Baja el consumo de tabaco… en una parte de la población
El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre tendencias mundiales en el consumo de tabaco, publicado en noviembre de 2021, indica que en 2020 el número de mujeres fumadoras era de 231 millones. El grupo de edad con mayor prevalencia de consumo de tabaco entre las mujeres es el de 55 a 64 años.
En Europa, el 18 % de las mujeres siguen fumando, un porcentaje considerablemente superior al de cualquier otra región. Las mujeres europeas son las que más lentamente reducen el consumo de tabaco en el mundo. En todas las demás regiones de la OMS, las mujeres están en vías de disminuir al menos un 30 % las tasas para 2025.
Con perspectiva histórica, es cierto que la mujer se incorpora al consumo de tabaco más tarde que el hombre, condicionada por factores socioculturales relacionados con su incorporación al mundo laboral y el movimiento de igualdad de derechos. De hecho, la mayoría de los estudios epidemiológicos del siglo XX mostraron que enfermedades como el cáncer de pulmón o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) eran casi exclusivas del hombre. Pero la situación ha cambiado.
Los datos actuales de la OMS son coincidentes con las tendencias en España, donde el consumo de tabaco ha experimentado desde los años setenta del pasado siglo un significativo proceso de feminización, extendiéndose progresivamente entre mujeres de distintos niveles socioeconómicos y grupos de edad.
La prevalencia de tabaquismo en la mujer se ha incrementado en los países desarrollados y ello ha condicionado cambios en las enfermedades. Tanto el cáncer de pulmón como la EPOC, vinculados fundamentalmente al hábito de fumar, han pasado de ser enfermedades de varones a tener un incremento exponencial en mujeres. Además, sigue existiendo un claro sesgo de género en cuanto al diagnóstico.
Impacto del tabaco en las mujeres
Muchos médicos siguen asociando ambas patologías a un patrón masculino, sin tener en cuenta el aumento de tabaquismo en las mujeres. Este es un hecho muy preocupante, porque los últimos estudios científicos muestran con claridad una mayor vulnerabilidad de la mujer en cuanto a los efectos dañinos del tabaco. Los diferentes factores ligados a una mayor susceptibilidad a los efectos nocivos del humo son genéticos, hormonales y anatómicos.
- La predisposición genética de la mujer al daño pulmonar asociado al tabaco ha sido constatada por estudios entre familias de personas fumadoras y exfumadoras. Además, los hijos e hijas de madres fumadoras son más propensos a padecer problemas respiratorios como asma y EPOC.
- Adicionalmente, existen diferencias anatómicas en las vías aéreas, más estrechas que las de los hombres en proporción al tamaño de sus pulmones.
- Las diferencias hormonales también son significativas. Las mujeres fumadoras pueden tener un inicio más temprano de la menopausia. El tabaco disminuye los niveles de estrógenos en sangre, con lo que provoca un agravamiento de los síntomas de la menopausia y un empeoramiento de la osteoporosis con aumento del riesgo de fracturas sobre todo a nivel de cadera y columna vertebral.
En suma, las políticas de prevención y diagnóstico del tabaquismo deben mejorar en cuanto a posibles sesgos de género. Hay que evitar el entendimiento parcial y sesgado de los problemas de salud entre las mujeres, así como su invisibilización en enfermedades y problemas de salud tradicionalmente vistos como masculinos, como el cáncer de pulmón y la EPOC.