En EE. UU. se han trasplantado experimentalmente los primeros órganos de cerdo de la historia a humanos. ¿Los animales son la solución a la escasez de órganos?
En los años 90 se experimentó bastante con órganos de cerdo, pero a los pocos días o semanas del trasplante del cerdo al mono se producía el rechazo del órgano. Esta vía de investigación se acabó por una especie de moratoria internacional ante el temor de que determinados virus o retrovirus endógenos porcinos pudieran pasar a la especie humana. Pero ahora se ha dado un salto muy importante.
¿Qué ha cambiado para que se retome esa vía de investigación?
Lo que ha significado un antes y un después ha sido la introducción de la tecnología de edición genética CRISPR, porque ha permitido inducir en los cerdos como potenciales donantes una serie de modificaciones genéticas útiles para evitar el rechazo. Lo que se ha hecho es humanizar los órganos del cerdo mediante la supresión de determinados genes y la introducción de otros. De los casos que se han dado conocer, el del trasplante de corazón supone una gran esperanza, porque puede suponer un cambio total de estrategia al poder disponer de una fábrica ilimitada de recambios para muy distintas enfermedades.
¿Qué otros problemas resuelve la edición genética, además del rechazo del órgano?
En el corazón trasplantado se habían realizado diez modificaciones genéticas. La supresión en las células de un polisacárido, la galactosa, resuelve el rechazo hiperagudo. Otro problema muy importante en este tipo de trasplantes es que el crecimiento de los órganos del cerdo es mucho más rápido que el de la especie humana. Por eso se ha suprimido el gen de la hormona del crecimiento, para evitar que el corazón trasplantado siga creciendo. Se están puliendo las técnicas, y todo apunta que a medio plazo la tecnología va a funcionar.
¿En qué se traduce para una persona que necesite un órgano que nuestro país sea líder mundial en donación y trasplantes?
El principal logro de nuestro sistema es haber conseguido que España sea el país del mundo donde una persona tiene más posibilidades de conseguir un trasplante sin ningún tipo de discriminación ni positiva ni negativa. Aquí se atiende igual a todo el mundo. Esto se dice muy fácilmente, pero es muy difícil de conseguir. Tenemos que sentirnos orgullosos de haberlo logrado porque llevamos ya tres décadas liderando esta clasificación de generosidad.
¿Esa posibilidad de acceder a un trasplante se produce en todos los órganos?
No todos los órganos de un potencial donante son viables. Hay unos más delicados, por así decirlo, que otros. El más delicado es el intestino. Apenas se producen siete o diez trasplantes al año en España. Le siguen el páncreas, pulmón, corazón, riñón e hígado. Este último es el órgano que mejor resiste a la edad y hay un mayor porcentaje de personas que lo donan. Se han trasplantado hígados de donantes de hasta 94 años.
Antes de la pandemia se realizaban en nuestro país unos 5.500 trasplantes al año. ¿Esas cifras dan idea del nivel de nuestro sistema sanitario?
Tenemos más de 100 trasplantes por millón de habitantes al año, y eso no se da en ningún otro lugar del mundo. Solo lo puede hacer un país muy desarrollado y un sistema de salud igualmente desarrollado.
¿La pandemia ha afectado al funcionamiento del sistema?
Sí, porque hubo que atender otras prioridades, las UCI se llenaron de pacientes con covid-19. Eso provocó un descenso en el número de donantes y trasplantes, pero estoy convenido de que se va a remontar.
Usted se hizo cargo de la Organización Nacional de Trasplantes en 1989, y en 1992 España ya era el primer país del mundo en donación y trasplante de órganos. ¿Tan claro tenía lo que había que hacer?
Había pasado por dos hospitales en Madrid (la Fundación Jiménez Díaz y el Ramón y Cajal), y saqué algunas conclusiones sobre los puntos críticos. En el sistema hay dos aspectos clave: las personas y la organización. Las campañas para favorecer la donación de órganos están muy bien, pero la gente dona o no si se la lleva de la mano en un momento tan difícil como el adiós a un ser querido, si encuentra los profesionales adecuados y una organización que hace posible esa donación.
¿Qué importancia tiene la formación? Estoy pensando, por ejemplo, en la que se precisa para plantear la donación a los familiares de una persona que acaba de fallecer.
Es fundamental. Para que una organización funcione tiene que tener profesionales motivados y bien formados. En la ONT invertimos en facilitar formación de todo tipo. En mi experiencia hospitalaria había observado que la donación se producía o no en función del especialista que estaba de guardia. Era automático, no dependía de la familia, sino de la capacidad de esta persona. Detectado eso, comenzamos por seleccionar a aquellos profesionales que lo hacían mejor. En el Hospital General de Alicante empezó a funcionar desde el principio un grupo multidisciplinar con médicos, personal de enfermería y psicólogos que montaron un curso que todavía funciona: Familia y Donación.
Almodóvar llevó esos cursos de formación a una de sus películas.
Una de las sesiones aparece en Todo sobre mi madre. En ellas participan siete u ocho personas y se enseña cómo solicitar los órganos a los familiares. En los primeros años pasaron por ese curso todos los coordinadores de trasplantes, y ahora se ha extendido a todo el entorno hospitalario. El objetivo es transmitir la necesidad de participar activamente en el proceso de donación, ayudar a los profesionales directamente implicados y entender la psicología de una familia en ese trance.
¿Son sesiones para aprender a dar malas noticias?
Es un curso de comunicación de malas noticias que influye mucho en el bienestar, sobre todo, de las familias. Que esas noticias se den adecuadamente es fundamental y requiere un aprendizaje. Las sesiones han resultado tan útiles que con los años se han incorporado también a la formación de profesionales como los que trabajan en las UCI, y que con frecuencia tienen que transmitir malas noticias.
Si transmitir adecuadamente la información es tan importante, ¿por qué no funciona con los antivacunas?
La información es básica y cuidarla, imprescindible. Tan importante es hacer una cosa bien como venderla. Cualquier organización que quiera funcionar y ser reconocida debe cuidar la información. Con las vinculadas a las vacunas, también, y eso que en España no nos ha ido mal. Somos el país que menos antivacunas tiene y donde menos agresivos son.
Una Comisión Permanente de Trasplantes aborda los aspectos técnicos referidos a la donación y trasplante de órganos. ”Todas las decisiones se toman por consenso, y ahí está una de las razones del éxito de la ONT y de su permanencia. Funciona bien porque hay una estructura reticular en la que todo el mundo se siente parte de esa estructura y colabora para que funcione”, señala Matesanz.
El fundador de la ONT aboga por extender el modelo a otros ámbitos como la atención de las enfermedades raras, pero encuentra un problema, el cortoplacismo: “Es una plaga en la política actual porque busca resultados en un plazo de tiempo muy corto para poder sacar rédito de ellos”.