¿Por qué identificamos el ruido con un color?
Cuando hablamos del color de un ruido estamos teniendo en cuenta su longitud de onda. Cada color tiene una potencia y distribución de frecuencia diferente. Los tonos blancos muestran unas frecuencias vibratorias muy similares. Los azulados y violetas las tienen más altas, mientras que las gamas cromáticas rojizas registran unas frecuencias vibratorias más bajas.
El color del ruido tiene distintos efectos en la percepción auditiva de las personas. El ruido blanco y el rosa son los más conocidos:
📻 Ruido blanco
El ruido blanco, constante y uniforme (contiene todas las frecuencias que el oído humano puede escuchar), es un sonido que amortigua otros que haya en el entorno. Ayuda a la concentración y a conciliar el sueño. Un secador, una radio mal sincronizada o un aparato de aire acondicionado son ejemplos de este tipo de sonido.
☔ Ruido rosa
El ruido rosa, con frecuencias de menor amplitud que las del ruido blanco, es uniforme y plano. Por sus características permite enmascarar sonidos ambientales molestos, lo que contribuye a mejorar la productividad y reducir la ansiedad. Este sonido es como el que produce la lluvia ligera al caer o el que se emite al pronunciar la letra “f”.
¿Qué es el ruido marrón?
El ruido marrón se ha hecho muy popular en los últimos meses entre aquellas personas que buscan relajarse, abstraerse de ambientes ruidosos o rendir más en el trabajo o en los estudios. Redes sociales, como TikTok o YouTube, o plataformas de música en streaming, como Spotify, tienen mucho que ver con este éxito fulgurante. En estos lugares es muy fácil encontrar vídeos o listas de reproducción con ruidos marrones: solo hay que teclear el hashtag #brownnoise para comprobarlo. Un ejemplo:
El ruido marrón, también llamado rojo, recibe su nombre de su descubridor, el científico escocés Robert Brown (brown es marrón en inglés). Este hombre destacó en el campo de la medicina y la botánica, descubriendo el núcleo de la célula vegetal.
Su hallazgo reveló el movimiento circulatorio de unas partículas microscópicas en suspensiones acuosas, lo que se denominó el “movimiento browniano”. Este movimiento producía (y produce) un tipo de sonido envolvente, lo que hoy conocemos como ruido marrón. El ruido marrón se asemeja al sonido de una corriente de un río, una cascada o una tormenta con lluvia intensa.
⛈️ Los supuestos beneficios del ruido marrón
El ruido marrón abarca frecuencias más bajas y media, al tiempo que atenúa las más altas. Comparado con el ruido blanco, es más profundo y grave y, al mismo tiempo, más intenso.
Aquellos que escuchan ruido marrón aseguran ver disminuida su ansiedad, aumentada su concentración y mejorada su capacidad para conciliar el sueño. Sin embargo, estos notables beneficios no cuentan con respaldo científico.
Lo explica la doctora Rybel Wix, miembro del grupo de insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES) y especialista en medicina de sueño en la Unidad de Sueño del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid). Escuchar ruido marrón “podría favorecer la relajación mediante su efecto de enmascaramiento de otros sonidos, un proceso psicoacústico por el cual el umbral para escuchar el sonido se eleva por la presencia de un sonido de enmascaramiento. El mejor estudiado en este sentido es el ruido blanco, son sonidos que enmascaran otros sonidos”, expone la especialista.
Jaime Pérez de Arenaza, del área de Salud de Fundación Psicología Sin Fronteras, comparte la misma opinión. “La teoría más aceptada es la de la resonancia estocástica, que sostiene que el ruido blanco facilita al cerebro no escuchar sonidos molestos como música, voces o sonido ambiente que de otra manera nos desconcentraría. Es decir, actúa de barrera ante ‘sonidos indeseados’ permitiendo al cerebro alcanzar un estado de concentración mayor que sin ese ruido”, asegura.
Este experto aclara que tanto el ruido blanco como el marrón “resultan más beneficiosos, pues tienen la capacidad de estimularnos un poco el cerebro sin llegar a saturarlo, ayudando a apaciguar incluso el dialogo interno que todas las personas tenemos; es decir, enmascararía todo el ruido, el externo y el interno”.
El ruido es útil para dormir…
Tal y como cuenta la doctora Wix, “el sistema auditivo permanece activo durante el sueño y puede reaccionar a señales percibidas como relevantes”. Por ello, utilizar secuencias sonoras para conciliar el sueño puede ser realmente útil. “Hay estudios que afirman que el ruido de la lluvia (de banda ancha) es eficaz como las canciones de cuna para dormir a los niños, favorece la relajación y disminuye la frecuencia cardíaca y respiratoria”, apunta la facultativa.
El ruido blanco parece ser especialmente favorable. “Enmascara los sonidos perturbadores del ambiente, inhibe otros sonidos que tienden a perturbar el sueño, mejora la calidad de sueño y la recuperación de pacientes en las unidades de cuidados intensivos”, explica Wix. “Otros estudios afirman que los sonidos de los océanos mejoran la fragmentación del sueño. Podría usarse para favorecer la conciliación de los pacientes con tinnitus”, sugiere la doctora.
… pero con moderación
No obstante, abusar de estos sonidos al irse a la cama puede pasar factura. La especialista del SES señala tesis que demuestran que la exposición continua al ruido blanco perturba el sueño REM. “El sistema auditivo necesita tiempo de inactividad durante las horas de sueño para recuperarse. Dormir con ruido arroja resultados discordantes: unos afirman que el ruido continuo reduce la latencia de sueño y otros, que la aumenta”, resume Wix.
La experta aconseja utilizar el ruido únicamente para la conciliación del sueño, ya que mientras exista un estímulo auditivo habrá dificultad de entrar en una fase de sueño profundo. Para dormir, Wix sugiere “los sonidos que favorecen la relajación como parte de ritual presueño antes de dormirnos, pero recomendaría los ambientes libres de ruido para conciliar y mantener el sueño. Introducir un ruido continuo en el dormitorio podría tener consecuencias negativas, como enmascarar el sonido de una alarma o el llanto de un bebé”.
El ruido ayuda a las personas con TDAH
Hay varios estudios que encuentran evidencias de que el ruido puede ser beneficioso para los niños y niñas diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y dificultad para la lectura. En estos casos, el ruido blanco es más útil. “Esto se debe a que el córtex prefrontal de las personas con TDAH tiene más dificultades para filtrar esos estímulos que tienden a desconcentrarnos (risas, conversaciones, etc.) y voilà, el ruido blanco actúa en parte como ese filtro que en estas personas se encuentra adormecido”, comenta el miembro de la Fundación Psicología Sin Fronteras.
“El doctor Yamalis Diaz, psiquiatra infantil del Hospital NYU Langone Health (EE. UU.) especializado en TDAH, explica este efecto con una metáfora. En estas personas el cerebro tiene una carencia de dopamina (hormona implicada en la atención y motivación) y el cerebro se encuentra en un estado de ‘hambre de estímulos’, de modo que cualquier estímulo externo es ‘comida para sus cerebros’; esto provoca que se centre en muchos estímulos periféricos y les cueste atender a una sola tarea. El ruido marrón le daría esa ‘comida’ que el cerebro de estas personas anda buscando, permitiendo que se centren en la tarea”, concluye Pérez de Arenaza.