La actividad sexual es un aspecto importante en la calidad de vida de los pacientes con enfermedad cardiovascular, así como en la de sus parejas. Así lo constatan los resultados de una reciente encuesta llevada a cabo por la Fundación Española del Corazón y otras instituciones. Sin embargo, es habitual que las relaciones sexuales de los pacientes se alteren, tanto en quienes ya conocen el diagnóstico, ya que pocas veces reciben recomendaciones sobre este tema por parte de los profesionales de la salud, como en quienes sufren disfunción eréctil sin conocer que podría estar relacionada con una cardiopatía. En ocasiones, incluso, son los propios especialistas quienes no vinculan ambas enfermedades. Este artículo explica que mantener relaciones sexuales resulta muy beneficioso para la mayoría de los pacientes con cardiopatía y apunta qué es imprescindible para que estos enfermos mejoren su disfunción sexual.
Las personas con problemas cardiovasculares, pero estables y un buen estado funcional, tienen un bajo riesgo de padecer problemas de corazón con la actividad sexual, ya que esta equivale a un ejercicio físico de intensidad leve a moderada. En cambio, quienes tienen síntomas inestables o graves deben tratarse y estabilizarse antes de retomar las relaciones sexuales. En estos pacientes de riesgo, las pruebas de esfuerzo pueden proporcionar información adicional sobre la seguridad de la práctica sexual.
Estas son las principales conclusiones de las nuevas recomendaciones que la American Heart Association ha publicado en la revista Circulation sobre la actividad sexual en pacientes con enfermedad cardiovascular. La intención de esta nueva guía es sintetizar y resumir los datos relevantes que relacionan sexo y cardiopatías, con el fin de proveer de evidencia a los profesionales para que puedan hacer recomendaciones precisas a los pacientes.
Sexo con control del corazón
Una de las primeras recomendaciones es bastante contundente: lejos de acarrear peligros, la práctica de sexo resulta muy beneficiosa para la mayoría de los pacientes con cardiopatía. No obstante, se deben tener en cuenta varias consideraciones.
En primer lugar, hay que valorar de forma importante la ansiedad y la depresión en todos los pacientes, ya que ambas pueden contribuir a una alteración de la actividad sexual.
El 66% de los hombres con hipertensión arterial padece disfunción eréctil
Otro aspecto esencial es diferenciar a los pacientes entre grupos de bajo riesgo o riesgo elevado. En el primer grupo figuran los pacientes sin angina o con signos leves de angina, quienes han sufrido un infarto (a partir de la primera semana y que no manifiesten síntomas durante la actividad física moderada), pacientes con revascularización o señales leves de insuficiencia cardiaca, personas con valvulopatías de leves a moderadas o fibrilación auricular con buen control del ritmo cardíaco, portadores de marcapasos o cardiopatías congénitas y la mayoría de los pacientes con cardiopatía hipertrófica.
Los pacientes con una complicación de cualquiera de las condiciones citadas deberán retrasar sus encuentros sexuales hasta que el problema se estabilice con el tratamiento adecuado. El ejercicio físico regular o los programas de rehabilitación cardiaca ayudan a reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares asociado a la actividad sexual.
En el caso concreto de las mujeres, los especialistas recomiendan que se les ofrezca información sobre la seguridad y conveniencia de los métodos anticonceptivos y el embarazo en función de su perfil.
Respecto a los medicamentos cardiovasculares, en realidad, son una causa poco frecuente de disfunción eréctil. Los destinados a mejorar los síntomas y la supervivencia tampoco impactan de manera significativa en la función sexual. En resumen, los fármacos utilizados nunca deben abandonarse con el objetivo de mejorar las relaciones sexuales. No obstante, las modificaciones de los tratamientos pueden ser favorables (cambiar un fármaco por otro), aunque si se quiere optar por ello, antes siempre debe consultarse con el especialista.
Disfunción sexual y corazón: factores iguales de riesgo
Una encuesta reciente realizada por la Fundación Española del Corazón (FEC), la Fundación para la Investigación en Urología (FIU) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) muestra que casi la mitad de los pacientes cardiacos españoles desconoce, o no tiene claro, la relación que hay entre los problemas de erección y su enfermedad cardiovascular. Ambas afecciones comparten factores de riesgo, como la hipertensión, la arteroesclerosis, la obesidad, el consumo de tabaco o el alcohol. El 66% de los hombres con hipertensión arterial sufre disfunción eréctil.
Para que los pacientes con enfermedad cardiovascular mejoren su disfunción sexual, los especialistas de la FEC apuntan que es imprescindible:
- Recibir una información adecuada para eliminar los miedos y dudas acerca de retomar con naturalidad la vida sexual tras un problema coronario.
- Mejorar la capacidad funcional con un programa de entrenamiento físico, con el fin de aumentar la flexibilidad articular y la capacidad física por encima de los valores mínimos requeridos para realizar el coito.
- Respecto a la postura al realizar sexo, algunos estudios han detectado que el gasto energético es superior cuando el hombre se sitúa encima. Las posturas más recomendadas pasan por colocarse debajo o sobre el lado derecho.
- Hay que tener en cuenta las actividades sexuales extramatrimoniales o nuevas parejas: la novedad que supone la nueva pareja o un entorno diferente pueden alterar el ritmo cardiaco.
- Evitar el consumo de alcohol.
- Buscar un entorno cómodo y agradable.
- Practicar sexo cuando el paciente esté relajado y descansado, como la mañana (después de dormir bien) o tras una siesta. No es deseable realizar el coito tras una comida copiosa, después de haber ingerido alcohol o hecho un ejercicio agotador.
El binomio sexo y corazón se ha estudiado en muchas ocasiones y, en la mayor parte de los casos, se llega a la misma conclusión: depende de los casos y de la intensidad, pero en general, es beneficioso para todos los pacientes. Más allá de estas conclusiones, ¿qué papel podrían tener las relaciones sexuales en la prevención de enfermedades cardiovasculares?
Una investigación reciente publicada en el American Journal of Cardiology, llevada a cabo en el New England Research Institute de Massachusett (EE.UU.) entre 1.100 voluntarios, asegura que los hombres que practican menos sexo tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Según los resultados, quienes tuvieron una relación al mes o menos alcanzaron más riesgo de cardiopatías e infartos, en comparación con quienes mantuvieron relaciones dos o más veces. Los científicos achacan estos beneficios a los efectos físicos y emocionales que aporta la actividad sexual al organismo.
Este es el primer estudio que mide la frecuencia de las relaciones con el riesgo para el corazón. Se sabía que un problema de disfunción puede ser indicativo de enfermedad cardiovascular. Por este motivo, la salud sexual podría predecir la salud cardiovascular en los varones y, por ello, quienes experimenten algún síntoma coronario durante el encuentro sexual deberían consultar con su médico.