El calor, la humedad, llevar zapatos cerrados y el aumento de la sudoración constituyen el ambiente favorable para que los hongos hagan acto de presencia en piel y uñas. Sin embargo, no solo sucede en verano, lo que pasa es que las condiciones de calor propician que se manifiesten más síntomas de esta infección denominada onicomicosis. Como ocurre en muchas afecciones tenidas por leves, hay algunas soluciones naturales muy populares para tratarla aunque, de momento, no disponen de base científica. En este artículo se explica qué son las onicomicosis, cómo se tratan y qué hace que unas personas sean más propensas a padecerlas.
Cuando los hongos afectan a las uñas esta enfermedad se denomina onicomicosis. Se estima que afecta a entre el 2% y el 18% de la población mundial, según diversos trabajos. En los últimos años ha aumentado su prevalencia, debido a distintos factores como el envejecimiento de la población o la generalización de actividades deportivas con calzados inadecuados. Aunque popularmente se denomina hongo a todos los microorganismos que provocan micosis (infección por hongos), los causantes de las onicomicosis se dividen en tres grandes grupos: los dermatofitos, las levaduras y los hongos miceliales no dermatofitos (mohos).
Algunas de las primeras señales de infección pueden ser que la uña pierde transparencia y surgen zonas blancas y amarillentas, o que esté quebrada o se rompa con facilidad. Esto indica que un hongo se ha desarrollado bajo la uña. También puede formarse una especie de serrín entre esta y la piel inferior y, a largo plazo, provocar su engrosamiento o que se levante.
Remedios contra los hongos
Por Internet circulan numerosos remedios naturales para acabar con las onicomicosis. Todos se basan en productos o ingredientes con propiedades antisépticas y antifúngicas. Sin embargo, pese a que se conocen bien estas propiedades, eso no significa que su efectividad se pueda trasladar a determinadas dolencias. Las soluciones más populares a este problema de salud, que puede ser muy insidioso, son diversas:
- Uno de los más sorprendentes es utilizar un producto mentolado diseñado originalmente para aplicarse en el tórax y mejorar los síntomas del resfriado. Se basa en su ingrediente timol, que se encuentra en algunas plantas aromáticas como el tomillo y el orégano. Este aceite esencial tiene propiedades bactericidas, plaguicidas y fungicidas, aunque las pruebas de su efectividad en las onicomicosis son limitadas.
- El aloe vera, por su capacidad antimicrobiana.
- El aceite del árbol de té. En la revisión sistemática ‘Tratamientos tópicos para las infecciones micóticas de la piel y de las uñas del pie’ de la Biblioteca Cochrane se apunta que hay pocas pruebas acerca de la eficacia del aceite del árbol de té para las infecciones de la piel -no de las uñas-, aunque hay estudios que así lo sugieren.
- Poner el pie afectado en remojo en agua con unas gotas de lejía (no hay investigaciones que sostengan esta afirmación) o en vinagre (que se basa en su capacidad de inhibir el crecimiento de bacterias, pero en onicomicosis no se ha demostrado eficaz).
- Extracto de la planta Ageratina pichinchensis: un estudio comparativo sobre el tratamiento de la onicomicosis leve o moderada no mostró diferencias entre un preparado de esta planta y medicamento antimicótico ciclopirox (aunque esta solución tópica puede no curar por completo la infección y se usa para impedir la reproducción de los hongos).
Por la poca o pobre evidencia que existe sobre la eficacia de estos tratamientos, lo recomendable, ante cualquier alteración de las uñas que no se resuelva a los pocos días, es consultar con el especialista. Pese a que suelen ser tenidas por infecciones leves, en realidad son una de las micosis superficiales de más difícil diagnóstico (un mismo microorganismo puede generar distintas alteraciones ungueales, según la manera que haya invadido la uña) y tratamiento; y si no se actúa a tiempo, erradicarlos puede llevar más de un año.
Factores de riesgo de sufrir onicomicosis
Se han definido distintos factores que predisponen a tener una infección de este tipo en las uñas. Uno de ellos es sufrir repetidos traumatismos en ellas, aunque sean leves (incluido morderse las uñas).
También un calzado muy ajustado y sin buena transpiración crea el ambiente idóneo para la propagación de los hongos. Esta es una de las razones de que los deportistas (corredores y senderistas) sean uno de los colectivos más afectados.
Un calzado muy ajustado y sin buena transpiración crea el ambiente idóneo para la propagación de los hongos
Otro aspecto fundamental es la humedad. Por este motivo, permanecer mucho tiempo en remojo aumenta las probabilidades (como les sucede a los nadadores o quienes pasan muchas horas al día con las manos sumergidas en agua). No hay que olvidar que caminar descalzo por un vestuario público también es una manera frecuente de contraer micosis.
La onicomicosis afecta con mayor frecuencia a las personas con el sistema inmunológico deprimido (con sida o cáncer). Las cándidas, en concreto, se relacionan con la diabetes mellitus, una enfermedad asociada a la mala circulación. De la misma manera, seguir tratamiento con corticoesteroides o antibióticos puede favorecer la infección por hongos. Asimismo, es más fácil sufrirla cuando ya se padece una infección micótica en el resto del pie: se estima que un tercio de todas las personas que tienen pie de atleta terminan sufriendo onicomicosis.
Compartir artículos de higiene, como las toallas o los utensilios de pedicura o utilizar la misma ducha hace aumentar el riesgo, por lo que si en el núcleo familiar hay algún afectado, es fácil que se contagien los otros miembros, si no se toman las medidas adecuadas.
Hay algunos especialistas que señalan el hábito tabáquico como otro factor de riesgo, relacionado al déficit de circulación. Y de la misma manera, usar de forma habitual esmalte de uñas o uñas postizas -que pueden no quedar bien adheridas a la uña natural y propiciar que se acumule humedad- pueden favorecer el desarrollo de hongos.