Retención de líquidos: por qué ocurre y qué puedes hacer para evitarla

Existen múltiples causas que favorecen la aparición de edemas o piernas cansadas, desde enfermedades cardiovasculares a problemas en el sistema linfático
Por Eva Carnero 18 de julio de 2019
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Imagen: NatashaFedorova

Sufrir de piernas cansadas no es un problema grave de salud, pero puede constituir una patología, cuando menos, molesta. Muchas personas, sobre todo mujeres, padecen de forma habitual retención de líquidos, lo que se traduce en hinchazón y pesadez en las extremidades inferiores. En este artículo explicamos por qué se producen estos edemas (acumulación de líquidos), cómo evitarlos, qué medidas funcionan para aliviar sus síntomas y cuáles no.

Causas que favorecen la retención de líquidos

La aparición de los edemas, nombre por el que se conoce en el ámbito sanitario la acumulación excesiva de líquido entre los tejidos, se debe a múltiples causas: «Entre ellas, cambios hormonales como los que se producen durante el embarazo, pero también puede ser consecuencia de patologías más graves como la insuficiencia cardíaca congestiva, una enfermedad renal o cirrosis hepática«, sostiene la doctora Elena Dios, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, quien añade la insuficiencia venosa crónica como la causa más frecuente de edema y piernas cansadas. Las varices son la manifestación visible de la consecuente pérdida de elasticidad de las venas de las extremidades inferiores (lo que dificulta el retorno de la sangre al corazón).

El edema puede ser un efecto secundario de algunos medicamentos, como los que se usan para tratar la hipertensión arterial (amlodipino), los antinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno), los corticoides, los estrógenos o ciertos medicamentos para la diabetes, llamados tiazolidinedionas. También puede aparecer cuando el sistema linfático funciona de forma inadecuada tras alguna cirugía relacionada con el cáncer o en el caso de una deficiencia grave de proteínas a largo plazo. Pero en muchas ocasiones no es posible determinar el origen de la retención: entonces hablamos de edema idiopático, «más frecuente en mujeres menores de 50 años con obesidad, diabetes y, a veces, acompañado con cuadros de depresión», apunta la experta.

A todas estas causas, la endocrinóloga agrega el consumo excesivo de sal en la alimentación, y nos previene: la mayor parte de la ingesta de sodio no proviene de la sal de mesa, sino de los alimentos procesados.

Cómo tratar las retenciones de líquidos

¿Qué podemos hacer para evitar la retención de líquidos? Conviene distinguir entre los edemas leves, que suelen desaparecer por sí solos evitando el sedentarismo y elevando la extremidad afectada por encima de la altura del corazón, y los más graves, que pueden tratarse con medicamentos que ayudan al cuerpo a expulsar el exceso de líquido por la orina (diuréticos). Sin embargo, en estos casos, «es el médico quien debe decidir si precisa la ingesta de fármacos y qué tipo de tratamiento seguir en función de su historia clínica personal. Además, si la hinchazón se produce como consecuencia del uso de medicamentos, el especialista puede buscar uno alternativo que no cause edema», explica la doctora.

Atención a la etiqueta… del agua

¿Existen alimentos con propiedades diuréticas? No. Según Elena Dios, «no hay ningún alimento que por sí mismo ayude a disminuir los edemas». Sí aconseja seguir una dieta equilibrada e hipocalórica, al tiempo que recomienda «leer las etiquetas de los alimentos y seleccionar aquellos con menor contenido sódico».

Una advertencia que alcanza a las botellas de agua, ya que «algunas tienen un contenido muy alto de este mineral [pueden superar los 1.000 mg/litro]. Es fundamental seleccionar las marcas con menos de 20 mg/litro». Puesto que, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), es más que aconsejable ingerir entre 2 y 2,5 litros de agua al día (entre bebidas y alimentos), bueno será reparar en la etiqueta.

La erradicación de la ingesta de alcohol es otra medida que ayuda a evitar la formación de edemas, ya que su consumo empeora la insuficiencia venosa crónica y puede agravar los edemas secundarios. Y, por último, no fiarse de leyendas urbanas. Hay quien asegura que, si al presionar con el dedo la zona afectada, que se manifiesta en una piel estirada o brillante, tarda en recuperar su posición normal (alguien incluso traduce ese regreso en segundos o en milímetros), se puede medir el grado de retención. Lo único seguro es que la hinchazón es más frecuente con las altas temperaturas, que provocan la dilatación de los vasos sanguíneos.

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