Por determinación genética y fototipo, el cuerpo está preparado para soportar rayos ultravioleta durante un número finito de horas. Se llama capital solar y el 95% de la población ya lo ha agotado al cumplir la mayoría de edad. Ahora que empiezan los días de calor y los planes al aire libre, conviene tenerlo muy presente, como se recuerda en las siguientes líneas.
Todo el mundo parece conocer al dedillo los riesgos de exponerse a los rayos ultravioneta (UV) sin protección: arrugas, manchas, flacidez, sequedad, melanoma… Sabiduría no falta. Por desgracia, manejamos la teoría con fluidez, pero suspendemos en la práctica.
La comunidad científica no para de lanzar mensajes a la sociedad de los daños, irreversibles, que sobre la salud y la belleza de la piel provoca tomar el sol sin medida, y de recomendar precaución y fotoprotección. «El riesgo de padecer un cáncer de piel se duplica si una persona ha sufrido cinco o más quemaduras solares a lo largo de su vida. Solo en EE.UU. se diagnostican al año más de 1,3 millones de casos», afirma Adam Geyer, dermatólogo norteamericano experto en oncología cutánea. En nuestro país, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el 95 % de la población ha arruinado su capital solar (las horas que por determinación genética y fototipo podemos soportar sin sufrir daños) a los 18 años. Son cifras escalofriantes.
Si bien la concienciación es cada día mayor y cada vez nos lanzamos en busca del dorado mejor equipados, también parece asustarnos demasiado todo cuanto sabemos. Seguimos cometiendo errores absurdos fácilmente subsanables. La paradoja continúa. De ahí que expertos y laboratorios emprendan actuaciones cada vez más imaginativas y originales para que todos alcancemos el graduado solar con nota, en la teoría y en la práctica.
Experimento impactante: ¿sabes cómo te ve el sol?
Quizás una de las acciones más llamativas del último lustro ha sido la colaboración de Nivea con el artista norteamericano Thomas Leveritt. En 2014, transformó una cámara fotográfica normal en una cámara de ultravioletas capaz de hacer visibles los daños invisibles a simple vista. Algo así como un «ver para creer» con la ayuda de una tecnología a la que han denominado videografía UV, que enseña de forma interactiva, veraz y muy evidente los perjuicios que los rayos solares han causado en la piel y la importancia de utilizar fotoprotectores para prevenirlos y paliarlos. Bajo el título ‘¿Cómo te ve el sol?’, el vídeo muestra las reacciones de individuos de todas las edades y ambos sexos cuando observaban sus rostros bajo el espectro ultravioleta: manchas, irregularidades, pigmentaciones.
El experimento ha tenido impacto entre los adolescentes, que no son susceptibles al ultimátum de la salud, pero sí lo son a la amenaza de la fealdad. Al mostrarles que la radiación UV torna su piel más cetrina, áspera, arrugada y salpicada de manchas, no solo intelectualizan la importancia de fotoprotegerse, sino que lo asumen emocionalmente y actúan en consecuencia.
Este hecho es extrapolable a todos los rangos de edad. La idea funciona y va calando el mantra de queutilizar a diario un FPS (SPF) adecuado, «el índice que nos indica la capacidad del protector solar», es el mejor antiaging. Poco a poco, pasa de ser un eslogan muy oído y poco practicado a una obligación ineludible.
Si hay bronceado, hay daño
«El bronceado es un mecanismo de defensa frente a los rayos ultravioleta, cuyas radiaciones pueden alterar el ADN de las células, causando un daño acumulativo e irreversible, como el cáncer de piel», comenta Natalia Jiménez, dermatóloga del Grupo de Dermatología Pedro Jaén. ¿No existe el bronceado sano? «Se puede afirmar que el bronceado sano no existe», concluye la experta. Suena mal, fatal. ¿Significa esto la renuncia al sol? «No, supone que hay que ser muy aplicados en materia solar para minimizar los daños y sublimar los beneficios; escogiendo fotoprotectores personalizados al color y edad de la piel y con filtros multiactivos (que absorben la radiación ultravioleta) de última generación y renovar su aplicación. También evitar la sobreexposición en las horas centrales del día y utilizar gafas, sombreros de ala ancha y prendas con FPS incorporado».
La gran esperanza para los amantes del moreno inocuo está puesta en la fotoprotección sistémica, «moléculas, aún en fase de investigación, que permitirán tener una protección homogénea frente al sol, independientemente de cómo se aplique el producto y resistente al sudor, el agua, etc. La más aventajada es el Melanotan, que tendría un hipotético efecto protector en algunos tipos de cáncer de piel y enfermedades en las que el sol ejerce un papel desencadenante», concluye. Será algo así como broncearse desde dentro sin que los rayos UV intervengan en el proceso.