Ganar un campeonato o conseguir un récord en la pista exige esfuerzo, sacrificio… y tener una boca limpia y cuidada. Los dentistas coinciden en que una mala salud bucodental tiene consecuencias directas tanto en los resultados deportivos como en el estado general del deportista. Lesiones en forma de dolores musculares y de articulaciones, tendinitis, fracturas y traumatismos dentales, caries y bruxismo son algunas de las más frecuentes. Además de afectar al rendimiento deportivo, la salud dental influye en la posibilidad de desarrollar otras enfermedades (respiratorias, cardiovasculares, diabetes…). La solución pasa por una higiene correcta y revisiones periódicas en el dentista. En todo ello profundizamos a continuación.
Cómo afecta la salud bucodental al rendimiento deportivo
Entrenamiento, constancia, alimentación, genética, entorno, motivación personal y estímulos psicológicos son algunos de los factores que influyen en el rendimiento de un atleta. Pero no son los únicos. Aunque muchos no lo sepan, una mala salud oral afecta de forma muy negativa a los resultados deportivos. De hecho, un estudio reciente revela que más del 55 % de los deportistas desconoce la relación entre el rendimiento deportivo y la salud bucodental.
Por un lado, la práctica inadecuada de ciertas actividades deportivas (sobre todo, de deportes de contacto) puede ocasionar fracturas y traumatismos, tanto de dientes como de maxilares. Pero también diversos problemas dentales afectan a la actividad deportiva. ¿Cómo? Lo explica el presidente del Consejo General de Dentistas, el doctor Óscar Castro Reino:
- La presencia de caries sin tratar, de gingivitis o periodontitis o las muelas de juicio retenidas pueden originar en los deportistas problemas de tendinitis, dolores musculares (mialgias) y de articulaciones (artralgias).
- Las maloclusiones –es decir, cuando las piezas dentales superiores no encajan en la mordida de manera adecuada con las inferiores– pueden cursar con problemas posturales.
- Los focos infecciosos e inflamatorios bucodentales también pueden repercutir en la salud general del deportista.
Los especialistas en odontología coinciden en que los principales riesgos del deporte sobre la salud bucodental están relacionados con:
- determinados hábitos dietéticos como el consumo de bebidas energéticas (ricas en azúcares y ácidas).
- más predisposición a la aparición de boca seca, que se traduce en una disminución de saliva como consecuencia del esfuerzo físico.
- o una mayor prevalencia del hábito de apretado dental (debido al estrés), que puede llegar a provocar dolor o incluso fracturas dentales y problemas de oclusión.
¿Haces deporte? La buena higiene dental es decisiva
Todos estos motivos son más que suficientes para que los deportistas en general, más aún los de élite, extremen las precauciones con el objetivo de mantener una buena salud oral. Estas medidas pasan por un buen cepillado y el uso de pasta dentífrica fluorada, así como no olvidar la higiene interdental (mediante el uso de hilo dental), controlar en todo momento el consumo inadecuado de bebidas carbonatadas y azucaradas, estar siempre bien hidratados y utilizar cuando sea necesario el protector bucal, para evitar daños y fracturas. “Es imprescindible que no existan focos activos de patología en la boca y, para ello, las revisiones periódicas y frecuentes al dentista son muy importantes”, apunta el doctor Castro.
Y es que una mala salud bucal puede causar lesiones musculares, calambres, fatiga o cefalea en los deportistas, que a su vez tienen más riesgo de sufrir caries y desgaste dental. Y estos problemas bucodentales pueden causar otro tipo de lesiones físicas, provocar fiebre y debilidad y, además, alargar el tiempo de curación de las lesiones.
Pero más allá del deporte, una correcta salud bucodental es importante por varios motivos. “Primero, porque la boca es la puerta de entrada de muchos procesos –el contagio de la covid-19 es uno de ellos– y conviene mantenerla limpia y cuidada. En segundo lugar, porque la salud de la boca es indisociable de la salud general y ayuda a prevenir muchas enfermedades sistémicas o a evitar sus complicaciones”, prosigue el presidente del Consejo General de Dentistas. Se sabe, por ejemplo, que la mala salud oral está relacionada con la patología cardiovascular, enfermedades respiratorias, diabetes, determinadas complicaciones del embarazo o con el Alzheimer. Además, una boca sana es clave para que la función masticatoria, digestiva y metabólica sea saludable. Y aumenta la calidad de vida y la autoestima de las personas.
Según el estudio ‘Global Burden of Disease 2017’, las enfermedades bucodentales afectan a cerca de 3.500 millones de personas en todo el mundo, y la caries dental es el trastorno más frecuente. De hecho, existen muchas dolencias que pueden diagnosticarse a través de la boca, que es un área de gran importancia diagnóstica a nivel médico. En los tejidos blandos es posible detectar alteraciones nutricionales (déficit de vitaminas), sanguíneas (algunas anemias), metabólicas o endocrinas (la propia diabetes o el hipotiroidismo), digestivas (colitis ulcerosa) y algunas enfermedades infecciosas (el VIH, por ejemplo, se detecta muchas veces a nivel oral).