Pese a que hasta hace muy poco tiempo no se podía hablar de consenso en la comunidad médica sobre la utilización de antibióticos en personas con infección crónica por Helicobacter pylori, sobre todo aquéllas que no presentaban síntomas, algunos estudios ya han demostrado que este tratamiento reduce el número de lesiones precancerosas. Ahora, un grupo de investigadores estadounidenses apunta, además, que hacerlo de forma precoz disminuye aún más el riesgo de desarrollar cáncer de estómago.
El tratamiento precoz de las infecciones por Helicobacter pylori revierte el daño que ello produce en las paredes del estómago, que favorece el desarrollo del cáncer. Ésta es una de las conclusiones de un estudio realizado por un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets, en Boston (EE.UU.). Mediante un modelo murino transgénico se ha valorado el efecto de tratar, hasta eliminar totalmente, la bacteria causante de la gastritis en las diferentes fases de progresión de la enfermedad.
Los animales se trataron mediante antibióticos y se analizaron sus cambios celulares. Los ratones que fueron medicados en las primeras fases de la infección presentaron una enfermedad menos grave, y se redujo el riesgo de desarrollar cáncer, igual que los animales que no tenían la infección.
Helicobacter pylori
La Helicobacter pylori es la bacteria responsable de la mayoría de úlceras y de la gastritis crónica. Por sus características espirales, debilita la capa protectora e infecta el mucus del epitelio del estómago y la primera parte del intestino delgado (duodeno). Vive exclusivamente en el estómago humano y es el el único organismo conocido que puede sobrevivir en condiciones tan ácidas. Los datos epidemiológicos disponibles señalan que aproximadamente la mitad de la población mundial está infectada por H. pylori, que se suele contraer durante la edad infantil.
Una infección de larga duración en el revestimiento interno del estómago puede desembocar en una inflamación crónica que provoque lesiones precancerígenas
Vivir en un país en desarrollo o bajo condiciones de salubridad se considera un factor importante a la hora de contraer la infección. Muchos individuos portadores de la bacteria no presentan ningún síntoma ni llegan a desarrollar nunca la enfermedad. Parece ser que para que esto ocurra deben coincidir algunos otros factores, entre los que se encuentra la respuesta inmunitaria deficiente en los intestinos.
Otros factores de riesgo
Ciertos hábitos del estilo de vida considerados de riesgo pueden alterar la posibilidad de presentar algún tipo de cáncer. Padecer infección por Helicobacter pylori, ser varón, de edad avanzada, pertenecer a algún grupo étnico determinado, llevar una dieta rica en sal y alimentos ahumados y pobre en frutas y vegetales, sufrir un estrés continuo, consumir tabaco, ser obeso, tener anemia perniciosa -causada por la carencia de factor intrínseco necesario para absorber la vitamina B12 del tracto gastrointestinal-, algunos trastornos genéticos como la poliposis gástrica o tener un progenitor o hermano que hayan padecido cáncer gástrico, entre otros, son algunos factores relacionados con la enfermedad.
A pesar de todos estos factores existentes, la infección por H. pylori parece ser la principal causa del cáncer de estómago, sobre todo si afecta a la parte inferior de la cavidad. Una infección de larga duración puede provocar inflamación crónica (gastritis atrófica crónica) e inducir lesiones precancerígenas en el revestimiento interno de la cavidad. Datos disponibles señalan a los varones alrededor de los 50 años como población con más riesgo de presentar cáncer de estómago. En los grupos de población de 60, 70 y 80 años son en los que se encuentra el mayor número de diagnosticados.
Los datos
Los datos apuntan que aproximadamente el cáncer de estómago causa la muerte a 700.000 personas en todo el mundo, y es la segunda causa de fallecimientos entre varones, después del cáncer de pulmón, y la cuarta entre mujeres tras el de mama, pulmón y cuello uterino. Se calcula que en España mueren unas 6.400 personas por su causa (3.900 hombres y 2.500 mujeres).
A pesar de que los expertos insisten que sigue siendo un problema muy importante de salud pública, sobre todo en países en desarrollo e, incluso, desarrollados como Japón, una buena noticia es que a partir de las décadas 50 y 60, tanto las cifras de incidencia como de mortalidad por cáncer de estómago van disminuyendo. Eso se debe, en parte, a la mejora de los hábitos alimentarios y al control de la infección por Helicobacter pylori. En España, esta disminución se produjo más tarde que en resto de los países europeos, dejando de ser la primera causa de muerte en los años 70, cuando el cáncer de pulmón ocupó el primer lugar.
Un equipo de investigadores del Hospital Infantil de Boston (EE.UU.) ha creado unos peces cebra transparentes que ayudarán a observar de manera directa lo que sucede en procesos patológicos como la metástasis -diseminación a órganos distantes de un tumor primario maligno o cáncer- o la producción de células sanguíneas después de un trasplante de médula ósea. Según se publica en la revista “Cell Stem Cell”, estos peces son genéticamente similares a las personas y, por ello, buenos modelos para el estudio.
Conseguir que la transparencia del pez cebra, que en condiciones normales lo son hasta las cuatro semanas de vida, se mantenga durante toda su vida permitirá, según los investigadores, estudiar enfermedades que afecten al cerebro, como el Alzheimer, el corazón y al aparato digestivo. Uno de los primeros experimentos que han llevado a cabo es crear un melanoma en el abdomen de este modelo y seguir su evolución.
Se ha observado que las células cancerígenas empiezan a expandirse al cabo de cinco días y, por primera vez en tiempo real, cómo las células individuales entran en metástasis, en este caso en la piel del abdomen. Esto demuestra, según los expertos, que las células saben perfectamente hacia donde se dirigen.