El Ministerio de Sanidad y Consumo ha hecho una llamada a la tranquilidad tras la alarma desatada por la muerte de dos personas en Castilla y León a causa de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la variante humana de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o mal de las «vacas locas».
«Estos casos no tienen consecuencias epidemiológicas, es decir, no ponen en riesgo la salud de los ciudadanos», señala el Ministerio en una nota. Afirma que la aparición de casos esporádicos de la enfermedad «entra dentro de las previsiones que se hicieron a nivel de toda Europa hace ya más de ocho años». Fue entonces cuando se pusieron en marcha «las medidas correctoras», principalmente en la alimentación del ganado, para frenar la EBB.
Los fallecidos son una mujer de 40 años y un hombre de 51. Las fechas de defunción, en diciembre de 2007 y febrero de 2008, indican que el contagio se produjo por ingesta de tejidos contaminados «antes de que el Gobierno y las autoridades europeas tomaran las medidas oportunas» para evitar el mal de las «vacas locas», asegura Sanidad. Ambos fallecimientos elevan a tres las víctimas oficiales que se ha cobrado esta patología en nuestro país, la primera de ellas en 2005. El Ministerio no descarta que se registren más casos «pero siempre consecuencia de lo sucedido hace ya más de una década».
Hasta 15 años después
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob se desata entre cinco y 15 años después de que uno haya ingerido tejidos animales infectados con priones. El prión es una proteína capaz de generar serios daños en el cerebro. A través de la alimentación, entra por el intestino, de donde pasa al aparato linfoide. Su objetivo es el sistema nervioso central, donde se generan cada vez más células de este tipo que viajan directamente al encéfalo y lo destruyen.
La mujer fallecida era natural de Salamanca y vivió en Inglaterra durante un tiempo en el que, según se cree, comió carne contaminada. La otra víctima es un leonés de 51 años que consumía con frecuencia sesos de ternera.
Sanidad recuerda que desde la aparición de los primeros casos de EBB «se localizaron y prohibieron los piensos de origen animal o con proteínas animales, se estableció el sistema de eliminación de animales infectados, y se fijaron las partes cárnicas que no podían destinarse a consumo humano para introducir las máximas garantías en el consumo». Estas medidas de prevención y control, que siguen vigentes, «garantizan que la carne que se consume en nuestro país reúne todos los requisitos de seguridad».
Demora
El diagnóstico de la enfermedad sólo puede hacerse mediante la práctica de una autopsia que determine su causa. El director general de Salud Pública de Castilla y León, José Javier Castrodeza, justificó ayer la demora en el anuncio de los fallecimientos por la existencia de un registro nacional único sobre la enfermedad, que lo lleva el Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad.
Más de 200 casos se han registrado en el mundo de la variante humana del mal de las «vacas locas». En España, de momento, son solamente tres. Pero podría haber más. «Podría darse algún caso esporádico más, que no originaría un problema de salud pública», insistió el director de Salud Pública del Ministerio, Manuel Añorbe.
La Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica lleva a cabo un seguimiento estrecho de todos los casos de EEB, y especialmente de aquellos que por sus características pueden ser sospechosos de ser una variante de Creutzfeldt-Jakob.