Te escuecen los ojos, están irritados o sientes como si tuvieses arenilla dentro. Sufres fatiga visual, la visión es borrosa y hasta te parece que tienes fotofobia. Puede ser que padezcas síndrome del ojo seco, también conocido como queratoconjuntivitis seca o síndrome de disfunción lagrimal. Es una patología ocular bastante común que se ha incrementado en los últimos meses por el uso prolongado de la mascarilla para protegernos de la covid-19. Además, debido al roce del borde superior de la mascarilla con los ojos —muchas están fabricadas con papel o fibra tratada y los bordes son muy duros—, las erosiones corneales o conjuntivales son también frecuentes. Puesto que no hay excusa para no utilizar la mascarilla, te damos algunos consejos para evitar el síndrome del ojo seco o suavizar sus síntomas, si es que la yo padeces.
¿Qué es el síndrome del ojo seco?
El síndrome del ojo seco es un problema oftalmológico muy común. Está causado por la falta de lubricación y humectación de la superficie del ojo, lo que provoca síntomas bastante molestos, como pesadez en los párpados, irritación ocular, sensación de un cuerpo extraño, visión borrosa…
Causas del ojo seco
La edad, la menopausia, los factores ambientales, enfermedades autoinmunes o el uso prolongado de lentes de contacto son algunas de sus causas que provocan el síndrome del ojo seco. A estas se suma, desde hace unos meses, el uso prolongado de la mascarilla como medida de protección frente a la covid-19.
El uso de mascarilla y su relación con el ojo seco
“La mascarilla actúa empeorando todos los síntomas del llamado ojo seco”, asegura Gonzalo Bernabéu, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario HM Montepríncipe y del Hospital HM Vallés y director de la Unidad de Cirugía Refractiva del Hospital Universitario HM Puerta del Sur. “Desde que la usamos de forma habitual la enfermedad asociada a molestias oculares inespecíficas ha aumentado, más en pacientes con patologías previas”, sostiene.
“La mascarilla provoca un flujo de aire que sube hacia arriba —las personas que llevan gafas lo pueden apreciar a diario cuando estas se empañan—, que actúa desestabilizando la película lagrimal afectando a su evaporación y al tiempo que la lágrima está en contacto con el ojo”, explica el especialista. Por ello, ante cualquier síntoma extraño, lo mejor es acudir al médico para que valore la salud de nuestros ojos.
Imagen: Polina Tankilevitch
¿Qué personas son más propensas a padecer ojo seco?
Si bien cualquier persona es candidata para sufrir el síndrome del ojo seco, las más vulnerables son quienes tienen tendencia a padecer problemas de superficie ocular. “Además, los pacientes con enfermedades reumatológicas, blefaritis (inflamación de los párpados), ojos secos, conjuntivitis crónica o que usen lentillas pueden ver agravados sus síntomas”, aclara el doctor.
Cómo prevenir el ojo seco
En lugares cerrados, humedecer el ambiente para contrarrestar la sequedad que pueda existir es una solución sencilla para no sufrir los síntomas asociados al ojo seco. Para casos más complejos o graves, debe ser el especialista el que aconseje el tratamiento ocular más adecuado.
Además, y según nos indica el doctor, es importante el uso diario de lágrimas artificiales, se tengan o no síntomas de ojo seco. “Lo recomendamos a toda la población, ya no solo por la mascarilla, sino por el uso excesivo de la tecnología, como tabletas, ordenador y teléfono móvil; estos aparatos bajan la frecuencia de parpadeo y empeoran la hidratación ocular”, aclara.
Qué mascarilla elegir para evitar problemas en los ojos
Cuando preguntamos al doctor Bernabéu cuál es la mejor mascarilla para evitar patologías oculares no tiene dudas: “Hay que priorizar el uso de aquellas que más protejan de la infección por covid-19”.
Y entre estas, es mejor escoger mascarillas que se ajusten lo más posible a la parte superior de la cara para dificultar la salida del flujo de aire y, por tanto, evitar la sequedad en los ojos. Las mascarillas que tienen un tutor metálico moldeable sobre la nariz facilitan este acople. Al mismo tiempo, estas mascarillas, al quedar más ceñidas a la cara, se mueven menos, lo que reduce el riesgo de lesión en la superficie ocular y las posibles erosiones corneales o conjuntivales.