Los datos son estremecedores. Se estima que en España, en un momento dado, existen 53.000 personas que padecen una o más úlceras por presión (UPP) y la mitad se atiende desde atención primaria. Se calcula que este problema, según algunos autores evitable en un 95% de los casos, tiene un coste a la baja de más de 500 millones de euros en el Sistema Nacional de Salud.
El Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas en el marco del último congreso nacional de Úlceras por Presión y Heridas Crónicas, celebrado el pasado mes de noviembre en Zaragoza, dió a conocer los datos del Estudio GNEAUPP-2005, en el que se hacían públicos los datos epidemiológicos de las úlceras por presión en España y los costes que suponen para el Sistema Nacional de Salud. En este estudio, el mayor realizado en España hasta ahora, se recogen datos relacionados con los diferentes niveles asistenciales, tanto del ámbito hospitalario (44,2%) como de pacientes atendidos en atención primaria (32,2%) y de centros sociosanitarios (23,6%).
Los números
De este estudio se han extraído datos de 723.050 personas, el 85% mayores de 65 años. En el campo de la atención primaria, donde la edad ronda los 80 años, las úlceras por presión revisten mayor gravedad, superficie afectada y antigüedad. En atención domiciliaria se encuentran la mitad de los pacientes afectados por úlceras. Es importante tener en cuenta que, entre los pacientes atendidos en este nivel sanitario, un 14,7% sufren incontinencia urinaria y un 56,5 % incontinencia mixta (urinaria y fecal), ambos factores de extrema importancia en el desarrollo de una úlcera.
En cuanto a la atención hospitalaria, se han estudiado datos de más de 9.000 camas de agudos. Los resultados revelan que al menos nueve de cada 100 pacientes sufre una lesión, siendo las unidades de cuidados intensivos donde más prevalencia existe (22,5%) seguido de las unidades pediátricas (17,77%). Este último dato rebate la creencia popular al desmentir que las úlceras van ligadas al envejecimiento. Sin embargo, sí que aumentan progresivamente a partir de los 40 años.
En los centros sociosanitarios, los datos abarcan indiferentemente centros públicos, de enfermedades crónicas y de media estancia, con edades comprendidas entre los 65 y 94 años, no habiendo diferencias significativas referidas con lo que ocurre en el hospital y en atención primaria.
«Que uno de cada diez pacientes ingresados en cualquiera de los diferentes niveles asistenciales sufra una lesión es debido a la escasa cultura de prevención»
Relacionado con el lugar de origen, la proporción indica que, dos de cada tres lesiones se ocasionan en el propio nivel asistencial. Y las zonas más frecuentes son las tradicionalmente conocidas hasta ahora: sacro, talón y trocánter, áreas corporales sometidas a mayor presión y a los puntos de mayor relieve óseo. Según los expertos, es un dato relevante que el 85% de los pacientes de todos los ámbitos sean incontinentes.
Joan Enric Torra, coautor del Estudio GNEAUPP-2005 explica que «a estas alturas, que uno de cada diez pacientes ingresados en cualquiera de los diferentes niveles asistenciales sufra una lesión es debido a la escasa cultura de prevención». El experto añade que es del todo imprescindible que las administraciones sanitarias definan políticas y estrategias de prevención. «Hay que seguir el ejemplo de la Comunidad de Andalucía que, con el Programa de Atención a la Familia, ha dotado de material específico -camas clínicas y grúas para facilitar el manejo del paciente encamado así como colchones alternantes de aire- para prevención y tratamiento de estas lesiones».
Costes
John Posnett, catedrático de Economía de la Salud de la Universidad de York (Reino Unido), hizo referencia al coste global del tratamiento de las UPP que le supone a nuestro Sistema Nacional de Salud. En base a una estimación muy conservadora, de los datos del estudio se extrae que el coste alcanzaría la cifra nada desdeñable de 505 millones de euros, incluyendo materiales de curas, días extras de estancia hospitalaria debido a la lesión y las complicaciones añadidas, como la infección.
Según Posnett, con el dato de que el 61% de las lesiones se originan en el mismo centro hospitalario, prevenirlas hubiera evitado el gasto de 71 millones. También añadió que la utilización de Superficies Especiales para el Manejo de la Presión (SEMP) es rentable aunque sólo previniesen una UPP entre 80 pacientes al año.
A modo de conclusión, el experto británico añadió que las UPP son un gran problema de morbilidad en España, que supone un gran sufrimiento y un riesgo para la vida, que además es muy costoso para el sistema de salud y para los profesionales. También insistió que son necesarias medidas preventivas urgentes y una mejor práctica en el tratamiento de estas lesiones.
Alberto Infante, director general de la Agencia Nacional de Calidad del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Consumo, recordó que el pasado mes de marzo se presentó el Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud subrayando la importancia del área estratégica destinada a aumentar la seguridad de los pacientes relacionada con la prevención de las úlceras de presión. Añadió que «la calidad del Sistema de Salud se mide en términos de mortalidad evitada, de sufrimiento y ansiedades paliadas y de gastos, sino evitados, sí derivados hacia otras necesidades».
Las SEMP constituyen, actualmente, una herramienta básica para aquellas personas con UPP o con alto riesgo de padecerlas. Sin embargo, hay que considerarlas como medida complementaria de la serie de recomendaciones que se aconsejan para minimizar el efecto de la presión en los tejidos dañados o susceptibles de serlo, como son fomentar y mejorar la movilización del paciente, los cambios posturales y la protección local de la presión de determinadas zonas.
Las SEMP son aquellas superficies de apoyo que han sido diseñadas específicamente con esta función. Es importante, si se decide a adquirir una, asegurarse acerca de las indicaciones de uso, a qué tipo de paciente y con qué nivel de riesgo va dirigida, características de las lesiones de los pacientes sujetos a su uso, y también qué parámetros de efectividad existe en cuanto a la relación de reducción o alivio de la presión.
Las superficies que reducen la presión se basan en una simple ecuación física: cuanta más área del cuerpo soporte el peso, menor será la presión en la superficie de contacto. (Presión: peso/área). Estas SEMP actúan de manera estática, disminuyendo la presión al redistribuir la superficie de contacto. Este mecanismo se consigue mediante superficies estáticas (colchones, colchonetas o cojines) de diferentes materiales, entre los que encontramos fibras viscoelásticas y siliconizadas, superficies de gel o de aire. Para aliviar substancialmente la presión sobre partes del cuerpo durante períodos significativos se utilizan sistemas dinámicos de alternancia y flujo de aire. Son colchones con sistemas automáticos que, mediante un sistema de burbujas y de celdas unidas a un pequeño motor, varían de tamaño. Este sistema consigue que durante ciertos episodios de tiempo ciertas zonas del cuerpo, de forma alterna, no estén sometidas a ningún tipo de presión.
Las SEMP estáticas están indicadas para pacientes en bajo de riesgo de desarrollo de UPP (pacientes con la movilidad limitada), mientras que las dinámicas están indicadas para pacientes de medio a alto riesgo (pacientes inmóviles). Los expertos señalan que son de gran utilidad e imprescindibles y hay que utilizarlas con sentido común porque si se utiliza una SEMP de menores prestaciones de las que precisa el paciente, lo único que hacemos es prolongar el tiempo necesario para que se desarrolle la UPP o demorar el tiempo necesario para su cicatrización. En el mercado existen SEMP de altas prestaciones con un coste aproximado de 450 euros.