Al igual que la hipertensión arterial y la arteriosclerosis, la osteoporosis se conoce como una epidemia silenciosa. Pese a que no se manifiestan síntomas al inicio, se la considera una de las enfermedades más comunes en nuestro país. Afecta a los huesos, sobre todo a las mujeres, y debido al aumento en la expectativa de vida se ha convertido en los últimos años en un verdadero problema de salud pública. No obstante, pequeños cambios en el estilo de vida estilo y un control médico en personas con riesgo de sufrir este trastorno metabólico, ayudarían a prevenir y a mejorar el resultado de los tratamientos. Sin olvidar el papel que juega un aporte suficiente de vitamina D.
Se estima que la osteoporosis afecta a 3,5 millones de personas en España y a más de 200 millones de personas en todo el mundo. En nuestro país, cada año es responsable de, al menos, 100.000 fracturas óseas. «Constituye un problema de gran magnitud por su prevalencia, por la morbimortalidad que ocasiona y por el consumo de recursos sanitarios que conlleva», especifica Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO). Para luchar contra sus consecuencias, esta asociación ha impulsado una campaña, en colaboración con la industria farmacéutica y a lo largo del territorio español, que hace hincapié en la necesidad de mantener unos niveles adecuados de vitamina D y calcio para conservar una buena salud de los huesos.
Concienciarse de su magnitud
La suplementación de terapias que eviten la resorción de hueso (desaparición total o parcial del tejido óseo) con vitamina D reduce de manera drástica el riesgo de fracturas óseas en la tercera edad como consecuencia de la osteoporosis.
El envejecimiento, una disminución de las hormonas sexuales y un estilo de vida inadecuado son factores de riesgo de una mala salud ósea
Seguir unas simples medidas higiénico-dietéticas y generalizar las pruebas que miden la densidad ósea en pacientes de riesgo, no sólo ayuda a prevenir su desarrollo, sino que minimiza las complicaciones asociadas, entre las que destacan, ante todo, las fracturas óseas.
Por ello, esta campaña tiene varias finalidades. En primer lugar, se pretende concienciar a la población, ya que la osteoporosis tiene una elevada prevalencia y causa complicaciones que afectan a la calidad de vida de las personas o pueden provocar un aumento de la tasa de mortalidad (sobre todo, por fracturas de cadera). «Otro de los objetivos es dar a conocer los principales factores de riesgo para la osteoporosis y enseñar cómo pueden modificarse estos perfiles mediante sencillos hábitos de vida y a partir de un diagnóstico precoz de la enfermedad», precisa Díaz Curiel.
Prevenir lo incurable
Debido a que tanto hombres como mujeres viven cada vez más años, los trastornos derivados de una mala salud de los huesos crecen en número y aumenta su complejidad. El envejecimiento, una disminución de las hormonas sexuales o un estilo de vida inadecuado son los principales factores de riesgo que apuntan a una baja densidad de masa ósea y que, por tanto, están detrás de buena parte de las fracturas osteoporóticas.
La inactividad física, los cambios dietéticos y los cambios hormonales debidos al envejecimiento y la inactividad redundan a menudo en una acusada reducción de la masa ósea. Según Díaz Curiel, es fundamental detectar de manera precoz a los pacientes asintomáticos, aunque con factores de riesgo para el desarrollo de osteoporosis: «La labor preventiva es la mejor terapia, sobre todo, en las personas que tienen factores de riesgo y tal vez ignoran el peligro al que exponen sus huesos».
Este especialista explica que las pruebas de diagnóstico precoz son incruentas y permiten tratar al paciente con el fármaco más adecuado para sus circunstancias personales. En algunos casos, la osteoporosis se debe a factores genéticos que no se pueden modificar, pero hay otros factores que sí se pueden y se deben corregir: el sobrepeso u obesidad, el tabaquismo, una menopausia prematura en el caso de las mujeres, el sedentarismo o un déficit dietético de calcio y vitamina D.
La vitamina D resulta clave para la prevención de las fracturas osteoporóticas, en especial, si se tiene en cuenta el déficit de esta prohormona (no tiene actividad hormonal por si misma) en la población anciana y que, asociada al calcio, ha demostrado en estudios clínicos ser capaz de disminuir el riesgo de fracturas óseas. También es esencial para el mantenimiento de la función muscular ya que facilita la absorción de calcio y fósforo a partir de los canales iónicos. Un aporte deficitario sostenido de calcio y vitamina D en la dieta contribuye a la pérdida de masa ósea, a la reducción de la resistencia del hueso y, en definitiva, dispara el riesgo de fracturas.
Pese a que en numerosas guías de tratamiento de la osteoporosis se recomiendan los suplementos con vitamina D en pacientes de riesgo, su déficit es el talón de Aquiles en la prevención de la enfermedad. Así se ha puesto de relieve en un estudio presentado en el congreso anual de la American Society for Bone and Mineral Research (ASBMR), llevado a cabo por especialistas de Francia y España. El trabajo ha evaluado el nivel de vitamina D y de calcio en un total de 414 mujeres osteoporóticas con una edad superior a los 50 años.
Un nivel inadecuado de esta vitamina impacta de forma negativa en la absorción del calcio, acelera la pérdida ósea y el riesgo de fracturas
En él se destaca que la mayor parte de las pacientes, a pesar de estar diagnosticadas, no alcanzaba los niveles recomendados de vitamina D. Los investigadores también evidencian que un nivel inadecuado de esta vitamina impacta de forma negativa en la absorción del calcio, acelera la pérdida ósea y el riesgo de fracturas. “De hecho -añade el presidente de FHOEMO-, se ha demostrado que la administración asociada de vitamina D y calcio disminuye la incidencia de fracturas osteoporóticas y que unos niveles adecuados de esta vitamina son necesarios para optimizar los resultados obtenidos en pacientes osteoporóticos tratados con bifosfonatos“. Los bifosfonatos son un fármaco que se utiliza en la prevención y el tratamiento de enfermedades con resorción ósea, como la osteoporosis.
Pese a que la vitamina D se sintetiza por la piel y que, desde siempre, se ha pensado que en España la intensidad solar permitía un buen aporte de ésta, el estudio da cuenta de que los niveles en nuestro país son, en general, bastante bajos. Por este motivo, es necesario un aporte mayor para que el intestino absorba el calcio y éste pueda fijarse al hueso. El problema es que no siempre se consigue un aporte adecuado de calcio y vitamina D sólo a través de la dieta. Desde la FHOEMO aconsejan recurrir a los aportes suplementarios de ambos, “excelentes también para que los fármacos antiosteoporóticos venzan la resistencia al hueso”.