de un nuevo virus desconocido a partir de la recombinación de la variante animal con otra humana.
«Por ahora se trata de una teoría», tranquiliza José Luis Viejo, jefe del Servicio de Neumología del Hospital General Yagüe de Burgos. Pero el riesgo, advierte el especialista, es real: «Es posible que una persona con la gripe humana sea infectado a la vez por la cepa H5N1 de la gripe aviar y que al combinarse ambas variantes en su organismo surja un nuevo virus que provoque una gran epidemia en todo el mundo».
No sería la primera vez que ocurriese. Los expertos piensan que las tres grandes pandemias de gripe del siglo XX -la española de 1918, la asiática de 1957 o la de Hong Kong de 1968- fueron desencadenadas por virus con genes humanos y animales. Y no se puede hacer gran cosa por evitarlo. Como detalla Juan Ortín, investigador experto en gripe del Centro Nacional de Biotecnología, «la aparición de una epidemia mundial de este tipo no es controlable». La única actuación posible sería detectarla lo antes posible para buscar una vacuna y evitar su propagación. Hasta entonces, hay que esperar y prepararse. Varios laboratorios trabajan a contrarreloj en el desarrollo de una vacuna contra la cepa H5N1 que, si bien no serviría para detener el nuevo virus, en opinión de Ortín, sí que despejaría el camino para hallar en su momento una fórmula de inmunización específica.
Los virus de la gripe
El virus de la gripe o influenza es a menudo subestimado. Sin embargo, las fascinantes particularidades de este microorganismo que ataca el aparato respiratorio pueden convertirlo en fatal. En el microscopio, el virus aparece como una membrana esférica de unos 80 a 120 nanómetros de diámetro en cuya superficie sobresalen una especie de picos o espículas en forma de triangulos y de hongos. Estas espículas son dos glicoproteínas llamadas hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N). La primera contribuye a que el virus se adhiera a la célula que va a infectar y la segunda facilita la liberación de partículas al exterior para continuar el proceso infeccioso.La aparición de una pandemia provocada por el virus aviar no sería controlable, advierten los expertosDe los tres tipos de virus influenza que se conocen, A, B y C, sólo el primero puede desatar grandes epidemias. Y este grupo se divide a su vez en otros subtipos clasificados justamente según el origen de su hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Los dos subtipos que suelen infectar de forma regular al ser humano son el H1N1 y el H3N2, siendo esta última la variante que ha atacado este invierno a los españoles. No obstante, como especifica Ortín, existen otros muchos subtipos más, como el temido H5N1, que permanecen en el reservorio animal, y en especial en las aves silvestres. «En las aves el virus se replica de forma permanente», detalla el virólogo, «pero sin producirles enfermedad alguna».
La novedad es que, por primera vez, la gripe aviar H5N1 puede replicarse en humanos y causar enfermedad. Esta cepa es tan nociva que en el 70 por ciento de los casos provoca la muerte: de las 44 personas infectadas en el año 2004, 32 fallecieron. Sin embargo, aunque el contagio entre personas es posible, como documenta The New England Journal of Medicine en su número del 27 de enero con tres miembros de una familia de Tailandia, este virus no se propaga entre los humanos de forma eficiente. Por el contrario, las cepas humanas H1N1 o H3N3 son mucho menos agresivas, pero enormemente contagiosas: según el neumólogo Viejo, un solo infectado puede contagiar a 20 individuos al día.
Facilidad para mutar
Una de las características más increíbles del virus influenza de tipo A es su facilidad para mutar. Cuando estos parásitos llegan a las vías respiratorias de un individuo, penetran en las células tomando el control y se sirven de ellas para replicarse en miles de partículas infectivas exactas. Sin embargo, durante el proceso de replicación, ocurre que se suelen producir muchos fallos en la transcripción del ARN, lo que genera mutaciones en el virus.Se estima, detalla el investigador del Centro Nacional de Biotecnología, que se produce un cambio cada 100.000 unidades de información por ronda de replicación del ARN, y en cada célula puede haber miles de virus, así que «estamos hablando de cifras muy altas».
Este fenómeno (conocido como deriva antigénica) explica por qué la cepa de la gripe puede variar de año en año y por qué se debe adaptar continuamente la vacuna. Además es también el responsable de que cada cierto tiempo se registre una epidemia de mayor gravedad. Como especifica Viejo, en España este invierno se ha producido una epidemia de nivel medio que ha afectado de 5 a 7 personas por cada 1.000 habitantes, pero este promedio puede llegar a ser de 10 por cada 1.000 en epidemias más fuertes. Y si se trata de una pandemia, entonces se puede superar ya 100 por cada 1.000; es decir, más de un 10 por ciento de la población.
Médicos centinela
La pandemia suele desatarse por otra increíble capacidad de los virus de la gripe: la posibilidad de entremezclar sus genomas y crear virus totalmente nuevos (cambio antigénico). Éste es el gran temor de la OMS: que la cepa H5N1 salte a una persona ya infectada por un virus de la gripe humano y ambas variedades intercambien sus genes.Para defenderse de estas peligrosas alteraciones del virus influenza, la OMS estableció en 1947 un programa internacional de vigilancia que sigue de forma continua la evolución de la gripe. En España, existe un centro nacional de vigilancia y algunas comunidades autónomas disponen de sus propios sistemas de control, conectados a las redes de médicos centinela.
Miguel Ángel Villanueva es uno de estos médicos centinela y trabaja en el Centro de Salud Bustarviejo de la Comunidad de Madrid. Según cuenta, cada vez que llega a su consulta una persona con los síntomas de la gripe dentro de las primeras 48 horas de la enfermedad, toma muestras de la faringe que luego remite semanalmente al Centro Nacional de Epidemiología, junto a un informe, para que se realice el tipaje de la cepa. De este modo, se puede detectar con rapidez cualquier variación del virus e ir adaptando la vacuna a la cepa de cada temporada, según va circulando por el mundo en función del frío.
«Aunque fue el año pasado cuando la OMS empezó a dar la voz de alarma, la gripe del pollo nos tiene en jaque desde 1997», cuenta Villanueva, que tiene claro que si aparece un nuevo virus a partir del H5N1 «no costará mucho detectarlo por la gran epidemia que causaría». En su opinión, la cuestión entonces no será sólo desarrollar lo antes posible una vacuna, sino «preparar el suficiente número de unidades».
La pandemia provocada por la llamada «gripe española» entre 1918 y 1919 ha pasado a la historia como uno de las peores episodios de mortandad sufridos por la Humanidad. No en vano, causó más de 20 millones de muertos en todo el mundo, más que la Primera Guerra Mundial.
Contrariamente a lo que indica su nombre, su aparición no tuvo nada que ver con España. El primer caso de infección documentado se produjo el 11 de marzo de 1918 en la base militar Fort Riley de Kansas (EEUU) y se cree que desde allí se produjo la propagación de esta terrible cepa por todo el planeta favorecida por el traslado de tropas americanas al frente europeo.
¿Por qué se la llamó entonces gripe española? Posiblemente, por la censura militar durante el conflicto bélico, que impidió que ninguno de los dos bandos enfrentados hablase de una enfermedad que estaba aniquilando a sus jóvenes soldados. Los periódicos españoles, en cambio, sí que dieron la voz de alarma cuando comenzaron a dispararse las muertes en el país. La alarma provocó que el resto de Europa señalase a España como foco de origen de la pandemia.
Cómo surgió y por qué fue tan mortífero este virus plantea aún algunos interrogantes. No obstante, diversos estudios publicados el año pasado concluían que la hemaglutinina de aquella cepa tenía similitudes con la de la gripe aviar. La pandemia hizo estragos en todo el planeta, y en especial en India. En España, aunque las cifras oficiales contabilizaron 147.114 víctimas, otras fuentes multiplican por dos este número.
Pese a la nueva amenaza de pandemia y a la mayor movilidad hoy en día de la población, José Luis Viejo, jefe del Servicio de Neumología del Hospital General Yagüe de Burgos, entiende que las cosas han cambiado mucho desde entonces y que los avances logrados en la lucha contra el virus hacen muy improbable que se repitiese una incidencia tan devastadora.