Desde la Fundación Lovexair realizamos con frecuencia talleres de salud pulmonar dirigidos a todas las personas susceptibles de padecer alguna patología respiratoria, en especial a niños. Con ellos utilizamos como hilo conductor a nuestro pequeño superhéroe Airman, un personaje que les ayuda a entender la importancia de tener unos hábitos de vida saludables y a proteger sus pulmones de los villanos, que son los virus y las bacterias, principales causantes de las infecciones respiratorias, empleando sus superpoderes y sus escudos. Los adultos también deberíamos usar estas protecciones en nuestro día a día. Por eso, en este reportaje os invitamos a regresar por unos momentos a la niñez y dejar volar la imaginación, para descubrir juntos los cinco escudos que protegen nuestros pulmones.
1. Escudo contra la dispersión de los microorganismos
El primer escudo consiste en cubrirnos con el pliegue del codo la boca y la nariz al toser o estornudar. Este gesto tan simple nos ayuda a proteger a los demás de las infecciones respiratorias.
Cuando padecemos una infección respiratoria (gripe, neumonía, bronquitis…) o somos portadores de la misma sin desarrollarla, en nuestra saliva y mucosas se alojan los microorganismos causantes. Cada vez que tosemos o estornudamos, gotas de saliva salen de nosotros y se esparcen alrededor. Durante una media hora se mantendrán suspendidas en el aire, pudiendo ser inhaladas por otras personas que se verán infectadas.
Otra manera eficaz de protección es hacerlo con un pañuelo desechable, que deberá tirarse una vez usado. ¿No podemos utilizar la mano como escudo, tal y como nos decían nuestras madres de pequeños? La respuesta es no, porque si hacemos esto, los microorganismos quedarán en nuestra mano y, cuando toquemos un objeto o superficie o a otra persona, la contaminaremos.
Otra medida importante es que, cuando tenemos una infección respiratoria, hay que evitar, en la medida de lo posible, ir a lugares concurridos como centros comerciales, a la oficina o, en el caso de los niños, al colegio. Aunque usemos de forma adecuada este escudo, somos una fuente de transmisión muy potente y podemos infectar a las personas que nos rodean.
2. El agua y el jabón, el escudo que elimina los agentes infecciosos
Hacer una «pócima mágica» con agua y jabón y realizar un ritual correcto de higiene de manos ayudará a la eliminación de nuestros enemigos.
Las manos, al cabo del día, están en contacto continuo con miles de objetos y superficies que pueden estar contaminados. Cuando los tocamos, los microorganismos pasan a nuestras manos con las que, antes o después, rozaremos nuestra cara. Si estos virus o bacterias entran en contacto con nuestra boca, nariz u ojos, penetrarán en nuestro organismo infectándolo. Por ello es fundamental lavar nuestras manos muy a menudo.
Pero este lavado tiene que ser a conciencia es decir, que debe hacerse con agua y jabón y se tienen que limpiar todas y cada una de las partes de las manos (dorso, palma, uñas, entre los dedos…). Tenemos que dedicar a su lavado entre 40 y 60 segundos como mínimo.
Esta «pócima mágica» también tiene que utilizarse para limpiar las superficies con las que estamos en contacto más habitualmente, como es el caso del ordenador, los pomos de las puertas, los juguetes…
3. Un escudo general: la vacuna
Un escudo muy potente contra las infecciones respiratorias es la vacunación. La neumonía, la gripe y la tuberculosis son ejemplos de patologías respiratorias que pueden prevenirse con la administración de estas vacunas.
Están indicadas de forma especial en grupos de riesgo como los niños, mayores de 65 años, adultos con otras patologías, profesionales sanitarios, personas que viven en comunidad como las residencias… Es muy importante consultar al médico sobre la necesidad de vacunarnos o no en función de nuestro estado de salud, edad, trabajo, etc. Este profesional sabrá orientarnos sobre qué es lo mejor para nosotros.
4. Escudo de eliminación: ventilación diaria
Ventilar a diario todas las estancias de los lugares cerrados, como nuestra casa y el colegio, es indispensable para limpiar y renovar el aire disminuyendo, e incluso eliminando, la concentración de microorganismos.
5. Escudo para reforzar nuestras defensas
Fumar predispone a nuestro organismo a sufrir este tipo de enfermedades. El humo del tabaco, al ser inhalado, destruye todas las barreras defensivas que tiene nuestro sistema respiratorio e inmunológico frente a este tipo microorganismos. No fumar, ni estar en contacto con personas fumadoras, disminuirá de manera significativa las posibilidades de padecer una infección respiratoria.
Desde la Fundación Lovexair trabajamos en campañas de prevención y concienciación, como es el caso de la campaña de bronquiolitis, y en la campaña escolar que venimos desarrollando.
Si desea más información sobre este tipo de patologías o cómo desarrollar nuestra campaña en su comunidad, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través del correo electrónico cuentanos@lovexair.com. ¡Ayúdenos a prevenir y concienciar!