El aire frío debilita nuestro sistema inmunitario, lo que facilita la entrada de virus en nuestro organismo. Resfriado común, gripe, bronquiolitis y neumonía son algunas de las enfermedades desencadenadas por estos pequeños invasores, que además se refuerzan con las bajas temperaturas propias del invierno y se contagian más gracias a determinados factores. Pero podemos protegernos. En las siguientes líneas explicamos cómo afecta el frío a la transmisión de estos virus respiratorios y con qué medidas de prevención más efectivas podemos contar para evitar su propagación.
¡Abrígate mejor que vas a coger frío! ¡A la calle no se sale con el pelo mojado! ¡No te quites el jersey que estás sudando y te vas a constipar! ¿Qué hay de cierto en estas típicas frases de madre”? ¿Podemos acatarrarnos por no protegernos de las bajas temperaturas? El hecho de que el termómetro marque pocos grados no es condición obligatoria para resfriarse, pero sí incide bastante.
Las enfermedades respiratorias están provocadas por distintos virus capaces de entrar en nuestro organismo. Estos están más activos en invierno gracias, precisamente, a las bajas temperaturas, que facilitan su desarrollo, vitalidad y resistencia. Esta situación, combinada con que nuestro sistema inmunitario está algo más flojo en esta época del año, eleva la posibilidad de enfermar. Y si, además, sumamos que en esta estación pasamos más tiempo en espacios cerrados con poca ventilación —a pesar de que precisamente este año no deberíamos hacerlo—, lo que conseguimos es abrir la puerta grande a los pequeños intrusos que nos dejarán fuera de combate durante unos días. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Cómo afecta el frío a la transmisión de los virus respiratorios
Las enfermedades respiratorias son más frecuentes en otoño e invierno por la bajada de las temperaturas. Así lo explica el doctor Eusebi Chiner, neumólogo y director de SeparPacientes de la SEPAR (Sociedad española de Neumología y Cirugía Torácica): “El sistema de humidificación y calentamiento del aire que respiramos por vía nasal se altera y puede provocarse parálisis o disminución de la movilidad de los cilios o pequeños ‘pelillos’ de nuestro epitelio nasal y traqueobronquial, que contribuyen a la movilidad del moco y a la lucha contra las partículas nocivas que se introducen en nuestro sistema respiratorio”.
Aprovechando que el escudo de protección de nuestro sistema respiratorio está alterado, los virus penetran en nuestro organismo. En ese momento, “el sistema inmune toma el control de luchar contra ellos mediante los fagocitos, que son células inmunitarias especializadas que engullen y digieren los virus. El aire frío puede provocar una disminución de esta actividad, haciendo al organismo más vulnerable a los virus”, aclara el especialista.
Además, cuanta más baja sea la temperatura, más se favorece la supervivencia y resistencia de los virus. El frío y, sobre todo, la humedad posibilitan que muchos de estos agentes infecciosos permanezcan en el aire durante más tiempo, lo que eleva la probabilidad de contagio. “Estos virus son muy transmisibles de persona a persona, a través de secreciones respiratorias, las gotitas emitidas por la tos o la saliva, y las que permanecen en las manos o en superficies que puedan estar contaminadas. El hacinamiento en espacios poco ventilados favorece estas infecciones”, asegura Chiner.
Enfermedades más habituales provocadas por virus
Las enfermedades invernales más frecuentes provocadas por los virus respiratorios son el resfriado común —producido habitualmente por el rinovirus y el coronavirus común (HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1)—, la bronquiolitis —causada por el virus respiratorio sincitial (VRS)— y la gripe, desencadenada por el virus de la influenza. A estas patologías se suman la laringitis estridulosa —relacionada con el virus parainfluenza—, la neumonía —vinculada frecuentemente al virus de la influenza, adenovirus y VRS— y la covid-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
En cuanto al tratamiento frente a estos virus, según comenta el doctor, “no hay un remedio específico. Aunque hay medicamentos antivirales, no suelen emplearse de rutina frente a los virus respiratorios, excepto en casos muy concretos, pacientes inmunodeprimidos o en infecciones graves que cursen con ingreso hospitalario”.
Cómo evitar los contagios de virus respiratorios
Las personas con problemas de inmunidad, niños y ancianos son los grupos de población más propensos a sufrir enfermedades relacionadas con los virus respiratorios, pero todos somos candidatos a enfermar si no tomamos las medidas de prevención adecuadas. ¿Cuáles son las más efectivas? Según Chiner, “evitar las aglomeraciones, usar mascarillas, emplear con frecuencia el lavado de manos y respetar la distancia social, además de mantener temperaturas medias ambientales cálidas, pero no elevadas, para evitar los cambios extremos de temperatura”.
Si, pese a todo, nos contagiamos, es importante tratar los síntomas. “Eludir el dolor y malestar general, combatir la fiebre, aumentar la hidratación, tomar bebidas calientes, abrigarse convenientemente, combinar miel mezclada con limón para la tos y, si es preciso, guardar cama”.