El Ministerio de Sanidad y Consumo propondrá financiar la cirugía contra la lipoatrofia facial, la pérdida de masa de grasa en el rostro que afecta a algunos enfermos de sida, uno de los principales estigmas del mal por su visibilidad. Actualmente, las comunidades de Andalucía, Cataluña, Madrid, Valencia, País Vasco, Extremadura y Castilla-La Mancha ya ofrecen este servicio.
«Llevaré al próximo Consejo Interterritorial de Salud la propuesta para que se incorpore a las prestaciones de la Seguridad Social», dijo ayer el ministro Bernat Soria, durante un encuentro con ONG españolas en el marco de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida que se celebra en México.
Soria explicó que los primeros tratamientos contra el VIH tenían como efecto secundario la lipodistrofia o la anómala distribución de las grasas en el cuerpo, un problema que afecta actualmente a 14.000 españoles seropositivos.
El ministró agregó que la desaceleración económica no frenará los esfuerzos para financiar programas de apoyo y respuesta al sida. En este sentido, recalcó que las ayudas van a seguir para combatir «el primer problema global de salud» al que se enfrenta la humanidad.
Vacuna
Por otra parte, los especialistas que trabajan en el desarrollo de una vacuna contra el VIH señalaron que los continuos fracasos de los ensayos no suponen un contratiempo, sino que les acercan más al éxito.
Tachi Yamada, director ejecutivo del Programa Mundial de Salud de la Fundación Bill y Melinda Gates, explicó que en nueve de cada diez casos de proyectos de vacunas que logran probar en humanos fracasan.
Yamada apuntó que se trata de «un revés momentáneo en el camino hacia el éxito» y manifestó que las pruebas con microbicidas y las vacunas han arrojado resultados menos positivos que los de la circuncisión masculina como método de prevención.
La última prueba internacional de una vacuna contra el sida, que empezó en 2004 e involucró a 3.000 voluntarios, fracasó cuando 24 de 741 pacientes que tomaron la misma terminaron infectados con el VIH, y 21 de las 762 personas que recibieron un placebo también contrajeron el virus.
En la jornada de ayer de la XVII Conferencia Internacional del Sida fueron presentados los resultados de una encuesta internacional en la que participaron 3.000 seropositivos. Según las conclusiones que se extraen de este sondeo, efectuado por AIDS Treatment for Life International Survey (ATLIS), los enfermos de sida temen que el resto de la sociedad les mire “con malos ojos” y también les preocupan los efectos secundarios de los antirretrovirales, hasta tal punto que algunos abandonan la medicación.
El estudio indica que el estigma de la enfermedad sigue preocupando a los pacientes, sobre todo en lo que respecta a la divulgación de su situación. Al 83% de los encuestados lo que más le inquieta es la discriminación social, y la pérdida de familiares y amigos, la repercusión en su capacidad de establecer relaciones, el riesgo de perder su trabajo, y la reputación.
Cabe destacar que los africanos entrevistados confesaron tener menos reparos a la hora de revelar su enfermedad, mientras que los encuestados de países asiáticos afirmaban tener miedo a ser rechazados por sus seres queridos.
También se extrae del estudio de ATLIS que el 26% de los seropositivos encuestados rechazó el tratamiento por temor a que su cuerpo no lo tolerara, mientras que un 34% lo suspendió en algún momento porque se sentía peor con la medicación.