Aumento del flujo, prurito intenso e, incluso, sensación de mal olor son algunos de los síntomas por los que las mujeres acuden, sobre todo en verano, al médico. De hecho, las vulvovaginitis son la primera causa de consulta en la atención primaria de ginecología en el periodo que abarca de mayo a octubre. En este artículo se describen cuáles son las causas más frecuentes que provocan molestias vaginales y qué medidas higiénicas pueden prevenirlas y aliviarlas.
Las vulvovaginitis: ¿en qué consisten?
Las vulvovaginitis son una inflamación de los genitales externos, de la zona vulvar y vaginal, que se caracterizan por síntomas como picor, enrojecimiento local, sensación de quemazón y que, a veces, se acompañan de incremento del flujo que puede ser blanquecino, amarillento e, incluso, marrón verdoso.
Muchas vulvovaginitis no infecciosas pueden estar relacionadas con la falta de estrógenos de la menopausia
Estas molestias aumentan en verano, momento en el que más se acude a las piscinas, se permanece más tiempo con un bañador húmedo, se suda más y se pierden más secreciones. Según Gema García Gálvez, ginecóloga y asesora experta de Centradaenti de TENA Lady, en la época estival se incrementan las consultas relacionadas con molestias vulvovaginales porque, además de las acciones que contribuyen a alterar el microambiente vaginal, hay que tener en cuenta que «la zona vulvovaginal y perineal requiere un cuidado e higiene específicos debido a sus particulares características fisiológicas, que cambian a lo largo de la vida de la mujer, y al elevado riesgo de contaminación microbiana, sea por una higiene íntima incorrecta, cambios hormonales, estrés y variación del pH con la edad», añade.
Las vulvovaginitis se clasifican como infecciosas y no infecciosas. Las primeras suelen estar provocadas por hongos como la Candida albicans, un microorganismo que se reproduce en zonas húmedas con pH ácido. Asimismo, muchas vulvovaginitis no infecciosas pueden estar originadas por atrofia genital secundaria a la falta de estrógenos inherente a la menopausia, por sequedad asociada al uso de anticonceptivos de baja dosis hormonal o, algunas veces, por una gran sensibilidad de la piel y las mucosas, después de reglas abundantes o de relaciones sexuales, entre otras.
Qué hacer ante las primeras molestias genitales
Ante los primeros síntomas se recomienda usar una solución limpiadora que hidrate y suavice
Cuando surge picor y escozor, además de secreción vaginal blanquecina, García Gálvez recomienda utilizar una solución limpiadora que hidrate y suavice la zona íntima, pero con matices.
«Si se está en la menopausia, se debe escoger una con pH alcalino, como aquellas con extracto de bardana por sus propiedades antipruriginosas y antibacterianas, o con Aloe vera, por su calidad de hidratar y regenerar la piel», avisa. Además, en esta etapa, aumenta el pH vaginal, la piel se vuelve más seca y, a menudo, se sufren pérdidas de orina que provocan más irritación en la zona genital.
Si la mujer está en edad fértil, es preferible que la solución limpiadora contenga un pH ácido y propiedades antimicrobianas, con clorhexidina (antiséptico) y caléndula, entre otras.
Y, por último, esta experta puntualiza que, durante el embarazo, el pH se vuelve tan ácido (3,5) que, junto con la mayor producción de flujo, facilita la infección por hongos y, en este caso, es beneficioso utilizar productos que ayuden a alcalinizar el pH y que contengan, por ejemplo, árbol de té.
Cómo prevenir las vulvovaginitis
Para prevenir estas molestias genitales es básico adoptar unas medidas de higiene adecuadas. García describe unas sencillas recomendaciones:
La vagina secreta moco que, en condiciones normales, es de color transparente que puede volverse blanco o ligeramente turbio y sin olor o ligero olor acre. La cantidad y la consistencia varían a lo largo de todo el ciclo menstrual, ya que depende de la cantidad de estrógenos que circulan por el organismo. Puede aumentar o volverse fibroso a mediados del ciclo menstrual o cuando se está ovulando. Así que si el flujo vaginal, de forma súbita, cambia de color, olor o consistencia o de cantidad, puede ser señal de un problema subyacente, como una infección.
Es frecuente que las mujeres usen salvaslip cuando las cantidades de flujo son importantes. A pesar de que es un producto que tiene sus detractores, quienes esgrimen que no permite la transpiración, retienen las secreciones y maceran la vulva, y que es mejor optar por cambiarse la ropa interior de forma más frecuente, García Gálvez opina que no es un mal producto en absoluto y apunta que el problema es que hay que recambiarlo a menudo para evitar un ambiente húmedo inadecuado. De hecho, “muchas mujeres se sienten más seguras usándolo”, asevera.