El origen étnico influye en el tipo de riesgo cardiovascular que se padece, según han demostrado diversos estudios, dos de ellos muy recientes. Así, las personas de descendencia asiática tienen más posibilidades de sufrir un infarto que las de origen caucásico, de la misma manera que las personas negras tienen más probabilidades de padecer hipertensión y diabetes. En este artículo se relacionan las diferencias étnicas y los distintos factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, los expertos advierten que este riesgo a sufrir una enfermedad del corazón atribuible a las características étnicas de cada individuo es mucho menor que el ocasionado por unos hábitos de vida incorrectos.
El riesgo cardiovascular está condicionado por el origen étnico de cada individuo. Dos investigaciones recientes han corroborado datos que ya se tenían respecto a la influencia de la procedencia de las personas y el riesgo de padecer y fallecer debido a una enfermedad del aparato cardiovascular.
Así, las personas de origen asiático tienen un 38,7% de probabilidades de morir de un problema de corazón, frente a un 31% de probabilidades de los caucásicos durante el mismo periodo de tiempo, según el estudio ‘Diferencias étnicas en un año de mortalidad entre pacientes hospitalizados por un ataque cardiaco’, realizado por el Departamento de Medicina de la Universidad de Alberta en Edmonton (Canadá) y publicado en ‘Heart’.
Otra investigación de la British Heart Foundation, que ha analizado a la población británica en función de su origen étnico, ha demostrado que las personas negras tienen entre 1,5 y 2,5 probabilidades más que la población general de padecer infarto de miocardio.
Según estos y otros estudios realizados hasta ahora sobre esta cuestión, el mayor riesgo cardiovascular inherente al origen étnico lo tienen los asiáticos, con más probabilidades de morir de una enfermedad cardiovascular, debido al menor calibre de sus vasos sanguíneos, mientras que las personas de fenotipo negro tienen un riesgo similar a las de origen caucásico.
Vasos estrechos en personas asiáticas
Los individuos de genética asiática (chinos, japoneses, indonesios, coreanos, filipinos y menos los indios) tienen un riesgo cardiovascular superior al de los caucásicos (de piel blanca). Esto se debe a varios factores como la talla más corta y determinadas arterias, en general del corazón, que son de un calibre menor que las de los individuos de una estatura mayor. Esto provoca que, con la misma presión arterial de la sangre dentro de los vasos, degeneren y aumente la presión arterial y, por tanto, la arterioesclerosis y las enfermedades asociadas.
Aunque los individuos caucásicos parten de unas características genéticas ventajosas, sus estilos de vida inadecuados aumentan su riesgo cardiovascularAdemás, cuando estas personas padecen una enfermedad cardiovascular y precisan angioplastia (tratamiento para desobstruir los vasos taponados por un trombo), este menor tamaño de los vasos les entraña más riesgo de complicaciones. «La talla condiciona el riesgo cardiovascular, porque este se relaciona con el tamaño de los vasos y el calibre de las arterias, por un doble mecanismo: el riesgo por la presión o estrés que se genera sobre los mismos vasos, al ser estos más estrechos, y los procedimientos vasculares que suponen riesgos mayores», explica José Ramón González-Juanatey, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Más hipertensión y diabetes en personas negras
El riesgo cardiovascular de los individuos de fenotipo negro se debe a causas distintas. Estas personas suelen tener la presión arterial más alta que las blancas. En concreto, los hombres tienen un promedio de 6mmHg más de presión sistólica en reposo respecto a los varones blancos, mientras que las mujeres tienen hasta una media de 17mmHg de presión sistólica en reposo respecto a las de piel blanca, por lo que son un grupo poblacional con un riesgo elevado de sufrir una enfermedad cardiovascular, según información de González-Juanatey.
Además, este mayor riesgo también tiene que ver con su mayor sensibilidad a la sal, pues en personas de color la presión sube más ante el mayor consumo de sal respecto a los caucásico. Al ser más sensibles a la sal, sus índices de hipertensión arterial son más altos y tienen más problemas relacionados, que condicionan su mayor riesgo. A esto hay que añadir que tienen una menor sensibilidad a la insulina, de forma que las células responden peor a la acción de la insulina y, por lo tanto, presentan más riesgo de sufrir diabetes y alteraciones de los lípidos (dislipemia). En síntesis, en las personas negras los principales factores de riesgo cardiovascular son su mayor sensibilidad a la sal y su resistencia a la insulina.
De la misma manera, el tratamiento de la hipertensión arterial está condicionado por su idiosincrasia física. Así, los fármacos antihipertensivos de elección o primer tratamiento suelen ser los diuréticos, porque responden mejor.
Personas de origen caucásico, ¿un riesgo menor?
Las personas caucásicas tienen un riesgo cardiovascular inherente a su origen bajo. La mayor parte de su riesgo cardiovascular -como sufrir un infarto de miocardio– es la consecuencia de unos hábitos de vida poco saludables. «Tendrían que dejar de fumar, no tener diabetes, controlar la dieta, para que sea rica en frutas, verduras, pescado, tomar poca grasa saturada y realizar ejercicio de manera regular», advierte González-Juanatey.
«La probabilidad de sufrir un infarto es mínima para la gente que se conciencia y responde con dieta, ejercicio -elemento clave para mantener un peso adecuado-, control de los lípidos, reduciendo la presión arterial y el riesgo de diabetes, y abandonar el hábito tabáquico. El conjunto de la sociedad debería contribuir a que la población no fumara y a la educación en hábitos saludables a los niños en las etapas críticas, cuando se forja la personalidad, entre los 3 y los 9 años, ya que la primera causa de muerte es la enfermedad cardiovascular», recuerda González-Juanatey.
“Hay que destacar que el riesgo cardiovascular depende de distintos factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y, sobre todo, el tabaquismo, que eleva el riesgo de infarto de miocardio, así como la obesidad por una dieta inadecuada (rica en grasas saturadas y azúcares refinados) sumada a la inactividad física”, subraya José Ramón González-Juanatey, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “El 90% de los problemas cardiovasculares en la edad media de la vida, de los 20 a los 60 años, es de tipo ambiental. En cambio, cuando estas enfermedades se desarrollan al inicio, en la infancia, están muy determinadas genéticamente e igual ocurre con las personas que son muy mayores. La longevidad también está muy determinada por los genes”, añade este experto.
En definitiva, “lo que varía entre unas personas y otras es el tipo de riesgo cardiovascular inherente al origen étnico de cada una, pero este riesgo cardiovascular está más ligado a unos hábitos de vida incorrectos que a la genética“, sintetiza el cardiólogo. Esto significa que, aunque los asiáticos (como los japoneses y los chinos) tengan un mayor riesgo cardiovascular debido a su constitución, lo compensan más al tener unos hábitos de vida saludables, como una dieta menos calórica, más rica en verduras y con grasa animal saludable, como la del pescado, menos obesidad y al fumar menos. Por el contrario, las personas blancas que parten, en principio, de unas características genéticas ventajosas, suelen tener estilos de vida inadecuados que aumentan su riesgo cardiovascular.