Qué es el suelo pélvico y cuáles son sus funciones
El suelo pélvico o periné es el conjunto de músculos, tejido conectivo (fascias) y órganos que ocupan la pelvis y cierran la parte baja del abdomen de hombres y mujeres.
- Sostiene todos los órganos pélvicos.
- Proporciona estabilidad lumbar.
- Interviene en la función sexual.
- Es fundamental para el control de los esfínteres, evitando escapes de orina, gases o heces y garantizando su correcta evacuación.
- También tiene una importante función reproductiva, ya que permite el paso del feto en el momento del parto.
“Es una de las estructuras más complejas del organismo humano. Forma una unidad en la que prácticamente todos los elementos están interrelacionados”, explica Jaime Sanz, ginecólogo y obstetra especialista en suelo pélvico de GINE4 en HM Hospitales.
El suelo pélvico se adapta a nuestros movimientos. Es un gran amortiguador. Los músculos del periné deben estar tónicos para proteger a las vísceras ante los esfuerzos y para cerrar los esfínteres cuando aumenta la presión abdominal al toser, saltar o correr, por ejemplo. También debe mantenerse elástico y flexible para permitirnos orinar y defecar, disfrutar de una sexualidad placentera y, en el caso de las mujeres, parir más fácilmente.
Por qué se debilita el suelo pélvico
La debilitación del suelo pélvico es una patología muy frecuente. Se estima que una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de disfunción a lo largo de su vida. “Se prevé un progresivo aumento de su prevalencia, hasta un 50 % en las próximas décadas, dado el envejecimiento de la población”, augura Sanz.
Son muchas las causas que explican la debilidad en el suelo pélvico, como apunta el especialista:
- Hay factores que no se pueden controlar, como la raza [es más frecuente en las personas caucásicas], la genética, problemas neurológicos o musculares y enfermedades del tejido conectivo.
- Existen otros que a menudo no pueden evitarse, como el embarazo y el parto, la menopausia, la radiación y la cirugía.
- Entre los que sí se pueden controlar están el estreñimiento, la obesidad, la alimentación y el tabaco (tanto la nicotina, que altera los tejidos musculares, como la tos crónica, influyen en el debilitamiento de la zona).
- Y existen otros factores extrínsecos al suelo pélvico, pero que pueden descompensarlo, como el envejecimiento, la mala movilidad o la ingesta de determinados fármacos.
En muchos casos, el trabajo que se realiza también puede conllevar un debilitamiento del suelo pélvico al aumentar la presión en el interior del abdomen, sobre todo, aquellos que implican carga, impacto u obliguen a permanecer muchas horas de pie.
Las profesiones en las que se utiliza de forma regular la musculatura pélvica, como los cantantes de ópera o los músicos de instrumentos de viento, por ejemplo, también son muy lesivas para esta estructura corporal.
Cómo saber si tengo el suelo pélvico debilitado
Tanto los hombres como las mujeres pueden sufrir el debilitamiento del suelo pélvico. Hay diversos signos que avisan de que existe una debilidad en la musculatura perineal. Ana Martín, integrante de la Comisión de Fisioterapia en Uroginecología-Obstetricia del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, enumera las señales de alarma más frecuentes en ambos sexos:
- Escapes de gases, orina e incluso heces, más recurrentes ante un aumento de presión intrabdominal al realizar un esfuerzo, estornudo o risa o ante movimientos rápidos inesperados.
- Aumento de la frecuencia miccional y, en ocasiones, con sensación de vaciado incompleto de la vejiga.
- Y debilidad a la hora de ir al baño, con chorro de la orina lento y sin fuerza.
Las mujeres pueden, además, “sentir presión en la zona vaginal, que a veces se acompaña de una sensación de pesadez al final del día y tener una sensación durante la menstruación de la caída de productos como el tampón o la copa menstrual”, observa Martín.
¿Y los hombres? “Es posible que tengan problemas de erección o eyaculación ante las relaciones sexuales, al igual que pueden perder cierta sensibilidad por presión durante las mismas”, resume la especialista.
Para Jaime Sanz, la mejor manera de afrontar cualquier disfunción del suelo pélvico es poner remedio a tiempo. “La incontinencia fecal y urinaria son problemas muy prevalentes que se asocian a un impacto significativo en la calidad de vida y que pueden conducir al aislamiento social. Detectarlo en un estadio inicial ayuda a controlarlo con mucha facilidad”, recomienda.
Disfunción del suelo pélvico, más frecuente en mujeres
Las mujeres tienden a sufrir más disfunciones en el suelo pélvico que los hombres. Anatómicamente presentan un periné más frágil y experimentan dos etapas únicas que contribuyen a este debilitamiento: el embarazo (y el parto) y la menopausia. “El embarazo supone un exceso de peso que tiene que ser soportado por el suelo pélvico durante toda la gestación. Se considera que el parto es el proceso con mayor traumatismo sobre esta estructura, debilitándolo y predisponiéndolo a determinados problemas”, precisa el ginecólogo y obstetra. Además, la disminución hormonal durante la menopausia debilita todos los tejidos que constituyen el suelo pélvico y favorece el desarrollo de determinadas patologías.
En estas situaciones, el abordaje fisioterapéutico es fundamental. “Durante el embarazo cobra especial importancia acudir en el tercer trimestre, ya que el bebé va aumentando cada vez más y provoca una mayor presión sobre el suelo pélvico y las vísceras. Dentro de la preparación hay que ganar fuerza de mantenimiento de las fibras musculares, al igual que integrar una activación con el transverso abdominal (músculo que se encuentra en la parte anterior y lateral del abdomen) y la respiración. Y durante el posparto, tras la cuarentena, acudir a una valoración de suelo pélvico nos ayuda a conocer su estado y poder fortalecer esta musculatura. No importa si ha sido parto vaginal o cesárea, la distensión abdominal del embarazo trae consigo alteraciones en la musculatura y pueden ser tratadas y guiadas para su pronta recuperación”, recomienda Ana Martín.
Los hombres también sufren este trastorno
Los varones también padecen debilitamiento del suelo pélvico, pero a veces les cuesta reconocer que sufren este trastorno. “Lamentablemente, gran parte de la población masculina desconoce aún que puede sufrir alguna disfunción asociada a la debilidad de la musculatura del suelo pélvico, pero existe un aumento de concienciación conforme avanza su edad, especialmente cuando se dirigen al urólogo para revisiones prostáticas”, advierte la fisioterapeuta.
Ainara Erraiz, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico en HM Hospitales, comparte esta opinión. “El suelo pélvico ha sido siempre un tema tabú, muchos pacientes no consultan por vergüenza o por desconocimiento de que existen posibles tratamientos. Existen problemas culturales y falsas ideas en la población que aún suponen un problema para el diagnóstico de estas patologías y que hacen que esté infradiagnosticada”, concreta la especialista.
La disfunción del suelo pélvico más común en los hombres es la incontinencia urinaria: afecta a uno de cada cuatro varones mayores de 40 años. En la mayoría de los casos está relacionada con una irregularidad en la próstata. La debilitación del periné produce dolor pélvico crónico, de testículos, pene o ingle, alteraciones en la función sexual o sensación de ocupación del recto. Acudir al urólogo y al fisioterapeuta si se aprecia cualquiera de estos indicios es fundamental.
Cuidado con estos deportes
La práctica de deportes de alto impacto contribuye a la debilitación del suelo pélvico. El running, el crossfit, la halterofilia, los deportes de raqueta, la gimnasia deportiva, el baloncesto, el voleibol, el jumping, la zumba y la equitación son algunos de los deportes más lesivos a corto o a medio plazo. “Los riesgos de practicar deportes de impacto están íntimamente relacionados con la debilidad del suelo pélvico, debido especialmente a la presión continua sobre la zona”, precisa Ana Martín.
Por eso, sugiere elegir otros deportes menos dañinos, como la natación, el yoga, el pilates, la marcha nórdica, el senderismo, el esquí de fondo o el patinaje. “No significa que debamos de renunciar a realizar un deporte de impacto, sino que deberíamos potenciar otros grupos musculares para prevenir que la presión vaya directa hacia nuestro suelo pélvico”, resalta Martín.
Y añade: “Lo más importante es mejorar la musculatura postural, en especial el transverso del abdomen, ya que una buena faja abdominal nos asiste ante las presiones sobre la cavidad pélvica”. Además, hay que realizar una respiración adecuada para prevenir empujes excesivos del diafragma. Existen otras recomendaciones específicas en función de la práctica deportiva, como usar un buen calzado que amortigüe el impacto de la pisada o practicar los ejercicios en terrenos menos inestables.